El hecho tuvo lugar el pasado jueves alrededor de las 14:30, cuando una joven que no quiso mencionar su nombre, estaba sentada a la vuelta de su domicilio esperando la llegada de un colectivo de línea.
En esas circunstancias, la joven manifestó que se le acercó una mujer y que pudo describirla "como de 40 años, de tez blanca y un acento raro en su tono de hablar". Quien se le sentó al lado y empezó a conversar.
En su relato, la joven manifestó que la extraña mujer le pregunto si se sentía mal o si le ocurría algo, a lo que la joven respondió que se no. Ante esta negativa, "la mujer sacó de su bolso un pañuelo que envolvía una cruz y me decía que era muy creyente y que tocara la insignia para que se me vayan todos los males. Yo de ninguna manera acepté y la mujer insistía que le hiciera caso. De pronto guardó el pañuelo y sacó una estampita, que llamativamente tampoco la tocaba con sus manos, sino que lo hacía con un pañuelo descartable y me obligaba que tocara lo que ella tenía en sus manos".
La joven manifestó que intentó huir de la situación y cruzó la calle, momento que fue interceptada nuevamente por la mujer, quien la tomó de los brazos y le decía que se calmara, "me apuntó un vehículo color oscuro que estaba a escasos metros y me dijo que ahí estaba su hijo, que la iban a llevar a donde ella quisiera", ante la negativa de la joven.
"De pronto un hombre descendió del auto, era de baja estatura y se me abalanzó increpándome y me preguntaba que le estaba haciendo a su madre, mientras me obligaba que toque la estampita", continuó. La muchacha dijo haber atinado a "tirar un manotazo" que hizo caer la estampita, el hombre se enfureció y la quiso agarrar con el pretexto de llevarla a una comisaría por haberle faltado el respeto a su madre.
"En ese momento llegó el colectivo y para zafar de la situación logré pegarle al hombre un rodillazo para que me soltara y me subí", dijo.
El hecho tuvo lugar el pasado jueves alrededor de las 14:30, cuando una joven que no quiso mencionar su nombre, estaba sentada a la vuelta de su domicilio esperando la llegada de un colectivo de línea.
En esas circunstancias, la joven manifestó que se le acercó una mujer y que pudo describirla "como de 40 años, de tez blanca y un acento raro en su tono de hablar". Quien se le sentó al lado y empezó a conversar.
En su relato, la joven manifestó que la extraña mujer le pregunto si se sentía mal o si le ocurría algo, a lo que la joven respondió que se no. Ante esta negativa, "la mujer sacó de su bolso un pañuelo que envolvía una cruz y me decía que era muy creyente y que tocara la insignia para que se me vayan todos los males. Yo de ninguna manera acepté y la mujer insistía que le hiciera caso. De pronto guardó el pañuelo y sacó una estampita, que llamativamente tampoco la tocaba con sus manos, sino que lo hacía con un pañuelo descartable y me obligaba que tocara lo que ella tenía en sus manos".
La joven manifestó que intentó huir de la situación y cruzó la calle, momento que fue interceptada nuevamente por la mujer, quien la tomó de los brazos y le decía que se calmara, "me apuntó un vehículo color oscuro que estaba a escasos metros y me dijo que ahí estaba su hijo, que la iban a llevar a donde ella quisiera", ante la negativa de la joven.
"De pronto un hombre descendió del auto, era de baja estatura y se me abalanzó increpándome y me preguntaba que le estaba haciendo a su madre, mientras me obligaba que toque la estampita", continuó. La muchacha dijo haber atinado a "tirar un manotazo" que hizo caer la estampita, el hombre se enfureció y la quiso agarrar con el pretexto de llevarla a una comisaría por haberle faltado el respeto a su madre.
"En ese momento llegó el colectivo y para zafar de la situación logré pegarle al hombre un rodillazo para que me soltara y me subí", dijo.