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Una acusada culpó de los hechos a los prófugos

Viernes, 11 de septiembre de 2015 01:30
IMPUTADA / LINA MARCELA SILVA BALANTA FUE LA ÚNICA DE LOS PROCESADOS EN PRESTAR DECLARACIÓN ANTE EL TRIBUNAL. 
Se celebró la primera audiencia del juicio oral y público que se les sigue a cuatro personas oriundas de Colombia, por el doble homicidio del empresario avícola Flavio Millán y su empleado Reynaldo Juárez, y posterior robo de una suma aproximada al medio millón de pesos.
En la Sala del Tribunal en lo Criminal Nº 2 se recepcionaron cinco declaraciones testimoniales de las ocho previstas y además una de las imputadas pidió la palabra y fue la primera en explayarse sobre los hechos acontecidos aquel fatídico 3 de septiembre de 2013.
Lina Marcela Silva Balanta envuelta en una nube de nerviosismo y contradicciones relató su versión de los hechos y apuntó en contra de la pareja prófuga, Carlos Correa, y su esposa, cuyo verdadero nombre no se sabe con certeza.
En un tramo de su relato dijo que Correa fue el responsable de los asesinatos y amenazó a ella y sus otros compatriotas de matarlos con un arma de fuego, si daban aviso a la policía o si no obedecían lo que él ordenaba.
Silva Balanta en todo momento trató de sacar del cuadro criminal a los otros tres imputados, Jhonny Aragón Candelo, Andrés Felipe Riascos Caicedo y Gladys Katherine Balanta Anchico, situándolos en distintos lugares y tiempos. Pero su versión se tornó inconsistente y confusa en el transcurso de las preguntas formuladas por la Fiscalía y la querella.
Silva Balanta manifestó que en el momento que entró "el Viejo" (Flavio Millán), Katherine (Balanta Anchico) "había salido de la pieza a comprar para cocinar, Jhonny (Aragón Candelo) también había salido para comprar marihuana y Andrés (Riascos Caicedo) fue a comprar una cerveza para Carlos (Correa) y para "el Viejo", que habían empezado a beber y luego se quedó todo el tiempo junto a ella en una habitación contigua que usaba como cocina". Luego se supo que esa habitación era de otros inquilinos, no de los colombianos.
Silva Balanta reconoció tener un romance con Flavio Millán y también dijo que trabajaba como dama de compañía en el cabaret Wolf Nigth Club, junto a Katherine. "Salíamos hace dos años, pero nunca fui a su casa ni conocí a sus familiares, pero si realizamos viajes, sobre todo cuando él tenía que ir a vender los pollos a La Quiaca".
Cuando fue consultada para que estableciera su lugar de residencia en nuestra ciudad, Silva Balanta dijo que vivía en un departamento en frente del Corralón El Sol, en el acceso sur de nuestra ciudad, "el dueño del Wolf me lo pagaba y vivía en frente mío, y en la calle El Rastreador 74 vivían Jhonny y Andrés en dos habitaciones", dijo.
La declaración de la mujer se hizo efectiva con los otros tres imputados fuera de la sala, pero mientras ellos abandonaban el lugar, Andrés Caicedo se agachó y le dijo algo, acción que la joven respondió asintiendo con la cabeza.
Silva Balanta dijo que quien había tramado la "emboscada", quien había asesinado al empresario y su empleado y quien había robado el dinero de la casa de Millán fue Carlos Correa y su esposa, y que tanto ella como los otros tres imputados fueron amenazados si no lo obedecían. "Carlos me dijo que si no le hacía caso y no le llevaba el dinero robado a La Quiaca, iba a matar a mi familia que tengo en Colombia, estuve muy asustada y por eso traté de llevarle el dinero lo antes posible".
El dueño del inquilinato
Ariel Marcelo Carlos, propietario de las ocho habitaciones que estaban en alquiler en el barrio 1º de Marzo, echó por tierra lo manifestado por Silva Balanta. Situó a las mujeres y a los hombres colombianos viviendo allí. Y además manifestó que les alquilaba una sola habitación, no dos como intentó hacer creer Silva Balanta.
