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Sí al matrimonio gay

Domingo, 24 de mayo de 2015 00:00
FESTEJOS / PARTIDARIOS DEL SÍ CELEBRARON EL RESULTADO DEL VOTO POPULAR.
Irlanda se convirtió ayer en el primer país en aprobar por voto popular las bodas homosexuales, una bofetada a la históricamente poderosísima Iglesia católica que fue festejada por miles de personas en Dublín.
La Iglesia había llamado a votar de forma negativa, en un país en el que más del 90% de las escuelas primarias está bajo su tutela, las campanas del ángelus suenan dos veces al día en la televisión pública y el 84,2% de la población se dice católica. Pero los irlandeses dieron la espalda a este llamado. Con los votos del referéndum del viernes escrutados en 39 de las 43 circunscripciones, la ventaja de los votos a favor (62,3%) era ya insalvable para los votos en contra.
La explanada del castillo de Dublín, otrora residencia de los gobernadores británicos y siempre símbolo del poder, se llenó de partidarios del "sí" con ganas de celebrar.
Niamh Fitzgerald, de 29 años, voló desde Birmingham, en el centro de Inglaterra, para el referéndum y fue el primero en llegar a la explanada del castillo cuando se abrió excepcionalmente para celebrar la ocasión.
"Probablemente sea la primera elección del mundo que reduce el poder de la Iglesia Católica", dijo. "Todo el mundo tiene derecho a una religión, pero ninguna religión tiene el derecho de dictar a un país los que deberían ser nuestros derechos, por eso es tan importante".
"Impresionante victoria"
"Evidentemente, ha habido una impresionante victoria del sí", admitió David Quinn, director del Instituto Iona, un lobby católico, y uno de los líderes de la campaña del no.
El viernes, más de 3,2 millones de irlandeses estaban llamados a pronunciarse a favor o en contra de una enmienda constitucional que afirma que "el matrimonio puede ser contratado de conformidad con la ley por dos personas, sin distinción de sexo". El referendo, 22 años después de la despenalización de la homosexualidad en Irlanda, dio lugar a apasionados debates en las últimas semanas. Para Colm O"Gorman, de Amnistía Internacional, la victoria del sí constituye "un extraordinario mensaje de esperanza a la comunidad homosexual y transexual, víctima de la persecución en todo el mundo". El arzobispo de Dublín, Diarmuid Martín, primado de Irlanda, dijo que en realidad "la revolución social no empezó hoy, lleva tiempo en marcha". "Creo que la Iglesia católica tiene que poner los pies en la tierra y no negar esas realidades", agregó, preguntándose si "estamos ya irremediablemente alejados de los jóvenes".

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Irlanda se convirtió ayer en el primer país en aprobar por voto popular las bodas homosexuales, una bofetada a la históricamente poderosísima Iglesia católica que fue festejada por miles de personas en Dublín.
La Iglesia había llamado a votar de forma negativa, en un país en el que más del 90% de las escuelas primarias está bajo su tutela, las campanas del ángelus suenan dos veces al día en la televisión pública y el 84,2% de la población se dice católica. Pero los irlandeses dieron la espalda a este llamado. Con los votos del referéndum del viernes escrutados en 39 de las 43 circunscripciones, la ventaja de los votos a favor (62,3%) era ya insalvable para los votos en contra.
La explanada del castillo de Dublín, otrora residencia de los gobernadores británicos y siempre símbolo del poder, se llenó de partidarios del "sí" con ganas de celebrar.
Niamh Fitzgerald, de 29 años, voló desde Birmingham, en el centro de Inglaterra, para el referéndum y fue el primero en llegar a la explanada del castillo cuando se abrió excepcionalmente para celebrar la ocasión.
"Probablemente sea la primera elección del mundo que reduce el poder de la Iglesia Católica", dijo. "Todo el mundo tiene derecho a una religión, pero ninguna religión tiene el derecho de dictar a un país los que deberían ser nuestros derechos, por eso es tan importante".
"Impresionante victoria"
"Evidentemente, ha habido una impresionante victoria del sí", admitió David Quinn, director del Instituto Iona, un lobby católico, y uno de los líderes de la campaña del no.
El viernes, más de 3,2 millones de irlandeses estaban llamados a pronunciarse a favor o en contra de una enmienda constitucional que afirma que "el matrimonio puede ser contratado de conformidad con la ley por dos personas, sin distinción de sexo". El referendo, 22 años después de la despenalización de la homosexualidad en Irlanda, dio lugar a apasionados debates en las últimas semanas. Para Colm O"Gorman, de Amnistía Internacional, la victoria del sí constituye "un extraordinario mensaje de esperanza a la comunidad homosexual y transexual, víctima de la persecución en todo el mundo". El arzobispo de Dublín, Diarmuid Martín, primado de Irlanda, dijo que en realidad "la revolución social no empezó hoy, lleva tiempo en marcha". "Creo que la Iglesia católica tiene que poner los pies en la tierra y no negar esas realidades", agregó, preguntándose si "estamos ya irremediablemente alejados de los jóvenes".