Éstos son el "símbolo del poder desmesurado de destrucción del hombre", dijo el Papa ante los fieles congregados en la plaza San Pedro del Vaticano.
Los "atroces bombardeos atómicos" en Hiroshima y Nagasaki, ocurridos el 6 y 9 de agosto de 1945, suscitan "todavía horror y rechazo", dijo el Santo Padre.
Este "trágico evento" se "ha convertido en el símbolo del ilimitado poder destructivo del hombre cuando hace un uso equivocado del progreso de la ciencia y de la técnica", dijo.
"Constituye una advertencia continua para la humanidad, para que rechace para siempre la guerra y las armas nucleares y toda arma de destrucción de masas", agregó Francisco.
"De toda la tierra se eleva una única voz: ¡no a la guerra, no a la violencia, sí al diálogo, sí a la paz! ¡Con la guerra siempre se pierde!", concluyó el pontífice.
Éstos son el "símbolo del poder desmesurado de destrucción del hombre", dijo el Papa ante los fieles congregados en la plaza San Pedro del Vaticano.
Los "atroces bombardeos atómicos" en Hiroshima y Nagasaki, ocurridos el 6 y 9 de agosto de 1945, suscitan "todavía horror y rechazo", dijo el Santo Padre.
Este "trágico evento" se "ha convertido en el símbolo del ilimitado poder destructivo del hombre cuando hace un uso equivocado del progreso de la ciencia y de la técnica", dijo.
"Constituye una advertencia continua para la humanidad, para que rechace para siempre la guerra y las armas nucleares y toda arma de destrucción de masas", agregó Francisco.
"De toda la tierra se eleva una única voz: ¡no a la guerra, no a la violencia, sí al diálogo, sí a la paz! ¡Con la guerra siempre se pierde!", concluyó el pontífice.