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Proyecto escolar permite reeditar un ancestral rito

Lunes, 02 de noviembre de 2015 01:30
<div>ORGULLOSOS / LOS NIÑOS JUNTO A UNA DE LAS MAESTRAS, SE MOSTRARON CONTENTOS LUEGO VER LAS OFRENDAS TERMINADAS.&nbsp;</div><div>
SAN PEDRO (Corresponsal) Tal como fue transmitido por sus ancestros, las nuevas generaciones saben que para el Día de todos los santos, las almas de sus muertos comienzan a volver al mundo y llegan a sus hogares. Por eso preparan las ofrendas, alimentos y bebidas para esperarlos. Paralelamente al ancestral ritual, hacen rezar responso y la misa para el difunto, encienden velas a las imágenes veneradas en el hogar, rezan el Santo Rosario en el velatorio de las ofrendas, visitan las tumbas donde, además de elevar oraciones, dejan coronas confeccionadas con flores de papel crepé o plástico y completan la ornamentación con flores naturales.
El sello original de cada familia está en el amasado, armado y horneado de los llamados "turcos", figuras humanas hechas de pan, pintadas y ornamentadas, también los ángeles, los animales, entre otras figuras.
En ese sentido, dando muestras de un fuerte compromiso y viendo la necesidad de que los niños compartan experiencias concretas significativas donde pongan en juego todas sus capacidades, enriqueciendo tal experiencia con el acompañamiento, no sólo del docente sino de las familias con las que viven, las docentes Eva Rojas y Gladis Harika de 2º y 3º B de la escuela Nº 338 de El Piquete, elaboraron el proyecto denominado, "En familia, preparamos ofrendas para nuestros difuntos", que contó con la anuencia de directivos y el beneplácito de los padres.
El proyecto tuvo como objetivo que los niños compartan la experiencia de preparar ofrendas y aprendan más sobre el rito.
Otro de los puntos destacados por las docentes, fue el hecho de que la tradición de preparar las ofrendas de pan para la mesa donde se recibirá a las almas de los difuntos familiares y amistades, es un evento propicio para desarrollar tal aprendizaje.
Amasado, armado y cocción
Durante la realización del mismo se puso en juego la interdisciplinariedad en todas las actividades y una evaluación final concreta, ya que los niños pudieron efectuar el listado necesario de ingredientes y cantidades, la gestión para conseguirlos, la planificación de tiempos y espacios para llevar a cabo la preparación, como el amasado, levado, armado y cocinado en horno de barro de las figuras en pan dulce y salado. Al mismo tiempo se reunió material relacionado con la costumbre ancestral, oral y escrita y se confrontó con soportes audiovisuales.
La copiosa lluvia que se hizo sentir en toda la jornada, no fue un obstáculo y no interfirió en el gran entusiasmo de los niños, quienes con un rico bagaje de imaginación realizaron figuras dulces y saladas, ataviándolas con coloridas masas y confites. Claro está que las docentes y madres se sumaron con singular algarabía pasando a ser también protagonistas del proyecto, llenando luego las bandejas preparadas para esta ocasión.
Todo lo que se abría ante los ojos, desde esas figuras que parecían cobrar vida en las manitas de los pequeños, hasta las que surgían de las manos de las madres, la leña dispuesta cerca del horno del barro, el encendido, las prolija colocación en las bandejas, todo atraía la atención, aún hasta el mínimo detalle.
Cuando el horno alcanzó la temperatura ideal, comenzó el desfile de los niños llevando las bandejas, aguardando impacientes y expectantes la salida de los panes.
Mientras caía la lluviosa tarde los niños y sus familiares regresaron a sus hogares cargando en sus mochilas "el tesoro" creado por ellos para honrar a sus difuntos y pudo verse en sus rostros, la felicidad de haber vivido la "experiencia de crear" en un ámbito propicio y familiar.
En diálogo con El Tribuno de Jujuy, la docente de 3º B, Gladis Harika, expresó su satisfacción por el logro de los objetivos planificados en el proyecto. "Fue una experiencia muy rica, sentí una inmensa alegría al ver el entusiasmo de los niños y de su familia. No ha sido sólo el hecho de compartir una tarde donde se amasó y coció el pan, sino que se compartieron experiencias de vida trayendo al presente la presencia de quienes ya no están físicamente junto a ellos, y vivieron una de las tantas pero muy particulares maneras de respetar su memoria" dijo.
Las ofrendas
Uno de los aspectos místicos de los pueblos andinos es la veneración y respeto que sienten por sus difuntos. Una costumbre que hunde sus raíces en la cultura precolombina y precristiana. Esta práctica milenaria la realizan los descendientes de la cultura andina en el rito de las ofrendas que se realiza el Día de todos los santos y de los fieles difuntos. Se trata de un ritual que permaneció en las comunidades andinas, pero por mucho tiempo estuvo oculto hasta el siglo pasado cuando fueron recuperando su identidad ancestral.
Por diversos motivos, en toda América, las familias emigraron llevando con ellos su impronta y la diversificaron en los nuevos lugares donde se afincaron, es por ello que en la actualidad la festividad de Todos los Santos es una pausa agradable en el rutinario y agitado trajín de las familias jujeñas, porque esta celebración les permite ir encontrándose imaginariamente con sus seres queridos.

