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19 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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Un nuevo naufragio dejó al menos 700 muertos

Lunes, 20 de abril de 2015 00:00
Operativo de rescate / La Guardia Costera italiana traslada a los sobrevivientes al puerto de Messina. 
A menos de una semana de que unos 400 inmigrantes africanos fallecieran en el mar Mediterráneo intentando llegar a Europa, otra vez un barco abarrotado de familias y personas desesperadas por encontrar una mejor vida se hundió ayer camino a las costas italianas y las autoridades creen que cerca de 700 de ellos murieron.
Como ya se volvió una costumbre en las costas del sur de Europa, los guardacostas italianos recibieron bien temprano a la madrugada una llamada de socorro de un barco que llevaba unos 750 inmigrantes que había zarpado de Libia, según contó la vocera del Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados, en Italia, Carlotta Sami.
Como no había ningún barco de la Guardia Costera italiana en la zona, el Centro Nacional de Socorro pidió al barco mercante portugués King Jacob, que navegaba cerca del Canal de Sicilia, que se desviara hasta el lugar para ayudar.
En 2014, unas 220.000 personas cruzaron el Mediterráneo desde África y se estima que 3.500 de ellas fallecieron en el intento. En 2014, unas 220.000 personas cruzaron el Mediterráneo desde África y se estima que 3.500 de ellas fallecieron en el intento.
En momentos en que el buque se aproximaba a la embarcación, los inmigrantes, desesperados, "se colocaron todos en el mismo lado de la nave y provocaron su hundimiento", según relató Sami.
El buque portugués intentó salvar a los inmigrantes que habían caído al agua, pero sólo logró sacar a 28 personas. Más tarde la Guardia Costera italiana, la Guardia de Finanza y la Marina Militar y de la Armada de Malta alcanzaron a recuperar 24 cuerpos ya inertes. "Si se confirman estas cifras, en los últimos días habrían muerto más de 1.000 inmigrantes", sentenció Sami, dejando en claro el dramatismo de la situación que viven las personas que se escapan de África y la inacción de las autoridades europeas, que siguen sin asumir la responsabilidad sobre la gente que llega a sus costas en situaciones muy precarias.
Ante el nuevo y fatal naufragio de ayer, el Papa Francisco hizo "un apremiante llamamiento a la comunidad internacional para que actúe con decisión y prontitud, con el objetivo de evitar que este tipo de tragedias vuelvan a ocurrir".
Tras el rezo del Angelus, el pontífice se dirigió a miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro del Vaticano y destacó que los inmigrantes que mueren intentando llegar a Europa "son hombres y mujeres como nosotros, hermanos que buscan una vida mejor, hambrientos, perseguidos, heridos, explotados, víctimas de guerras, que buscan una vida mejor". "Buscaban la felicidad", concluyó.
Sin embargo, la respuesta de la Unión Europea (UE), como viene sucediendo, es lenta y moderada. La Comisión Europea, el Poder Ejecutivo del bloque, emitió un comunicado en el que expresó su "tristeza" por lo sucedido y prometió uno de los ministros europeos de Interior y de Asuntos Exteriores de la UE abordar el drama migratorio.

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A menos de una semana de que unos 400 inmigrantes africanos fallecieran en el mar Mediterráneo intentando llegar a Europa, otra vez un barco abarrotado de familias y personas desesperadas por encontrar una mejor vida se hundió ayer camino a las costas italianas y las autoridades creen que cerca de 700 de ellos murieron.
Como ya se volvió una costumbre en las costas del sur de Europa, los guardacostas italianos recibieron bien temprano a la madrugada una llamada de socorro de un barco que llevaba unos 750 inmigrantes que había zarpado de Libia, según contó la vocera del Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados, en Italia, Carlotta Sami.
Como no había ningún barco de la Guardia Costera italiana en la zona, el Centro Nacional de Socorro pidió al barco mercante portugués King Jacob, que navegaba cerca del Canal de Sicilia, que se desviara hasta el lugar para ayudar.
En 2014, unas 220.000 personas cruzaron el Mediterráneo desde África y se estima que 3.500 de ellas fallecieron en el intento. En 2014, unas 220.000 personas cruzaron el Mediterráneo desde África y se estima que 3.500 de ellas fallecieron en el intento.
En momentos en que el buque se aproximaba a la embarcación, los inmigrantes, desesperados, "se colocaron todos en el mismo lado de la nave y provocaron su hundimiento", según relató Sami.
El buque portugués intentó salvar a los inmigrantes que habían caído al agua, pero sólo logró sacar a 28 personas. Más tarde la Guardia Costera italiana, la Guardia de Finanza y la Marina Militar y de la Armada de Malta alcanzaron a recuperar 24 cuerpos ya inertes. "Si se confirman estas cifras, en los últimos días habrían muerto más de 1.000 inmigrantes", sentenció Sami, dejando en claro el dramatismo de la situación que viven las personas que se escapan de África y la inacción de las autoridades europeas, que siguen sin asumir la responsabilidad sobre la gente que llega a sus costas en situaciones muy precarias.
Ante el nuevo y fatal naufragio de ayer, el Papa Francisco hizo "un apremiante llamamiento a la comunidad internacional para que actúe con decisión y prontitud, con el objetivo de evitar que este tipo de tragedias vuelvan a ocurrir".
Tras el rezo del Angelus, el pontífice se dirigió a miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro del Vaticano y destacó que los inmigrantes que mueren intentando llegar a Europa "son hombres y mujeres como nosotros, hermanos que buscan una vida mejor, hambrientos, perseguidos, heridos, explotados, víctimas de guerras, que buscan una vida mejor". "Buscaban la felicidad", concluyó.
Sin embargo, la respuesta de la Unión Europea (UE), como viene sucediendo, es lenta y moderada. La Comisión Europea, el Poder Ejecutivo del bloque, emitió un comunicado en el que expresó su "tristeza" por lo sucedido y prometió uno de los ministros europeos de Interior y de Asuntos Exteriores de la UE abordar el drama migratorio.

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