Sindicatos e indígenas de Ecuador realizaron una marcha nacional en contra de las políticas del presidente Rafael Correa, quien rechazó los cuestionamientos bajo el argumento de que su gobierno fue "el más pro obrero" de la historia del país.
Bajo una fuerte lluvia, representantes de gremios y de la influyente Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador marcharon por Quito para protestar contra las reformas al Código del Trabajo, el proyecto de Ley de Tierras y el acuerdo comercial con la Unión Europea.
También rechazaron las enmiendas constitucionales y la reciente sobretasa arancelaria que se estableció a un tercio de las importaciones, que consideran un "paquetazo económico". "No es posible que mientras se incrementa 14 dólares al salario básico unificado de los trabajadores del sector privado, se ponga el 45 por ciento de los aranceles", dijo el presidente de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres, Pablo Serrano.
Otros grupos y reivindicaciones se sumaron a la marcha, como la "persecución" a humoristas, la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní e incluso un programa para prevenir el embarazo adolescente con tinte conservador.
Correa rechazó los motivos de la protesta asegurando que su gobierno ha sido el más "pro obrero" de la historia reciente del país.
"A este gobierno le llaman antiobrero porque no nos hemos sometido al capricho de ciertas anacrónicas dirigencias laborales, porque no hemos sacrificado el bien común en función de unos cuantos abusos", replicó el mandatario desde la ciudad andina de Riobamba.
La marcha también se desarrolló en otras ciudades del país como Guayaquil, Cuenca, Ibarra, Quevedo, Esmeraldas y Portoviejo, según reportes de medios locales.
Simpatizantes del gobierno realizaron una "vigilia" y una feria artesanal en la Plaza Grande en Quito, ante lo que consideran intentos de "desestabilización" de los opositores.
"Estamos aquí para decirles a los compañeros politiqueros que están equivocados, ya no nos van a convencer, que no desinformen", reclamó el presidente de la Junta Nacional de Defensa del Artesano, Luis Quishpi.
El oficialismo además realizó manifestaciones de respaldo en ciudades como Guayaquil, Durán, Milagro y Daule, pero no impulsó contramarchas, confiado en la aparente división al interior de los gremios y del movimiento indígena.
"Aquí la unión es desde Alianza País, los enemigos están fuera de casa, no están aquí adentro", arengó la vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Marcela Aguiñaga.
Ante la asociación de la protesta con sectores de derecha, el excandidato presidencial Guillermo Lasso prefirió no unirse a ella, pero defendió las causas que la motivaron.
El ministro del Interior, José Serrano, informó que en la manifestación se produjo el lanzamiento de ocho bombas molotov contra los uniformados en Quito, un patrullero destruido, un gendarme herido y dos detenidos.
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Sindicatos e indígenas de Ecuador realizaron una marcha nacional en contra de las políticas del presidente Rafael Correa, quien rechazó los cuestionamientos bajo el argumento de que su gobierno fue "el más pro obrero" de la historia del país.
Bajo una fuerte lluvia, representantes de gremios y de la influyente Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador marcharon por Quito para protestar contra las reformas al Código del Trabajo, el proyecto de Ley de Tierras y el acuerdo comercial con la Unión Europea.
También rechazaron las enmiendas constitucionales y la reciente sobretasa arancelaria que se estableció a un tercio de las importaciones, que consideran un "paquetazo económico". "No es posible que mientras se incrementa 14 dólares al salario básico unificado de los trabajadores del sector privado, se ponga el 45 por ciento de los aranceles", dijo el presidente de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres, Pablo Serrano.
Otros grupos y reivindicaciones se sumaron a la marcha, como la "persecución" a humoristas, la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní e incluso un programa para prevenir el embarazo adolescente con tinte conservador.
Correa rechazó los motivos de la protesta asegurando que su gobierno ha sido el más "pro obrero" de la historia reciente del país.
"A este gobierno le llaman antiobrero porque no nos hemos sometido al capricho de ciertas anacrónicas dirigencias laborales, porque no hemos sacrificado el bien común en función de unos cuantos abusos", replicó el mandatario desde la ciudad andina de Riobamba.
La marcha también se desarrolló en otras ciudades del país como Guayaquil, Cuenca, Ibarra, Quevedo, Esmeraldas y Portoviejo, según reportes de medios locales.
Simpatizantes del gobierno realizaron una "vigilia" y una feria artesanal en la Plaza Grande en Quito, ante lo que consideran intentos de "desestabilización" de los opositores.
"Estamos aquí para decirles a los compañeros politiqueros que están equivocados, ya no nos van a convencer, que no desinformen", reclamó el presidente de la Junta Nacional de Defensa del Artesano, Luis Quishpi.
El oficialismo además realizó manifestaciones de respaldo en ciudades como Guayaquil, Durán, Milagro y Daule, pero no impulsó contramarchas, confiado en la aparente división al interior de los gremios y del movimiento indígena.
"Aquí la unión es desde Alianza País, los enemigos están fuera de casa, no están aquí adentro", arengó la vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Marcela Aguiñaga.
Ante la asociación de la protesta con sectores de derecha, el excandidato presidencial Guillermo Lasso prefirió no unirse a ella, pero defendió las causas que la motivaron.
El ministro del Interior, José Serrano, informó que en la manifestación se produjo el lanzamiento de ocho bombas molotov contra los uniformados en Quito, un patrullero destruido, un gendarme herido y dos detenidos.