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SAN PEDRO (Corresponsal) Tal como fue transmitido por sus ancestros, las nuevas generaciones saben que para el Día de todos los santos, las almas de sus muertos comienzan a volver al mundo y llegan a sus hogares. Por eso preparan las ofrendas, alimentos y bebidas para esperarlos. Paralelamente al ancestral ritual, hacen rezar responso y la misa para el difunto, encienden velas a las imágenes veneradas en el hogar, rezan el Santo Rosario en el velatorio de las ofrendas, visitan las tumbas donde, además de elevar oraciones, dejan coronas confeccionadas con flores de papel crepé o plástico y completan la ornamentación con flores naturales.
El sello original de cada familia está en el amasado, armado y horneado de los llamados "turcos", figuras humanas hechas de pan, pintadas y ornamentadas, también los ángeles, los animales, entre otras figuras.
En ese sentido, dando muestras de un fuerte compromiso y viendo la necesidad de que los niños compartan experiencias concretas significativas donde pongan en juego todas sus capacidades, enriqueciendo tal experiencia con el acompañamiento, no sólo del docente sino de las familias con las que viven, las docentes Eva Rojas y Gladis Harika de 2º y 3º B de la escuela Nº 338 de El Piquete, elaboraron el proyecto denominado, "En familia, preparamos ofrendas para nuestros difuntos", que contó con la anuencia de directivos y el beneplácito de los padres.
El proyecto tuvo como objetivo que los niños compartan la experiencia de preparar ofrendas y aprendan más sobre el rito.
Otro de los puntos destacados por las docentes, fue el hecho de que la tradición de preparar las ofrendas de pan para la mesa donde se recibirá a las almas de los difuntos familiares y amistades, es un evento propicio para desarrollar tal aprendizaje.
Amasado, armado y cocción
Durante la realización del mismo se puso en juego la interdisciplinariedad en todas las actividades y una evaluación final concreta, ya que los niños pudieron efectuar el listado necesario de ingredientes y cantidades, la gestión para conseguirlos, la planificación de tiempos y espacios para llevar a cabo la preparación, como el amasado, levado, armado y cocinado en horno de barro de las figuras en pan dulce y salado. Al mismo tiempo se reunió material relacionado con la costumbre ancestral, oral y escrita y se confrontó con soportes audiovisuales.
La copiosa lluvia que se hizo sentir en toda la jornada, no fue un obstáculo y no interfirió en el gran entusiasmo de los niños, quienes con un rico bagaje de imaginación realizaron figuras dulces y saladas, ataviándolas con coloridas masas y confites. Claro está que las docentes y madres se sumaron con singular algarabía pasando a ser también protagonistas del proyecto, llenando luego las bandejas preparadas para esta ocasión.
Todo lo que se abría ante los ojos, desde esas figuras que parecían cobrar vida en las manitas de los pequeños, hasta las que surgían de las manos de las madres, la leña dispuesta cerca del horno del barro, el encendido, las prolija colocación en las bandejas, todo atraía la atención, aún hasta el mínimo detalle.
Cuando el horno alcanzó la temperatura ideal, comenzó el desfile de los niños llevando las bandejas, aguardando impacientes y expectantes la salida de los panes.
Mientras caía la lluviosa tarde los niños y sus familiares regresaron a sus hogares cargando en sus mochilas "el tesoro" creado por ellos para honrar a sus difuntos y pudo verse en sus rostros, la felicidad de haber vivido la "experiencia de crear" en un ámbito propicio y familiar.
En diálogo con El Tribuno de Jujuy, la docente de 3º B, Gladis Harika, expresó su satisfacción por el logro de los objetivos planificados en el proyecto. "Fue una experiencia muy rica, sentí una inmensa alegría al ver el entusiasmo de los niños y de su familia. No ha sido sólo el hecho de compartir una tarde donde se amasó y coció el pan, sino que se compartieron experiencias de vida trayendo al presente la presencia de quienes ya no están físicamente junto a ellos, y vivieron una de las tantas pero muy particulares maneras de respetar su memoria" dijo.
Las ofrendas
Uno de los aspectos místicos de los pueblos andinos es la veneración y respeto que sienten por sus difuntos. Una costumbre que hunde sus raíces en la cultura precolombina y precristiana. Esta práctica milenaria la realizan los descendientes de la cultura andina en el rito de las ofrendas que se realiza el Día de todos los santos y de los fieles difuntos. Se trata de un ritual que permaneció en las comunidades andinas, pero por mucho tiempo estuvo oculto hasta el siglo pasado cuando fueron recuperando su identidad ancestral.
Por diversos motivos, en toda América, las familias emigraron llevando con ellos su impronta y la diversificaron en los nuevos lugares donde se afincaron, es por ello que en la actualidad la festividad de Todos los Santos es una pausa agradable en el rutinario y agitado trajín de las familias jujeñas, porque esta celebración les permite ir encontrándose imaginariamente con sus seres queridos.

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