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Son 39 los cuerpos encontrados

Domingo, 25 de enero de 2015 00:00
En sólo dos meses desde que se organizaron, acicateados por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, los familiares de desaparecidos en el municipio de Iguala, estado de Guerrero, organizaron un padrón de 235 personas que se presumen muertas por las bandas criminales y hallaron 39 cuerpos en fosas de la zona.
El detonante de la organización fue la desaparición y presunto asesinato de los estudiantes rurales de Ayotzinapa, ocurrida en Iguala en la noche del 26 al 27 de septiembre último, que según la investigación de la Procuraduría General de la República (PGR), fueron detenidos por policías de Iguala, por orden del entonces intendente José Luis Abarca, y luego entregados al cartel Guerreros Unidos, que se supone los asesinó e hizo desaparecer.
Cuando los miembros de la Unión de los Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (Upoeg) llegó a Iguala para forzar la búsqueda de los 43 normalistas se encontraron con una población atemorizada, con gran cantidad de víctimas, y los incitaron a organizarse.
Los hallazgos en esos días de varias fosas con restos óseos, que fueron dejadas de lado porque eran previas al episodio de los estudiantes de Ayotzinapa fue determinante para que unos cuántos vencieran el miedo y comenzaran a organizarse en el Frente Igualteco por la Dignidad y el Respeto a la Vida.
Lenta y progresivamente comenzó a confeccionarse un padrón de víctimas de la violencia en Iguala, en una actividad que tiene como epicentro la Parroquia de San Gerardo, a pocas cuadras del zócalo igualteco, luego de que los familiares decidieran subir a las montañas que rodean la ciudad para buscar nuevas fosas con sus propias herramientas y manos.
A pesar de las voluntades, un informe revela que la búsqueda no cuenta con recursos suficientes, ni materiales ni humanos, además de que reconoce que todo el trabajo se ha hecho con la colaboración de las familias, quienes han aportado información valiosa para los hallazgos.

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En sólo dos meses desde que se organizaron, acicateados por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, los familiares de desaparecidos en el municipio de Iguala, estado de Guerrero, organizaron un padrón de 235 personas que se presumen muertas por las bandas criminales y hallaron 39 cuerpos en fosas de la zona.
El detonante de la organización fue la desaparición y presunto asesinato de los estudiantes rurales de Ayotzinapa, ocurrida en Iguala en la noche del 26 al 27 de septiembre último, que según la investigación de la Procuraduría General de la República (PGR), fueron detenidos por policías de Iguala, por orden del entonces intendente José Luis Abarca, y luego entregados al cartel Guerreros Unidos, que se supone los asesinó e hizo desaparecer.
Cuando los miembros de la Unión de los Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (Upoeg) llegó a Iguala para forzar la búsqueda de los 43 normalistas se encontraron con una población atemorizada, con gran cantidad de víctimas, y los incitaron a organizarse.
Los hallazgos en esos días de varias fosas con restos óseos, que fueron dejadas de lado porque eran previas al episodio de los estudiantes de Ayotzinapa fue determinante para que unos cuántos vencieran el miedo y comenzaran a organizarse en el Frente Igualteco por la Dignidad y el Respeto a la Vida.
Lenta y progresivamente comenzó a confeccionarse un padrón de víctimas de la violencia en Iguala, en una actividad que tiene como epicentro la Parroquia de San Gerardo, a pocas cuadras del zócalo igualteco, luego de que los familiares decidieran subir a las montañas que rodean la ciudad para buscar nuevas fosas con sus propias herramientas y manos.
A pesar de las voluntades, un informe revela que la búsqueda no cuenta con recursos suficientes, ni materiales ni humanos, además de que reconoce que todo el trabajo se ha hecho con la colaboración de las familias, quienes han aportado información valiosa para los hallazgos.

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