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A trece años del Quiaqueñazo

Martes, 20 de enero de 2015 10:13
VISTA DE LA CALLE CERCANA AL MUNICIPIO

La Quiaca (Corresponsal) Un pueblo que olvida su historia es un pueblo sin futuro, ya que está condenado sin remisión a repetirla. Este aforismo resulta incuestionable en todas las sociedades, nos sirve para darnos cuenta que nuestra memoria colectiva, a veces solo prefiere recordar aquello que solo creemos conveniente. El fin de semana último, transcurrieron 13 años del "Quiaqueñazo".

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La Quiaca (Corresponsal) Un pueblo que olvida su historia es un pueblo sin futuro, ya que está condenado sin remisión a repetirla. Este aforismo resulta incuestionable en todas las sociedades, nos sirve para darnos cuenta que nuestra memoria colectiva, a veces solo prefiere recordar aquello que solo creemos conveniente. El fin de semana último, transcurrieron 13 años del "Quiaqueñazo".

El día 16 de enero del 2002 por la mañana varios gremios y empleados municipales, cansados del mal trato recibido durante años por el entonces intendente Miguel Tito se autoconvocaron en la plaza central. Los hechos más graves se remontan a la soleada mañana del 17 de enero del mismo año, cuando una comunidad fastidiada de tanto atropello, malversación de fondos públicos, marcho hacia el Concejo Deliberante y luego al Municipio. La manifestación estaba compuesta por más de dos mil personas, una vez en el deliberante la gente exigió la presencia de los ediles Raúl Mogro, Luis Salinas, Francisca Gumiel y Cayo Cabrera, todos respondían al titismo. Sin embargo los empleados no supieron explicar donde podrían estar. Por lo tanto la gente opto por apostarse en las puertas del Municipio, Javier Calisaya se encontraba a cargo del ejecutivo, este último pidió solo dialogar con los referentes de los gremios, así transcurrieron las horas hasta pasado el mediodía. El contexto era de una ciudad con el índice más alto de desocupación, magros ingresos, los gremios estaban condicionados y desde el ejecutivo existía una fuerte persecución a empleados y dirigentes que se opusieran al gobierno peronista. La prensa local estaba condicionada al poder de turno.

En las primeras horas de la tarde se hizo presente el camión del cuartel de Bomberos, los uniformados utilizaron la presión del agua para disolver a los manifestantes, muchos optaron por retirarse. Sin embargo grupos de encapuchados ya estaban dentro del edificio municipal causando desmanes. Según testigos entrevistados por El Tribuno de Jujuy, no eran ciudadanos de esta localidad sino los propios seguidores de Tito, quienes estaban infiltrados entre la gente. "Estas personas nunca fueron identificadas, entraron hasta las oficinas donde había documentación y comenzaron a quemar papeles de sectores como Tesorería" señalaron. Queda el recuerdo de un ex funcionario de apellido Tarcaya, quien se arrojó desde la segunda planta por decisión propia, y luego terminó cobrando un juicio millonario a la comuna. La policía desbordada solo atinó a que no se incendie todo el edificio.

Casa por casa

Durante la tarde-noche, la gente aprovecho para desquitarse de todos los maltratos recibidos y se dirigió al domicilio de los concejales, allí causaron destrozos en el frente de sus viviendas, además de pedirles que renuncien. Luego la manifestación de poco comenzó a desintegrarse, y la ciudad durmió en un clima de violencia

Detenidos

Al día siguiente del 17, al igual que en la época del régimen de facto, personal policial que eran transportados en una camioneta de alta gama. Comenzaron a "levantar" gente de la vía pública, "el chofer del rodado era un empleado de Tito quien a dedo comenzó a sindicar a los supuestos culpables" relataron los testigos. Se llevaron a 21 personas detenidas e incomunicadas, muchas de ellas ni siquiera estuvieron presentes en la movilización, solo eran dirigentes. Estuvieron treinta días presos, nunca la justicia jujeña pudo comprobar los cargos de los cuales eran acusados.

Nunca más

La actual concejala del Frente para la Victoria, Luisa Gutiérrez, quien fue una de las personas detenidas en su domicilio, sin haber participado en los sucesos, se refirió a esa fatídica jornada, "el pueblo se manifestó por toda la crueldad con que fuimos tratados por Miguel Tito y todos sus secuaces. La violencia fue generada por sus propios seguidores, los quiaqueños somos pacíficos. La gente debe tener memoria y no olvidar, lo mismo ocurrió el 6 de junio del 2008, a este señor le gusta crear caos y violencia, Son otros tiempos y la población goza de sus derechos a pleno, espero nunca más se repitan estos sucesos" sostuvo. Por otra parte desde la Secretaria de Derechos Humanos del Municipio a cargo de Mariela Chiri, también se pronunciaron al respecto, "hoy nuestro presente nos invita a reflexionar y repensar. Es necesario hacer memoria, levantar la voz y evitar gestiones nefastas, todos juntos evocando un espíritu democrático y solidario" concluyeron.