“Ingresaron directamente a buscar el dinero“
Silvia Liliana Armella, mujer del empresario, en momento de prestar declaración, dijo que Millán era un hombre trabajador, que ayudaba en lo que podía a los colombianos, que el primero en conocer fue Carlos, luego a Jhonny y como a fines de julio lo vio a Andrés.
“No eran empleados de nosotros, sino que mi marido los llamaba para que descarguen y carguen los pollos, cuando tenían que entregar pedidos, a veces llevaba a uno de ellos en los viajes a La Quiaca, pero que yo sepa no eran amigos ni mucho menos”, dijo.
Además Armella dijo que “ingresaron directamente a buscar el dinero que teníamos guardado en el placard de nuestra habitación”.
El terror en primera persona
Luego de cometer los asesinatos, los colombianos fueron hasta el domicilio de Millán en su propia camioneta, allí estaban su sobrino Haro Millán y la empleada Virginia Andia.
“Tocaron el timbre y vi que eran los colombianos, me dijeron que mi tío me buscaba en el galpón que queda al lado de la casa, cuando ingresé vi a Jhonny que me puso un cuchillo en el cuello y los otros dos me ataron los pies y las manos y me dejaron en un contenedor”, dijo Haro en su declaración.
Virginia Andia manifestó que “Jhonny tocó el timbre de la casa y dijo que el señor Jorge me llamaba desde el depósito, cuando ingresé me agarró de atrás, me tapó la boca y junto a Carlos me golpearon. Jhonny me pegó en la cara y me tiró al piso. Yo estaba embarazada y se lo repetía para que no me hicieran daño, pero Carlos me pegó en el estómago y a causa del golpe perdí a mi bebé”, contó.
Luego la mujer dijo que fue maniatada y trasladada hasta donde estaba Haro, en el contenedor.
El testigo Sergio Damián Carlino, amigo y socio de Millán, fue quien descubrió la situación de robo y quien dio aviso a la Policía y a Liliana Armella, cuando llegó al depósito avícola y escuchó que Haro pedía auxilio desde el galpón, contiguo a la vivienda de Millán.

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Se celebró la primera audiencia del juicio oral y público que se les sigue a cuatro personas oriundas de Colombia, por el doble homicidio del empresario avícola Flavio Millán y su empleado Reynaldo Juárez, y posterior robo de una suma aproximada al medio millón de pesos.
En la Sala del Tribunal en lo Criminal Nº 2 se recepcionaron cinco declaraciones testimoniales de las ocho previstas y además una de las imputadas pidió la palabra y fue la primera en explayarse sobre los hechos acontecidos aquel fatídico 3 de septiembre de 2013.
Lina Marcela Silva Balanta envuelta en una nube de nerviosismo y contradicciones relató su versión de los hechos y apuntó en contra de la pareja prófuga, Carlos Correa, y su esposa, cuyo verdadero nombre no se sabe con certeza.
En un tramo de su relato dijo que Correa fue el responsable de los asesinatos y amenazó a ella y sus otros compatriotas de matarlos con un arma de fuego, si daban aviso a la policía o si no obedecían lo que él ordenaba.
Silva Balanta en todo momento trató de sacar del cuadro criminal a los otros tres imputados, Jhonny Aragón Candelo, Andrés Felipe Riascos Caicedo y Gladys Katherine Balanta Anchico, situándolos en distintos lugares y tiempos. Pero su versión se tornó inconsistente y confusa en el transcurso de las preguntas formuladas por la Fiscalía y la querella.
Silva Balanta manifestó que en el momento que entró "el Viejo" (Flavio Millán), Katherine (Balanta Anchico) "había salido de la pieza a comprar para cocinar, Jhonny (Aragón Candelo) también había salido para comprar marihuana y Andrés (Riascos Caicedo) fue a comprar una cerveza para Carlos (Correa) y para "el Viejo", que habían empezado a beber y luego se quedó todo el tiempo junto a ella en una habitación contigua que usaba como cocina". Luego se supo que esa habitación era de otros inquilinos, no de los colombianos.
