El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, consideró ayer "impensable" que se produzca la destitución de la presidente Dilma Rousseff, en el marco del escándalo de corrupción que afecta a la petrolera Petrobras.
Al hablar en un foro político en Madrid, del que también participó el canciller español, José Manuel García-Margallo, Temer afirmó que no hay "condiciones políticas" para esa destitución, ya que, a su juicio, con Rousseff no se dan ninguna de las situaciones previstas por la Constitución en este sentido.
Afirmó que "comprende los movimientos políticos" que suceden en Brasil, en referencia a las protestas que se han producido en las últimas fechas debido a los casos de corrupción que vive su país y a la reducida diferencia con la que la presidenta se impuso en los comicios presidenciales de octubre de 2014.
En esa elección, Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), fue reelegida en segunda vuelta con 51,64% de los votos, frente a 48,36% del socialdemócrata Aécio Neves.
"Es natural la posición de la oposición", afirmó, pero consideró que la salida de Rousseff "generaría una posición institucional y una inestabilidad que sería perjudicial para Brasil".
Miles de personas han salido a la calle para pedir la destitución o la renuncia de Rousseff, en el marco del escándalo de corrupción que afecta a la petrolera Petrobras, de cuyo consejo ella fue durante un tiempo presidenta como ministra en el gobierno de Lula da Silva.
Temer reconoció que "es un asunto preocupante para Brasil", pero afirmó que Petrobras está actuando "con una transparencia absoluta" y consideró que se puede ir recuperando la imagen de la compañía en Brasil y en el mundo.
El vicepresidente brasileño recordó que, según la Constitución de su país, "si el procedimiento de destitución afecta a la presidencia y a la vicepresidencia de esa Nación, en los dos primeros años de mandato, habría elecciones anticipadas", adelantó en declaraciones.
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El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, consideró ayer "impensable" que se produzca la destitución de la presidente Dilma Rousseff, en el marco del escándalo de corrupción que afecta a la petrolera Petrobras.
Al hablar en un foro político en Madrid, del que también participó el canciller español, José Manuel García-Margallo, Temer afirmó que no hay "condiciones políticas" para esa destitución, ya que, a su juicio, con Rousseff no se dan ninguna de las situaciones previstas por la Constitución en este sentido.
Afirmó que "comprende los movimientos políticos" que suceden en Brasil, en referencia a las protestas que se han producido en las últimas fechas debido a los casos de corrupción que vive su país y a la reducida diferencia con la que la presidenta se impuso en los comicios presidenciales de octubre de 2014.
En esa elección, Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), fue reelegida en segunda vuelta con 51,64% de los votos, frente a 48,36% del socialdemócrata Aécio Neves.
"Es natural la posición de la oposición", afirmó, pero consideró que la salida de Rousseff "generaría una posición institucional y una inestabilidad que sería perjudicial para Brasil".
Miles de personas han salido a la calle para pedir la destitución o la renuncia de Rousseff, en el marco del escándalo de corrupción que afecta a la petrolera Petrobras, de cuyo consejo ella fue durante un tiempo presidenta como ministra en el gobierno de Lula da Silva.
Temer reconoció que "es un asunto preocupante para Brasil", pero afirmó que Petrobras está actuando "con una transparencia absoluta" y consideró que se puede ir recuperando la imagen de la compañía en Brasil y en el mundo.
El vicepresidente brasileño recordó que, según la Constitución de su país, "si el procedimiento de destitución afecta a la presidencia y a la vicepresidencia de esa Nación, en los dos primeros años de mandato, habría elecciones anticipadas", adelantó en declaraciones.