Desde la visión andina que promueve la Biblioteca Rumi Ñawi y el Instituto "Jujuy Manta" de esta ciudad plantean una ceremonia de más espiritualidad en la cual se ofrezcan a la Pachamama los frutos de la tierra, a no pedir sino vincularse con la Madre Tierra, y llenarse de energía.
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Desde la visión andina que promueve la Biblioteca Rumi Ñawi y el Instituto "Jujuy Manta" de esta ciudad plantean una ceremonia de más espiritualidad en la cual se ofrezcan a la Pachamama los frutos de la tierra, a no pedir sino vincularse con la Madre Tierra, y llenarse de energía.
Concepción Katunta, cuyo nombre andino es Kusi Killa (Luna Alegre), de la biblioteca Rumi Ñawi del Instituto Jujuy Manta, recordó que la costumbre era guardar los mejores frutos para la cosecha para ofrecerle en este tiempo, el mes de descanso de la tierra que se alimenta con abono.
Instó por ello a ofrecer los frutos naturales, maíz, papa y otros en forma natural y no cocida aclarando que la idea no es "darle de comer" sino ofrendar en una ceremonia con agua de manantial y vino patero, evitando bebidas cola, cervezas ni carbones con plástico para no contaminarla. "Todo eso le hace mal a la tierra, el plástico no se degrada y le hace mal a la tierra", dijo Y agregó que el sentido andino es "preservar a la madre tierra en todo sentido", aclaró pidiendo evitar el papel y serpentina que provienen de árboles talados.
Aseguró que todo tiene un significado por lo que acostumbran ofrecerle dos papas, dos mazorcas, un puñado de pasas de uva, uno de maní, dos naranjas, dos manzanas, cuatro claveles para la salud, y en cántaros de arcilla el vino, agua para chayar y quinua
Aclaró que acostumbran "no pedir" sino vincularse con la madre tierra y a la vez llenarse de energía, enfatizando en la espiritualidad no en la religión, tendiendo a cuidar y amar a la flora, fauna y la tierra, pese a que sea una práctica sincretizada.