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Salir del temido cáncer de mama, contado en primera persona

Miércoles, 04 de noviembre de 2015 01:30
Cuando un diagnóstico médico llega suele preocupar, y si se trata de cáncer el temor parece inevitable. La experiencia vivida por una paciente que logró superar el cáncer de mama y de útero simultáneamente, merece ser contada para lograr que las mujeres lleguen a control, con ello a la detección precoz, y si la padecen, sepan que se puede superar la enfermedad.
Llegar al diagnóstico no es fácil para ninguna mujer. Justo después del Día de la madre, un diagnóstico positivo de cáncer cambió la vida de Cristina Rodríguez en un consultorio jujeño como tantos otros donde le dieron la impactante noticia. Padecía de cáncer de mama y de útero, ambas en el mismo momento y la cirugía era inminente, sólo una semana después debían operarla, con lo cual un estado de shock se apoderó de ella.
"Van a ser dos años de la operación pero yo me siento sana. Lo que más me dio fuerzas fue el entorno familiar y la actitud porque sino, no se puede", comentó Cristina Rodríguez, una joven profesional jujeña, con un gesto de tranquilidad, mientras compartía su testimonio con El Tribuno de Jujuy sobre los difíciles momentos.
Alguien le dijo que la fortaleza estaba en sí misma antes que la familia, y lo destacó porque su experiencia le demostró que así era. Sucede que afortunadamente el diagnóstico arrojó que el cáncer estaba relacionado y encapsulado, y luego de la operación en la que se le extirpó todo, tuvo que seguir a rajatabla el tratamiento y logró superarlo. Actualmente sólo asiste a controles bimensuales.
Los primeros momentos no fueron los mejores, el temor a que fuera un tumor maligno, al igual que la tensa espera fue lo más difícil que afrontó.
"En principio fue shockeante, la quimio para mí era mala palabra y el médico me dijo que era mi aliada, y fue así", recordó, agradecida de no haber padecido mucho los efectos, más que la caída del cabello que le impactó. Sin embargo buscó en una página web sus dudas, testimonios, hasta cómo usar un turbante o animarse a usar peluca.
"Yo nunca pensé en la muerte, también me ayudó que empecé a ver a personas que también habían pasado por eso", recordó Cristina. Explicó que en ese momento el médico le dijo que tenía que ser buena paciente y lo fue ya que empezó con la quimioterapia, y siguió todo lo que pedía al considerar que era impensado no cumplir.
De hecho, le impactó luego saber que algunos pacientes no lo hacían, y por el contrario no sólo siguió el tratamiento sino que procuró no aislarse, dejar por un tiempo el trabajo y afrontar la enfermedad con una actitud positiva, que cree le ayudó a recuperarse.
Por eso enfatizó en que antes no se había hecho los controles de rutina, en especial el Papanicolau (PAP). Y los síntomas la habían tomado por sorpresa, una sensación de hinchazón, pesadez y luego algo en el pecho con lo cual devino la consulta y fue la primera vez que se hizo una mamografía, a los 41 años.
Es por ello que destacó la necesidad de cuidarse con la detección y controlarse, de modo de lograr la detección precoz a fin de mejorar el pronóstico y la supervivencia de los casos de cáncer de mama, ya que estos estudios siguen siendo clave en la lucha contra el cáncer, que es el mensaje que quiso dar al compartir su experiencia.
Sucede que el cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres en la mayoría de los países desarrollados y en Argentina, sin embargo en Jujuy es el segundo luego del cáncer de útero, pero diagnosticado en fases tempranas es curable en la gran mayoría de casos. Aunque suele ir en aumento, la esperanza de vida también y es que el cáncer ha dejado de ser sinónimo de muerte. La clave está en llegar al diagnóstico temprano mediante controles femeninos periódicos, la mamografía y de la mano del PAP.
"Fue para reflexionar y valorar las pequeñas cosas que una tiene"
Con el cáncer, la vida de Cristina Rodríguez, tuvo un antes y un después. "A nivel personal me costó que mis amigos sepan que tenía cáncer, y fue para reflexionar y valorar las pequeñas cosas que una tiene, aprendía vivir el día a día no tanto al tener porque uno no se lleva nada. Dios me dio personas que realmente me fortalecían, que ya habían superado esto", afirmó continuando con su testimonio, quien al ser soltera se apoyó en su familia en los peores tiempos.
La experiencia le aportó otra mirada de la vida, por lo que ahora quiere ayudar a otras personas con lo cual se acercó a la Fundación ARS no sólo en donar medicamentos y su peluca al banco creado para ese fin, sino compartir las experiencias y dar fuerzas a otra persona que esté pasando por lo mismo.
Comenzó alentando a una excompañera y a un pariente de sus padres, a quienes les pudo transmitir su experiencia y les indicó que el poder está en uno ya que se trata de un momento de aprendizaje interno.
La contención fue clave, le permitió identificarse y aprender, en el grupo de contención que duró unos meses, ya que más allá de los amigos conocer a personas que ya vivieron eso fue esperanzador porque podía ver a otras personas que ya habían recuperado su cabello. Sin embargo, tuvieron que atravesar una pérdida de una de las compañeras que tuvo metástasis, y pese a ello aprendió más de los casos de recuperación.
Otro de los cambios que incorporó a su vida en esta fase fue su alimentación por una más sana, con menos carne y azúcar, y más frutas y verduras. Actualmente pudo volver a su trabajo tras un tiempo en que dejó para dedicarse a su recuperación.
