Con una emotiva Misa Crismal encabezada por el obispo César Daniel Fernández se concretó la renovación del compromiso de alrededor de 70 sacerdotes y diáconos de la Diócesis, y a bendición del óleo que permitirá urgir a los fieles en la búsqueda de hacer que se cumpla la plenitud del espíritu. Instó a los religiosos a asumir la consolación de los fieles, a contemplar la humildad y el dolor ajeno.
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Con una emotiva Misa Crismal encabezada por el obispo César Daniel Fernández se concretó la renovación del compromiso de alrededor de 70 sacerdotes y diáconos de la Diócesis, y a bendición del óleo que permitirá urgir a los fieles en la búsqueda de hacer que se cumpla la plenitud del espíritu. Instó a los religiosos a asumir la consolación de los fieles, a contemplar la humildad y el dolor ajeno.
Entre una grey presente de alrededor de medio millar de personas, entre fieles y religiosos, se cumplió ayer la bendición de óleos, consagración del Santo Crisma y la renovación de la promesa de sacerdotes y diáconos de seguir sirviendo a Dios.
"Es un momento que inaugura el triduo de la pasión, muerte y resurrección de Jesús" explicó el obispo al enmarcar el significado de la ceremonia que cobra importancia porque en ella se consagran los santos óleos que serán utilizados para los sacramentos. Por ello reunió alrededor de 70 sacerdotes y diáconos, además de la presencia de consagrados, monjas y seminaristas, que participaron activamente de la ceremonia.
La bendición de óleos, mezcla de aceite y perfume, fue enriquecido con la bendición para que quienes lo reciban sientan la protección celestial. Y la renovación de consagración sacerdotal implicó recordar a Jesús dispuesto al servicio.
El obispo reflexionó sobre los sentimientos de Jesús, quien tratando de contemplar la miseria del hombre, para darle una palabra de consuelo y esperanza. A los sacerdotes, explicó la necesidad de acompañar y saber dar consolación, de conocer a la grey, guiar y mantenerla unida, un servicio que aseguró no es fácil recordando que el Papa Francisco instó a ser capaces de "curar heridas".
Así se sucedieron los pasos de la ceremonia religiosa, en un ambiente perfumado por incienso donde el obispo bendijo los óleos sagrados presentados por diáconos, que serán utilizados para los sacramentos de bautismo, consagración de sacerdocio y unción de los enfermos.
Fue una instancia previa a la que se cumplirá hoy, en la que se lavarán los pies de fieles y religiosos, emulando la acción de Jesús a los apóstoles dando cuenta de la actitud de Dios para con su pueblo.