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El lobo debe encontrar una identidad de juego

Viernes, 27 de marzo de 2015 00:00
El principal problema de Gimnasia hoy por hoy es que no tiene una identidad de juego. De qué sirve terminar un partido con cinco delanteros, tal cual sucedió la noche del miércoles en San Luis, si jamás llega una pelota "limpia" a sus pies.
Pensar que Raúl Poclaba, de gran momento, puede solucionar todo con un "bochazo" entre medio de los centrales, es una locura. El ledesmense debe ser una alternativa de juego, no el único que juega. También entregarle el balón a Milton Céliz o Pablo Bueno, y que desparramen rivales y luego marquen un gol, es una utopía.
Frente a Estudiantes, el técnico Sebastián Méndez paró al equipo con un clásico 4-4-2, dejando el 4-2-3-1 que había utilizado en las tres presentaciones anteriores. Y funcionó a medias, porque hay falta de fútbol continuo. Hace falta un juego asociado. La desesperación por empatar llevó a terminar el encuentro que cinco delanteros, que sólo inquietaron al seguro arquero Brasca con acciones individuales y ninguna colectiva. El "lobo" es un "grande" en la divisional. Tal vez al estar en Jujuy pareciera normal ver al equipo entrenarse en el impecable predio de Papel NOA, que tenga un estadio de primer nivel o que la gente acompañe, independientemente de estar dividida en varias facciones. Las comparaciones son odiosas, pero los hinchas de Estudiantes no llegaban a 800 ó 1.000 en la popular norte del "Juan Gilberto Funes", estadio prestado por el Estado provincial. Y los plateístas fueron apenas un puñado.
Entonces, cuando los colegas de las radios puntanas hablaban de un triunfo histórico ante un "candidato" al ascenso, allí quedó claro la real dimensión del conjunto jujeño, que desde 1994 milita en los torneos mayores de AFA.

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El principal problema de Gimnasia hoy por hoy es que no tiene una identidad de juego. De qué sirve terminar un partido con cinco delanteros, tal cual sucedió la noche del miércoles en San Luis, si jamás llega una pelota "limpia" a sus pies.
Pensar que Raúl Poclaba, de gran momento, puede solucionar todo con un "bochazo" entre medio de los centrales, es una locura. El ledesmense debe ser una alternativa de juego, no el único que juega. También entregarle el balón a Milton Céliz o Pablo Bueno, y que desparramen rivales y luego marquen un gol, es una utopía.
Frente a Estudiantes, el técnico Sebastián Méndez paró al equipo con un clásico 4-4-2, dejando el 4-2-3-1 que había utilizado en las tres presentaciones anteriores. Y funcionó a medias, porque hay falta de fútbol continuo. Hace falta un juego asociado. La desesperación por empatar llevó a terminar el encuentro que cinco delanteros, que sólo inquietaron al seguro arquero Brasca con acciones individuales y ninguna colectiva. El "lobo" es un "grande" en la divisional. Tal vez al estar en Jujuy pareciera normal ver al equipo entrenarse en el impecable predio de Papel NOA, que tenga un estadio de primer nivel o que la gente acompañe, independientemente de estar dividida en varias facciones. Las comparaciones son odiosas, pero los hinchas de Estudiantes no llegaban a 800 ó 1.000 en la popular norte del "Juan Gilberto Funes", estadio prestado por el Estado provincial. Y los plateístas fueron apenas un puñado.
Entonces, cuando los colegas de las radios puntanas hablaban de un triunfo histórico ante un "candidato" al ascenso, allí quedó claro la real dimensión del conjunto jujeño, que desde 1994 milita en los torneos mayores de AFA.