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Cuando un diagnóstico médico llega suele preocupar, y si se trata de cáncer el temor parece inevitable. La experiencia vivida por una paciente que logró superar el cáncer de mama y de útero simultáneamente, merece ser contada para lograr que las mujeres lleguen a control, con ello a la detección precoz, y si la padecen, sepan que se puede superar la enfermedad.
Llegar al diagnóstico no es fácil para ninguna mujer. Justo después del Día de la madre, un diagnóstico positivo de cáncer cambió la vida de Cristina Rodríguez en un consultorio jujeño como tantos otros donde le dieron la impactante noticia. Padecía de cáncer de mama y de útero, ambas en el mismo momento y la cirugía era inminente, sólo una semana después debían operarla, con lo cual un estado de shock se apoderó de ella.
"Van a ser dos años de la operación pero yo me siento sana. Lo que más me dio fuerzas fue el entorno familiar y la actitud porque sino, no se puede", comentó Cristina Rodríguez, una joven profesional jujeña, con un gesto de tranquilidad, mientras compartía su testimonio con El Tribuno de Jujuy sobre los difíciles momentos.
Alguien le dijo que la fortaleza estaba en sí misma antes que la familia, y lo destacó porque su experiencia le demostró que así era. Sucede que afortunadamente el diagnóstico arrojó que el cáncer estaba relacionado y encapsulado, y luego de la operación en la que se le extirpó todo, tuvo que seguir a rajatabla el tratamiento y logró superarlo. Actualmente sólo asiste a controles bimensuales.
Los primeros momentos no fueron los mejores, el temor a que fuera un tumor maligno, al igual que la tensa espera fue lo más difícil que afrontó.
"En principio fue shockeante, la quimio para mí era mala palabra y el médico me dijo que era mi aliada, y fue así", recordó, agradecida de no haber padecido mucho los efectos, más que la caída del cabello que le impactó. Sin embargo buscó en una página web sus dudas, testimonios, hasta cómo usar un turbante o animarse a usar peluca.
"Yo nunca pensé en la muerte, también me ayudó que empecé a ver a personas que también habían pasado por eso", recordó Cristina. Explicó que en ese momento el médico le dijo que tenía que ser buena paciente y lo fue ya que empezó con la quimioterapia, y siguió todo lo que pedía al considerar que era impensado no cumplir.
De hecho, le impactó luego saber que algunos pacientes no lo hacían, y por el contrario no sólo siguió el tratamiento sino que procuró no aislarse, dejar por un tiempo el trabajo y afrontar la enfermedad con una actitud positiva, que cree le ayudó a recuperarse.
Por eso enfatizó en que antes no se había hecho los controles de rutina, en especial el Papanicolau (PAP). Y los síntomas la habían tomado por sorpresa, una sensación de hinchazón, pesadez y luego algo en el pecho con lo cual devino la consulta y fue la primera vez que se hizo una mamografía, a los 41 años.
Es por ello que destacó la necesidad de cuidarse con la detección y controlarse, de modo de lograr la detección precoz a fin de mejorar el pronóstico y la supervivencia de los casos de cáncer de mama, ya que estos estudios siguen siendo clave en la lucha contra el cáncer, que es el mensaje que quiso dar al compartir su experiencia.
Sucede que el cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres en la mayoría de los países desarrollados y en Argentina, sin embargo en Jujuy es el segundo luego del cáncer de útero, pero diagnosticado en fases tempranas es curable en la gran mayoría de casos. Aunque suele ir en aumento, la esperanza de vida también y es que el cáncer ha dejado de ser sinónimo de muerte. La clave está en llegar al diagnóstico temprano mediante controles femeninos periódicos, la mamografía y de la mano del PAP.
"Fue para reflexionar y valorar las pequeñas cosas que una tiene"
Con el cáncer, la vida de Cristina Rodríguez, tuvo un antes y un después. "A nivel personal me costó que mis amigos sepan que tenía cáncer, y fue para reflexionar y valorar las pequeñas cosas que una tiene, aprendía vivir el día a día no tanto al tener porque uno no se lleva nada. Dios me dio personas que realmente me fortalecían, que ya habían superado esto", afirmó continuando con su testimonio, quien al ser soltera se apoyó en su familia en los peores tiempos.
La experiencia le aportó otra mirada de la vida, por lo que ahora quiere ayudar a otras personas con lo cual se acercó a la Fundación ARS no sólo en donar medicamentos y su peluca al banco creado para ese fin, sino compartir las experiencias y dar fuerzas a otra persona que esté pasando por lo mismo.
Comenzó alentando a una excompañera y a un pariente de sus padres, a quienes les pudo transmitir su experiencia y les indicó que el poder está en uno ya que se trata de un momento de aprendizaje interno.
La contención fue clave, le permitió identificarse y aprender, en el grupo de contención que duró unos meses, ya que más allá de los amigos conocer a personas que ya vivieron eso fue esperanzador porque podía ver a otras personas que ya habían recuperado su cabello. Sin embargo, tuvieron que atravesar una pérdida de una de las compañeras que tuvo metástasis, y pese a ello aprendió más de los casos de recuperación.
Otro de los cambios que incorporó a su vida en esta fase fue su alimentación por una más sana, con menos carne y azúcar, y más frutas y verduras. Actualmente pudo volver a su trabajo tras un tiempo en que dejó para dedicarse a su recuperación.

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