Los integrantes de los pesebres que participaron del Encuentro Provincial, por su número, ayer venían adorando desde calle Gorriti e Independencia. Sin embargo en la avenida 19 de Abril esperaban en gran número hasta que les llegara el turno de avanzar. Todos tenían entre su formación: jóvenes más grandes, en su mayoría varones que oficiaban de músicos, quienes les daban vida a los villancicos que hacía el repertorio ajustado a la coreografía de cada grupo. Todos se diferenciaban por su vestimenta. La mayoría optó por opciones que le daban frescura a los pequeños: pantalones cortos y remeras de vivos colores, mientras algunos optaban por las remeras que ya tenían estampada la identificación de cada pesebre y su origen.
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Los integrantes de los pesebres que participaron del Encuentro Provincial, por su número, ayer venían adorando desde calle Gorriti e Independencia. Sin embargo en la avenida 19 de Abril esperaban en gran número hasta que les llegara el turno de avanzar. Todos tenían entre su formación: jóvenes más grandes, en su mayoría varones que oficiaban de músicos, quienes les daban vida a los villancicos que hacía el repertorio ajustado a la coreografía de cada grupo. Todos se diferenciaban por su vestimenta. La mayoría optó por opciones que le daban frescura a los pequeños: pantalones cortos y remeras de vivos colores, mientras algunos optaban por las remeras que ya tenían estampada la identificación de cada pesebre y su origen.
Es que llegaron desde Humahuaca, Guerrero, Reyes, Libertador, El Carmen, Monterrico, y otras localidades además de los barrios capitalinos de Alto Comedero, Luján, Moreno, Chijra, Campo Verde, Belgrano, y otros tantos
En el caso del pesebre “Niño del Milagro”, de Ledesma, integrado por niños y jóvenes de hasta 30 años del barrio Patricias Argentinas, quienes adoran desde hace seis años por iniciativa de los vecinos que se unieron para seguir con la tradición, pese a egresar de otros grupos. Según Casilda Flores, ellos suman 140 pero representaron en el encuentro un grupo, y lo hacen desde hace cinco años, impulsados por Alicia Valderrama.
La mayoría de los grupos tenían jóvenes músicos que aprendieron instrumentos para seguir siendo parte, luego de adorar por años.
El pesebre “Una estrellita en mi corazón” de Guerrero, se inició hace 16 años y está en manos de Ana María Olmos y ahora lo sigue su hija Carina Domínguez, y pasó de tener 35 niños a más de medio centenar con una banda de 20 niños. “Nuestra fe nos llevó hacer esto”, afirmó Carina.
Mientras, Nicolás Chañi del pesebre “Los pastores de Jesús”, de Villa Jardín de Reyes, explicó que el mismo fue creado hace quince años creado por su madre, con 30 integrantes y 15 músicos, con una imagen que proviene de Cuzco.
Desde Monterrico, Victoria Santos trajo un grupo de pequeños adoradores quienes honran con su danza, a un Niño que fuera traído de Bolivia de donde es originaria ella, por lo que se esmeró en bordar y coser los trajes coloridos y sombrero de los pequeños que emulan a los “chapacos” de Tarija. Adoraron durante los cuatro últimos años, y antes que eso otros diez, debido a que Victoria debió trasladarse a Mendoza.
Todos eran guiados por lo jóvenes de la Pastoral juvenil que se esforzaron por acompañarlos por horas.