Silva Balanta reconoció tener un romance con Flavio Millán y también dijo que trabajaba como dama de compañía en el cabaret Wolf Nigth Club, junto a Katherine. "Salíamos hace dos años, pero nunca fui a su casa ni conocí a sus familiares, pero si realizamos viajes, sobre todo cuando él tenía que ir a vender los pollos a La Quiaca".
Cuando fue consultada para que estableciera su lugar de residencia en nuestra ciudad, Silva Balanta dijo que vivía en un departamento en frente del Corralón El Sol, en el acceso sur de nuestra ciudad, "el dueño del Wolf me lo pagaba y vivía en frente mío, y en la calle El Rastreador 74 vivían Jhonny y Andrés en dos habitaciones", dijo.
La declaración de la mujer se hizo efectiva con los otros tres imputados fuera de la sala, pero mientras ellos abandonaban el lugar, Andrés Caicedo se agachó y le dijo algo, acción que la joven respondió asintiendo con la cabeza.
Silva Balanta dijo que quien había tramado la "emboscada", quien había asesinado al empresario y su empleado y quien había robado el dinero de la casa de Millán fue Carlos Correa y su esposa, y que tanto ella como los otros tres imputados fueron amenazados si no lo obedecían. "Carlos me dijo que si no le hacía caso y no le llevaba el dinero robado a La Quiaca, iba a matar a mi familia que tengo en Colombia, estuve muy asustada y por eso traté de llevarle el dinero lo antes posible".
El dueño del inquilinato
Ariel Marcelo Carlos, propietario de las ocho habitaciones que estaban en alquiler en el barrio 1º de Marzo, echó por tierra lo manifestado por Silva Balanta. Situó a las mujeres y a los hombres colombianos viviendo allí. Y además manifestó que les alquilaba una sola habitación, no dos como intentó hacer creer Silva Balanta.
“Ingresaron directamente a buscar el dinero“
Silvia Liliana Armella, mujer del empresario, en momento de prestar declaración, dijo que Millán era un hombre trabajador, que ayudaba en lo que podía a los colombianos, que el primero en conocer fue Carlos, luego a Jhonny y como a fines de julio lo vio a Andrés.
“No eran empleados de nosotros, sino que mi marido los llamaba para que descarguen y carguen los pollos, cuando tenían que entregar pedidos, a veces llevaba a uno de ellos en los viajes a La Quiaca, pero que yo sepa no eran amigos ni mucho menos”, dijo.
Además Armella dijo que “ingresaron directamente a buscar el dinero que teníamos guardado en el placard de nuestra habitación”.
El terror en primera persona
Luego de cometer los asesinatos, los colombianos fueron hasta el domicilio de Millán en su propia camioneta, allí estaban su sobrino Haro Millán y la empleada Virginia Andia.
“Tocaron el timbre y vi que eran los colombianos, me dijeron que mi tío me buscaba en el galpón que queda al lado de la casa, cuando ingresé vi a Jhonny que me puso un cuchillo en el cuello y los otros dos me ataron los pies y las manos y me dejaron en un contenedor”, dijo Haro en su declaración.
Virginia Andia manifestó que “Jhonny tocó el timbre de la casa y dijo que el señor Jorge me llamaba desde el depósito, cuando ingresé me agarró de atrás, me tapó la boca y junto a Carlos me golpearon. Jhonny me pegó en la cara y me tiró al piso. Yo estaba embarazada y se lo repetía para que no me hicieran daño, pero Carlos me pegó en el estómago y a causa del golpe perdí a mi bebé”, contó.
Luego la mujer dijo que fue maniatada y trasladada hasta donde estaba Haro, en el contenedor.
El testigo Sergio Damián Carlino, amigo y socio de Millán, fue quien descubrió la situación de robo y quien dio aviso a la Policía y a Liliana Armella, cuando llegó al depósito avícola y escuchó que Haro pedía auxilio desde el galpón, contiguo a la vivienda de Millán.

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