La intervención árabe-sunita del 26 de marzo llegó en un momento en que ya se producían combates diarios entre partidarios y adversarios del jefe del Estado. El conflicto tiene dimensiones locales, regionales, políticas, confesionales y tribales.
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La intervención árabe-sunita del 26 de marzo llegó en un momento en que ya se producían combates diarios entre partidarios y adversarios del jefe del Estado. El conflicto tiene dimensiones locales, regionales, políticas, confesionales y tribales.
Generalmente, las tribus locales sunitas del sur son hostiles a los hutíes, rebeldes chiítas del norte, pero debido a los cambios de bando corriente en Yemen, nadie puede asegurar que esas tribus apoyan aún al jefe de Estado en el exilio.
Ese apoyo a menudo se ha basado en favores o pagos.
En el complejo entramado de alianzas y ambiciones regionales, Al Qaeda en la Península Arábiga (Aqpa) se enfrenta a los chiítas, aunque al mismo tiempo es un grupo perseguido por Arabia Saudita y sus aliados.
Ante la petición de Naciones Unidas de crear un corredor humanitario en Yemen, el jefe de la coalición árabe, Ahmed Asiri, aseguró que esa era un pedido "para quienes matan a ciudadanos yemeníes".