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19 de Abril,  Jujuy, Argentina
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En el primer plano del sacrificio ante la Nación

Domingo, 23 de agosto de 2015 00:00
<p>ÉXODO/ RESPONDE A CAUSAS Y ANTECEDENTES (FOTO ILUSTRATIVA).</p>

“Como todos los hechos históricos, el del Éxodo responde a causas y antecedentes. Al llegar la Revolución de Mayo, Jujuy estaba preparada para comprender y colaborar. Su hijo, Teodoro Sánchez de Bustamante, lo había aprendido en Charcas. Su otro hijo, Juan Ignacio de Gorriti, preveía el suceso. La adhesión fue inmediata al conocimiento.

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“Como todos los hechos históricos, el del Éxodo responde a causas y antecedentes. Al llegar la Revolución de Mayo, Jujuy estaba preparada para comprender y colaborar. Su hijo, Teodoro Sánchez de Bustamante, lo había aprendido en Charcas. Su otro hijo, Juan Ignacio de Gorriti, preveía el suceso. La adhesión fue inmediata al conocimiento.

Las instrucciones que el Cabildo impartiera a su diputado a la Primera Junta, Gorriti, fueron ejemplo de federalismo y nacionalidad. La primera expedición al Alto Perú encontró la contribución de hombres, armas, equipos, alimentos y forrajes. El cura Alberro de Humahuaca -según tradiciones- reclutó tres mil soldados. Desgraciadamente una parte de la oficialidad porteña, haciendo gala de cierta fanfarronería que hirió sencillas costumbres, y de cierto jacobinísmo que ofendió nuestra religión, y que Goyeneche hábilmente explotó para pintar la Revolución de Mayo (...) enfriaron el primer entusiasmo. Recrudeció el fervor realista.

Era lógico. Hasta ese momento la revolución significaba sólo atraso y desastre económico. Jujuy fue en la colonia, una de las provincias más ricas del virreinato. Por su aporte a la corona, sobre todo en la sublevación de Tupac Amaru, mereció el título de "muy leal y constante". En ella se asentó, desde 1661, la Aduana Seca, que se trasladó desde Córdoba.

Fue la llave del rico comercio con el Alto Perú y permanente mercado de inmensas tropas de mulas en sus ferias de La Tablada. Sus fábricas de jabón o "almonas" proveían del producto para engrasar las maquinarias de Potosí. Su burguesía estaba formada por ricos comerciantes, celosos de su patrimonio y de su autonomía gubernamental. La revolución desvió el comercio; desde el Alto Perú al Río de la Plata. La revolución, por obra del deán Funes, decretó la creación de juntas principales y juntas subordinadas, dando preponderancia a unas ciudades sobre otras.

Jujuy se vio sujeta a Salta y desvirtuadas las instrucciones que su Cabildo diera a Gorriti. Debió celebrar un Cabildo abierto en su Plaza Central, en 1811, en que el Alcalde de primer voto, Espinosa, pronunció un vibrante alegato ante los atropellos cometidos por el Gobernador de Salta, don Tomás Allende -de quien dependíamos gracias a la junta de Buenos Aires- y el Capitán Güemes, y se comisionó a Julián Gregorio de Zegada para que marchara a defendernos juntamente con Gorriti. No extrañarse, pues, de que muchos desconfiaran de esta nueva revolución y añoraran los tiempos del Rey. Dijo Espinosa: "Gobierno que ofrecía libertarnos "de los déspotas, que nunca oprimieron tanto... todas las promesas de libertad nada significan..." (Joaquín Carrillo, "Historia Civil de Jujuy“, ed. 1677, pág. 144, Archivo, capítulo I, IV, pág. 120).

Llega Belgrano y comienza la paciente labor militar de reorganizar el ejército y la paciente labor diplomática de reconquistas efectos para la causa revolucionaria, buscando vincular, en los salones, a la sociedad provinciana con la resistida oficialidad "porteña". Así las cosas, el avance de Tristán obligó a la retirada. El 29 de julio de 1812 Belgrano dicta el bando que así lo ordena y que luego Goyeneche calificaría de "impío"”.