El flamante presidente Mauricio Macri, participó ayer junto a todo su gabinete de una celebración interreligiosa en la Catedral Metropolitana, donde abogó por una "Patria más inclusiva y solidaria", y una Nación "comprometida con la verdad y la Justicia".
Durante la ceremonia que presidió el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, Macri leyó una oración ante todos los presentes y se pronunció a favor del "diálogo" y en "remover la confianza para que podamos consolidar con fe y firmeza una Nación comprometida con la verdad y la justicia".
Acompañado por la primera dama, Juliana Awada, también se expresó a favor de actuar contra los "flagelos que afligen a los más vulnerables y desprotegidos" y que "las decisiones promuevan el bienestar general por sobre los intereses particulares". En esa oración, pronunciada ante los referentes de diferentes credos, como de la Iglesia Anglicana Argentina y la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas, se habló a favor de "un crecimiento equitativo" y de ser "capaces de construir una patria más inclusiva y solidaria, con igualdad de oportunidades y un futuro mejor para todos".
Macri pidió a Dios que él y su gabinete puedan ser "instrumento de concordia y de paz, para que practiquemos el diálogo y el respeto en el disenso y aceptemos la diversidad que incluye y enriquece".
En tanto, el cardenal primado de la Argentina solicitó a Dios: "Atiende nuestros ruegos por la Patria, para que la sabiduría de los gobernantes y la honestidad de sus ciudadanos robustezcan la concordia y la justicia, y podamos vivir en la paz y el progreso constante". Monseñor Poli recordó la convocatoria del papa Francisco al Año Santo de la Misericordia, para reflexionar sobre las obras de misericordia corporales y espirituales como "un modo de despertar nuestra conciencia aletargada sobre el drama de la pobreza". "Imitar a Dios misericordioso es inclinarse ante los pobres, mirarlos desde abajo y no desde arriba. Los que no tienen voz, los que se caen del sistema, los más pequeños", manifestó.
También citó una oda a la Patria de Jorge Luis Borges, en la que el escritor asegura que "nadie es la Patria, pero la Patria somos todos".
El presidente Mauricio Macri que llegó acompañado por todo su gabiente, fue recibido en la explanada de la catedral por el rector del templo, presbítero Alejandro Russo, y saludado en la puerta por el cardenal Poli y el secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Carlos Humberto Malfa.
Mientras que el flamante mandatario, junto a la vicepresidenta Gabriela Michetti y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tributaron en el mausoleo del templo un homenaje al General José de San Martín.
Tras la oración del primer mandatario, meditaron, según sus creencias, el arzobispo de la Iglesia ortodoxa griega, monseñor Tarasios de Buenos Aires, primado y exarca de Sudamérica y el rabino Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano en Buenos Aires.
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El flamante presidente Mauricio Macri, participó ayer junto a todo su gabinete de una celebración interreligiosa en la Catedral Metropolitana, donde abogó por una "Patria más inclusiva y solidaria", y una Nación "comprometida con la verdad y la Justicia".
Durante la ceremonia que presidió el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, Macri leyó una oración ante todos los presentes y se pronunció a favor del "diálogo" y en "remover la confianza para que podamos consolidar con fe y firmeza una Nación comprometida con la verdad y la justicia".
Acompañado por la primera dama, Juliana Awada, también se expresó a favor de actuar contra los "flagelos que afligen a los más vulnerables y desprotegidos" y que "las decisiones promuevan el bienestar general por sobre los intereses particulares". En esa oración, pronunciada ante los referentes de diferentes credos, como de la Iglesia Anglicana Argentina y la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas, se habló a favor de "un crecimiento equitativo" y de ser "capaces de construir una patria más inclusiva y solidaria, con igualdad de oportunidades y un futuro mejor para todos".
Macri pidió a Dios que él y su gabinete puedan ser "instrumento de concordia y de paz, para que practiquemos el diálogo y el respeto en el disenso y aceptemos la diversidad que incluye y enriquece".
En tanto, el cardenal primado de la Argentina solicitó a Dios: "Atiende nuestros ruegos por la Patria, para que la sabiduría de los gobernantes y la honestidad de sus ciudadanos robustezcan la concordia y la justicia, y podamos vivir en la paz y el progreso constante". Monseñor Poli recordó la convocatoria del papa Francisco al Año Santo de la Misericordia, para reflexionar sobre las obras de misericordia corporales y espirituales como "un modo de despertar nuestra conciencia aletargada sobre el drama de la pobreza". "Imitar a Dios misericordioso es inclinarse ante los pobres, mirarlos desde abajo y no desde arriba. Los que no tienen voz, los que se caen del sistema, los más pequeños", manifestó.
También citó una oda a la Patria de Jorge Luis Borges, en la que el escritor asegura que "nadie es la Patria, pero la Patria somos todos".
El presidente Mauricio Macri que llegó acompañado por todo su gabiente, fue recibido en la explanada de la catedral por el rector del templo, presbítero Alejandro Russo, y saludado en la puerta por el cardenal Poli y el secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Carlos Humberto Malfa.
Mientras que el flamante mandatario, junto a la vicepresidenta Gabriela Michetti y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tributaron en el mausoleo del templo un homenaje al General José de San Martín.
Tras la oración del primer mandatario, meditaron, según sus creencias, el arzobispo de la Iglesia ortodoxa griega, monseñor Tarasios de Buenos Aires, primado y exarca de Sudamérica y el rabino Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano en Buenos Aires.