SAN PEDRO (Corresponsal). Ayer la comunidad católica, celebró con renovada alegría el Día del Párroco, compartiendo con cada uno de sus sacerdotes este día en que se resignifica la labor y la misión que tienen.
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SAN PEDRO (Corresponsal). Ayer la comunidad católica, celebró con renovada alegría el Día del Párroco, compartiendo con cada uno de sus sacerdotes este día en que se resignifica la labor y la misión que tienen.
Uno de los escenarios para la celebración fue el templo matriz donde la feligresía se reunió en torno a su párroco Daniel Alberto Baca, en la celebración eucarística.
El padre Daniel lleva ya 16 años de sacerdocio y doce como párroco, siendo su primera designación en la parroquia Sagrado Corazón en Ledesma y cumplirá dos años en la parroquia San Pedro de Río Negro.
Respecto a la vida sacerdotal, habló de su experiencia desde el momento mismo del llamado de Dios. “Es Él quien nos elige y la primera sensación que experimenté ante el llamado fueron grandes interrogantes, por qué yo, para qué, cómo, siempre con muchas dudas desde lo humano porque es un llamado divino como el efectuado a la Virgen, que respondió "¿quién soy yo, por qué a mí la más pequeña?’. Y así obra Dios que hace desde su amor y desde su corazón ese llamado y es hermoso sentirse amado, elegido por Dios".
Al hablar de su labor como párroco, destacó y agradeció la confianza depositada cuando Dios a través de la Iglesia, le confió una comunidad, en este este caso a través de la persona de monseñor Daniel Fernández. “El sacerdocio no es para uno, se es sacerdote para el pueblo, un sacerdote que tiene una comunidad encuentra en ella una verdadera familia y es en ella en quien vuelca todo su amor, su vida, su experiencia y fundamentalmente su ministerio sacerdotal”, dijo el padre Daniel.
Indicó que la palabra cura viene de cuidado, de atención. “A veces se utiliza la palabra cura de manera despectiva pero tiene mucho sentido, porque es aquel que está al cuidado de una comunidad, que sana, que alivia, que fortalece y es lo que muchos hermanos vienen a buscar con una bendición, con la participación en una celebración. Muchos se van fortalecidos, animados, bendecidos y ese es el misterio que Dios obra a través de nosotros de un modo insospechado, misterioso, esa es la gracia del sacramento del Orden Sagrado”, subrayó.
En otro tramo, el párroco habló también de las limitaciones que desde el punto de vista humano tiene cada sacerdote, como el cansancio, la falta de tiempo, los compromisos que muchas veces los condiciona pero que en la mayoría de los casos la comunidad sabe entender.
El padre Daniel también hizo llegar su saludo a los párrocos de las distintas comunidades del departamento, el padre Primo Betannin, Marco Tosín, Marcelo Valdivia y Héctor Martínez.