Cuando no hay goles se esfuman las emociones y eso sucedió ayer por la tarde en el "Emilio Fabrizzi" donde Zapla y Terry igualaron 0 a 0.
El encuentro presentó diferentes circunstancias como para decorar un mejor resultado donde cualquiera de los elencos podrían haberse quedado con los tres puntos, pero ninguno de los dos aprovechó los momentos justos y al final la desesperación contrareloj le pasó factura.
De entrada el dueño de casa buscó romper el hielo pero Cachagua con total soltura definió a las manos del golero Juan Soruco en un claro mano a mano que pudo darle otro desarrollo al partido. Después Roldán arremetió y también se topó con el guardavalla tilcareño que fue ganando protagonismo.
El trámite se fue emparejando poco a poco y Terry supo controlar los ataques del "merengue" y más aún con la lucidez de su golero que volvió a intervenir frente a Cachagua tras una volea. Y de contragolpe llegó el primer anuncio de la visita con Cussi que remató y la bocha se fue besando el poste. Y al final Lascano conectó un centro de Manuel Soruco que se fue por encima del horizontal.
En el complemento no cambió el ritmo, porque Zapla salió con todo a buscar la ventaja pero forma desesperada. Así luego de una buena jugada colectiva Sergio Martínez recibió en los pies, pero no fue efectivo y en el rebote Guzmán disparó desviado frente al arco. El panorama para el local no era el mejor, pero imprevistamente Nolasco vio la segunda amarilla y dejó a Terry con un jugador menos. Todo parecía cambiar favorablemente para el "merengue" pero está vez el travesaño le ahogaría el testazo a Sergio Martínez. Y sobre los 31' Díaz intentó bajar la pelota con el pecho dentro del área a lo que el árbitro Mauro Salas, cerca de la jugada, sancionó penal por que la redonda dio en parte del brazo del volante palpaleño que se fue expulsado. Entonces el arquero tilcareño se encargó de ejecutar la pena máxima, pero su disparo sin potencia pegó en el ángulo izquierdo de Madrigal que fue un espectador de lujo. Antes del final Baldelomar exigió a Juan Soruco en la volada que lamentaron los palpaleños. La esencia del fútbol es conseguir ese grito desaforado que muchas veces retumba en los tímpanos de los aficionados, pero la falta de una pausa y argumentos claros para convertir goles provocan una desilusión para la vista del público que se marchó amargado con las enumeradas situaciones generadas.
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Cuando no hay goles se esfuman las emociones y eso sucedió ayer por la tarde en el "Emilio Fabrizzi" donde Zapla y Terry igualaron 0 a 0.
El encuentro presentó diferentes circunstancias como para decorar un mejor resultado donde cualquiera de los elencos podrían haberse quedado con los tres puntos, pero ninguno de los dos aprovechó los momentos justos y al final la desesperación contrareloj le pasó factura.
De entrada el dueño de casa buscó romper el hielo pero Cachagua con total soltura definió a las manos del golero Juan Soruco en un claro mano a mano que pudo darle otro desarrollo al partido. Después Roldán arremetió y también se topó con el guardavalla tilcareño que fue ganando protagonismo.
El trámite se fue emparejando poco a poco y Terry supo controlar los ataques del "merengue" y más aún con la lucidez de su golero que volvió a intervenir frente a Cachagua tras una volea. Y de contragolpe llegó el primer anuncio de la visita con Cussi que remató y la bocha se fue besando el poste. Y al final Lascano conectó un centro de Manuel Soruco que se fue por encima del horizontal.
En el complemento no cambió el ritmo, porque Zapla salió con todo a buscar la ventaja pero forma desesperada. Así luego de una buena jugada colectiva Sergio Martínez recibió en los pies, pero no fue efectivo y en el rebote Guzmán disparó desviado frente al arco. El panorama para el local no era el mejor, pero imprevistamente Nolasco vio la segunda amarilla y dejó a Terry con un jugador menos. Todo parecía cambiar favorablemente para el "merengue" pero está vez el travesaño le ahogaría el testazo a Sergio Martínez. Y sobre los 31' Díaz intentó bajar la pelota con el pecho dentro del área a lo que el árbitro Mauro Salas, cerca de la jugada, sancionó penal por que la redonda dio en parte del brazo del volante palpaleño que se fue expulsado. Entonces el arquero tilcareño se encargó de ejecutar la pena máxima, pero su disparo sin potencia pegó en el ángulo izquierdo de Madrigal que fue un espectador de lujo. Antes del final Baldelomar exigió a Juan Soruco en la volada que lamentaron los palpaleños. La esencia del fútbol es conseguir ese grito desaforado que muchas veces retumba en los tímpanos de los aficionados, pero la falta de una pausa y argumentos claros para convertir goles provocan una desilusión para la vista del público que se marchó amargado con las enumeradas situaciones generadas.