Sin tener ninguna influencia por antecedentes familiares ni idolatrar a ningún trabajador de prensa en particular, el amor por el periodismo se me declaró abiertamente mientras cursaba el secundario en el Colegio "Nuestra Señora del Huerto". No recuerdo bien en qué curso me encontraba, pero cuando el tiempo apuraba en quinto año para tomar una decisión de vida:fue definitivo. "Quiero escribir en un diario, quiero ser periodista", repetía cuando me preguntaban sobre mi elección vocacional y especialmente se lo decía a mis padres para evaluar la posibilidad de realizar una carrera universitaria.
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Sin tener ninguna influencia por antecedentes familiares ni idolatrar a ningún trabajador de prensa en particular, el amor por el periodismo se me declaró abiertamente mientras cursaba el secundario en el Colegio "Nuestra Señora del Huerto". No recuerdo bien en qué curso me encontraba, pero cuando el tiempo apuraba en quinto año para tomar una decisión de vida:fue definitivo. "Quiero escribir en un diario, quiero ser periodista", repetía cuando me preguntaban sobre mi elección vocacional y especialmente se lo decía a mis padres para evaluar la posibilidad de realizar una carrera universitaria.
Eran tiempos en que la carrera de Comunicación Social aún no se dictaba en la Universidad Nacional de Jujuy ni tampoco existían las delegaciones de las casas de altos estudios privadas en la provincia, por eso resultó fundamental el respaldo de mi tío, el obispo de Orán Gerardo Sueldo, para poder concretar ese sueño en Salta.
Agradecí profundamente las bases netamente humanistas del Bachillerato en Letras con el que había egresado del Colegio, puesto que me brindaron sustento en varias materias y sobre esa base fui sumando conocimientos hasta lograr la Licenciatura en 1996.
El derrotero posterior me demostró que hacía falta mucha práctica para poder transmitir noticias como un simple intermediario entre los hechos y los receptores, cumpliendo un servicio a la comunidad, tal como era mi anhelo. Fueron tiempos de "fogueo" en la sección de Cables (nacionales e internacionales) de El Tribuno de Salta que me empezaron a abrir camino y me permitieron incorporar herramientas para llegar al contacto pleno con los lectores, a través de una producción propia.
Siempre el consejo oportuno de los "maestros" hechos en la redacción, con muchos años de experiencia, me permitieron crecer en esta tarea diaria e iluminaron situaciones en las que parecía imposible resolver el dilema de la "hoja vacía".
Los tiempos de juventud permiten abrazar con pasión los ideales y afrontar otro tipo de compromisos, como viajes para realizar coberturas, integrar programas como en mi caso "El diario en la escuela" de Adira y recorrer las distintas secciones del diario para tener una mayor ductilidad y no "achancharse". Como en toda relación tuve altos y bajos con la profesión pero procurando siempre brindar lo mejor, para dejar en primer plano la información, a partir de un trabajo serio y coherente. Locales, Cultura y Espectáculos fueron algunas de las fuentes en las que abrevé a lo largo de dos décadas de periodismo, tanto en Salta como en El Tribuno de Jujuy. Permitieron que decantara el sentido común, el orden y la precisión con los que en la actualidad trato de desarrollar mi tarea de editora, nuevo desafío que implica también fomentar el trabajo en equipo y lograr que los nuevos jóvenes en la profesión se guíen y aspiren siempre a los valores más altos.