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Con el grito atragantado | Torneo Nacional B, Gimnasia de Jujuy, estadio 23 de Agosto, Sebastián Méndez, Milton Céliz

Lunes, 08 de junio de 2015 00:00
APLAUSOS / ASÍ DESPIDIÓ LA HINCHADA AL LOBO, VALORANDO EL ESFUERZO DE LOS MUCHACHOS POR INTENTAR DERROTAR A LA GLORIA.
El público es el soberano y siempre tiene la razón, dicen los que saben. Tal vez no sea tan así, porque muchas veces en las tribunas el corazón manda sobre la cabeza y el constante cambio de estado de ánimo en los hinchas llevan a relativizar sus opiniones. Eso sí, nadie puede cuestionar que el verdadero hincha quiere lo mejor para su equipo. Es decir, que juega bien, ponga todo y que gane por muchos goles de diferencia.
En el actual proceso de Gimnasia, más allá de los buenos resultados consechados hasta el momento, nunca hubo feeling entre los simpatizantes y el cuerpo técnico. Eso sí, a partir del triunfo en el clásico ante Atlético Tucumán, la cosa comenzó a cambiar. Y ayer los aplausos se escucharon fuertes al finalizar el partido contra Instituto. En otras oportunidades, sumar un solo punto en el estadio "23 de Agosto" hubiese implicado insultos y cuestionamientos por doquier durante la semana. ¿Qué pasó ahora? Los muchachos del tablón valoraron el esfuerzo de querer siempre buscar el triunfo, de asimilar el golpe del gol en contra y de no bajar las brazos, con errores y aciertos, pero siempre yendo al frente.
Ese es el "lobo" que quiere la gente y el que Sebastián Méndez quiere también.
El primer tiempo frente a la "gloria" fue flojo. Sólo se contabilizaron dos acciones de cierto peligró. La primera fue un remate de Correa que Maximiliano Cavallotti -de feliz presente- contuvo abajo. Y la otra, un cabezazo de Bueno -había reemplazado al lesionado Haberkorn- que obligó a que Hoyos se luzca.
En el complemento vino lo mejor. Porque de entrada, Bauman sorprendió a todos al inflar la red tras corner Hereñu. Era injusto, y mucho más cuando pareció que Machín liquidaba el pleito al aprovechar un mal despeje de Domínguez y reventar el travesaño.
Gimnasia asimiló el golpe rápidamente. De la mano del incansable Milton Céliz, el hombre más destacado de la cancha, fue en pos del empate. El delantero fue el emblema del grupo. Entonces, cuando dejó a tres rivales en el camino, asistió a Maki Salces y el zurdo dio un pase perfecto para que Bueno anotara, era más que justo.
El local siguió buscando, pero no tuvo la claridad necesaria para desnivelar. Encima, de contra, Cavallotti voló con el fin de evitar el tanto de Bernardi.
Está claro que el punto sirve de poco jugando en casa, ya que para ser protagonista hay que hacerse fuerte de local.
Sin embargo, el fútbol no es matemática. Las variables inciden. Ayer el cuadro "albiceleste" hizo todo para ganar y fue saludable. Por tal motivo, el objetivo debe seguir siendo mejorar, tanto en lo colectivo como lo individual, para así llegar al final de la temporada con chances de pelear un ascenso.

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El público es el soberano y siempre tiene la razón, dicen los que saben. Tal vez no sea tan así, porque muchas veces en las tribunas el corazón manda sobre la cabeza y el constante cambio de estado de ánimo en los hinchas llevan a relativizar sus opiniones. Eso sí, nadie puede cuestionar que el verdadero hincha quiere lo mejor para su equipo. Es decir, que juega bien, ponga todo y que gane por muchos goles de diferencia.
En el actual proceso de Gimnasia, más allá de los buenos resultados consechados hasta el momento, nunca hubo feeling entre los simpatizantes y el cuerpo técnico. Eso sí, a partir del triunfo en el clásico ante Atlético Tucumán, la cosa comenzó a cambiar. Y ayer los aplausos se escucharon fuertes al finalizar el partido contra Instituto. En otras oportunidades, sumar un solo punto en el estadio "23 de Agosto" hubiese implicado insultos y cuestionamientos por doquier durante la semana. ¿Qué pasó ahora? Los muchachos del tablón valoraron el esfuerzo de querer siempre buscar el triunfo, de asimilar el golpe del gol en contra y de no bajar las brazos, con errores y aciertos, pero siempre yendo al frente.
Ese es el "lobo" que quiere la gente y el que Sebastián Méndez quiere también.
El primer tiempo frente a la "gloria" fue flojo. Sólo se contabilizaron dos acciones de cierto peligró. La primera fue un remate de Correa que Maximiliano Cavallotti -de feliz presente- contuvo abajo. Y la otra, un cabezazo de Bueno -había reemplazado al lesionado Haberkorn- que obligó a que Hoyos se luzca.
En el complemento vino lo mejor. Porque de entrada, Bauman sorprendió a todos al inflar la red tras corner Hereñu. Era injusto, y mucho más cuando pareció que Machín liquidaba el pleito al aprovechar un mal despeje de Domínguez y reventar el travesaño.
Gimnasia asimiló el golpe rápidamente. De la mano del incansable Milton Céliz, el hombre más destacado de la cancha, fue en pos del empate. El delantero fue el emblema del grupo. Entonces, cuando dejó a tres rivales en el camino, asistió a Maki Salces y el zurdo dio un pase perfecto para que Bueno anotara, era más que justo.
El local siguió buscando, pero no tuvo la claridad necesaria para desnivelar. Encima, de contra, Cavallotti voló con el fin de evitar el tanto de Bernardi.
Está claro que el punto sirve de poco jugando en casa, ya que para ser protagonista hay que hacerse fuerte de local.
Sin embargo, el fútbol no es matemática. Las variables inciden. Ayer el cuadro "albiceleste" hizo todo para ganar y fue saludable. Por tal motivo, el objetivo debe seguir siendo mejorar, tanto en lo colectivo como lo individual, para así llegar al final de la temporada con chances de pelear un ascenso.