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El mundo despidió a Eduardo Galeano

Miércoles, 15 de abril de 2015 00:00
Conmoción / Los restos del autor fueron velados en el Congreso Nacional. 
Una multitud despidió ayer los restos de Eduardo Galeano, fallecido el lunes a los 74 años en Montevideo, durante una ceremonia que tuvo lugar en el Palacio Legislativo de la capital de Uruguay, en la que el presidente Tabaré Vázquez, lo recordó como "un gran uruguayo, un gran latinoamericano y un brillante escritor".
El coche fúnebre fue recibido por la Guardia de Honor de un batallón de infantería, que escoltó el féretro de Galeano hasta el centro del Salón de los Pasos Perdidos del histórico edificio, donde a los pocos minutos reposaba rodeado de coronas de flores y cubierto por una bandera de su país.
Ministros uruguayos, representantes del cuerpo diplomático y dirigentes sociales, entre ellos la diputada Macarena Gelman, se dieron cita desde las 15 para despedir los restos del autor de "Las venas abiertas de América Latina", que serán cremados hoy, informó la prensa local.
El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, arribó a las 17 al lugar y dijo a la prensa que el legado de Galeano fue "enorme, no sólo literario, sino también político y de ética".
Por su parte, la ministra argentina de Cultura, Teresa Parodi, señaló que asistió al Palacio Legislativo "a pedido de la presidente Cristina Fernández, para acompañar este momento trascendente de la historia cultural de América y el mundo", junto al secretario de Cultura, Franco Vitali, y los diputados Mayra Mendoza, Leonardo Grosso y Teresa García.
La obra de Galeano, aseveró, "nos deja una huella profunda en la memoria colectiva, en la construcción de esta América Latina que somos hoy, una América hermanada en nuestros pueblos". Este escritor, añadió, "va a ser un espejo en el que nos vamos a seguir mirando" porque "es difícil pensar una relación de otra manera con alguien tan importante para la cultura de nuestros pueblos como él". Iniciada la tarde, el vicepresidente Raúl Sendic esperaba en las escalinatas del céntrico edificio para dar comienzo a la ceremonia, donde se agolparon numerosas ofrendas florales, enviadas por diferentes presidentes del mundo.

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Una multitud despidió ayer los restos de Eduardo Galeano, fallecido el lunes a los 74 años en Montevideo, durante una ceremonia que tuvo lugar en el Palacio Legislativo de la capital de Uruguay, en la que el presidente Tabaré Vázquez, lo recordó como "un gran uruguayo, un gran latinoamericano y un brillante escritor".
El coche fúnebre fue recibido por la Guardia de Honor de un batallón de infantería, que escoltó el féretro de Galeano hasta el centro del Salón de los Pasos Perdidos del histórico edificio, donde a los pocos minutos reposaba rodeado de coronas de flores y cubierto por una bandera de su país.
Ministros uruguayos, representantes del cuerpo diplomático y dirigentes sociales, entre ellos la diputada Macarena Gelman, se dieron cita desde las 15 para despedir los restos del autor de "Las venas abiertas de América Latina", que serán cremados hoy, informó la prensa local.
El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, arribó a las 17 al lugar y dijo a la prensa que el legado de Galeano fue "enorme, no sólo literario, sino también político y de ética".
Por su parte, la ministra argentina de Cultura, Teresa Parodi, señaló que asistió al Palacio Legislativo "a pedido de la presidente Cristina Fernández, para acompañar este momento trascendente de la historia cultural de América y el mundo", junto al secretario de Cultura, Franco Vitali, y los diputados Mayra Mendoza, Leonardo Grosso y Teresa García.
La obra de Galeano, aseveró, "nos deja una huella profunda en la memoria colectiva, en la construcción de esta América Latina que somos hoy, una América hermanada en nuestros pueblos". Este escritor, añadió, "va a ser un espejo en el que nos vamos a seguir mirando" porque "es difícil pensar una relación de otra manera con alguien tan importante para la cultura de nuestros pueblos como él". Iniciada la tarde, el vicepresidente Raúl Sendic esperaba en las escalinatas del céntrico edificio para dar comienzo a la ceremonia, donde se agolparon numerosas ofrendas florales, enviadas por diferentes presidentes del mundo.