Con una feligresía espontánea y devota, en la Catedral Basílica se cumplió ayer la liturgia del Domingo de Ramos, celebración que se vivió con un clima festivo y que incluyó una procesión alrededor de la plaza Belgrano y que finalizó en el atrio de la iglesia donde se bendijeron las palmas simbólicas de la llegada de Jesús a Jerusalén. Las palmas simbolizaron la vida, iniciando la Semana Santa.
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Con una feligresía espontánea y devota, en la Catedral Basílica se cumplió ayer la liturgia del Domingo de Ramos, celebración que se vivió con un clima festivo y que incluyó una procesión alrededor de la plaza Belgrano y que finalizó en el atrio de la iglesia donde se bendijeron las palmas simbólicas de la llegada de Jesús a Jerusalén. Las palmas simbolizaron la vida, iniciando la Semana Santa.
La mañana soleada fue el marco que tornó ideal la festividad religiosa del Domingo de Ramos a la que se sumaron centenares de creyentes católicos que llegaban con sus palmas en la mano o improvisaban la compra en los alrededores.
Encabezada por el párroco Manuel Alfaro la procesión se inició alrededor de las 10 cuando algunos feligreses salieron de misa y siguieron a la columna de religiosos y laicos que portaron las palmas y la cruz, mientras se sumaban más fieles a lo largo de la procesión.
El recorrido fue acompañado por un vehículo que permitía la amplificación del sonido, por el que el presbítero expresaba el mensaje del día de Ramos recordando que simboliza la entrada de Jesucristo a Jerusalén, hecho que marcara el inicio de su Pasión y con ello de la Semana de Pascua.
Fue así como se sucedieron rezos, cánticos entre los feligreses que portaban sus ramos de palmas u olivos, algunos adornados con flores, quienes al llegar al atrio esperaron a que el padre Alfaro se acercara para bendecirlas. Éstas, en sus diferentes formas simbolizan nuestra vida, las que se levantan para ser bendecidas y que no se deben marchitar sino renovarse cada año, en especial en esta Semana Santa, según el mensaje del sacerdote.
Es por ello que las personas depositaban en ellas los pedidos y oraciones hacia el Señor para los diferentes órdenes de la vida, que con fe esperaban ser escuchados. Algunos accedieron a compartirlas con El Tribuno de Jujuy previo a ingresar al templo para la misa dominical. Dominga Aparicio manifestó: “Pido para evitar los males que nos han llegado a esta hora, la salud. Ando mal de la rodilla, mi marido de la operación. Por la salud pido a San Ramón, soy devota. Para Jujuy pedimos todo lo mejor que pueda haber en trabajo, en ayuda para la gente”. Por su parte María Luisa Figueroa señaló que “es un día de alegría, todos lo alabamos por la entrada que hizo a Jerusalén. Pido por la familia, que me dé más fe y esperanza y para Jujuy yo pediría una buena gobernación, y lo que sea bueno para la provincia”.