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Hungría selló su frontera y generó malestar en la región

Miércoles, 16 de septiembre de 2015 01:30
MURO DE ALAMBRE / HUNGRÍA SELLÓ SU FRONTERA CON SERBIA Y TAMBIÉN LO HARÁ CON RUMANIA.
Determinada a frenar el flujo de refugiados, Hungría decretó ayer el estado de emergencia, selló su frontera sur con Serbia y detuvo y procesó a decenas de migrantes que intentaron ingresar de modo ilegal, atrapando a cientos de solicitantes de asilo en tierra de nadie y desatando el malestar serbio.
Varados en una franja de territorio entre los puestos de fronteras de ambos países, cientos de personas que escapan de la guerra en sus naciones de origen armaron sus carpas y acamparon en el lugar, pero con el correr de las horas creció la frustración y los refugiados comenzaron a protestar de manera airada.
"¡Abran la frontera!", cantaban los migrantes, que también insultaban a los policías húngaros y rechazaban agua y comida que se les ofrecía en señal de protesta, mientras un helicóptero policial sobrevolaba la zona.
Luego de que el gobierno nacionalista húngaro completara una valla de alambres de púas en la frontera con Serbia, el canciller del país magiar, Peter Szijjarto, anunció que Hungría extenderá el cerco "una distancia razonable" a lo largo del límite con Rumania, que también integra la Unión Europea (UE).
Tanto Serbia como Rumania deploraron las medidas de Hungría.
"Levantar una valla entre dos estados miembros de la UE que son socios estratégicos no es un lindo gesto desde un punto de vista político", dijo la Cancillería rumana en un comunicado.
El canciller de Serbia, Ivica Dacic, consideró "inaceptable" que Hungría le devuelva a los refugiados mientras miles más están llegando al país balcánico desde Macedonia y Grecia.
"Serbia quiere ser parte de la solución, y no daños colaterales. En los próximos días tendrá que haber conversaciones con Bruselas y otros países", agregó Dacic durante una visita a Praga. El cierre de la frontera húngaro-serbia llegó un día después de que los 28 países de la UE no pudieran ponerse de acuerdo sobre una política común para lidiar con la crisis de refugiados, durante una áspera reunión en Bruselas.
En el encuentro, los ministros del Interior de la UE ratificaron una medida acordada en principio el mes pasado de repartirse a unos 32.000 refugiados arribados a Italia y Grecia, pero difirieron hasta octubre o antes de fin de año la decisión de cómo dividirse a otros 120.000.
En los últimos meses, Hungría se convirtió en un enorme cuello de botella y punto de entrada a la UE para decenas de miles de migrantes. En lo que va de año la policía húngara ha contabilizado la entrada en el país centroeuropeo de más de 200.000 personas procedentes en su mayoría de Siria, Irak y Afganistán.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, sin embargo, insiste en que la mayoría son migrantes económicos que buscan una mejor vida, no refugiados de guerra a los que el país debe acoger en cumplimiento de los tratados europeos, una opinión contraria a otras naciones de la UE, incluyendo a Alemania.
El grueso de los refugiados, sin embargo, no quiere quedarse en Hungría y sigue viaje hacia países más prósperos, como Alemania o Suecia. También, el gobierno húngaro declaró el estado de crisis en dos provincias que lindan con Serbia "debido a la situación causada por la migración masiva", según el portavoz del Ejecutivo, Zoltan Kovacs.

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Determinada a frenar el flujo de refugiados, Hungría decretó ayer el estado de emergencia, selló su frontera sur con Serbia y detuvo y procesó a decenas de migrantes que intentaron ingresar de modo ilegal, atrapando a cientos de solicitantes de asilo en tierra de nadie y desatando el malestar serbio.
Varados en una franja de territorio entre los puestos de fronteras de ambos países, cientos de personas que escapan de la guerra en sus naciones de origen armaron sus carpas y acamparon en el lugar, pero con el correr de las horas creció la frustración y los refugiados comenzaron a protestar de manera airada.
"¡Abran la frontera!", cantaban los migrantes, que también insultaban a los policías húngaros y rechazaban agua y comida que se les ofrecía en señal de protesta, mientras un helicóptero policial sobrevolaba la zona.
Luego de que el gobierno nacionalista húngaro completara una valla de alambres de púas en la frontera con Serbia, el canciller del país magiar, Peter Szijjarto, anunció que Hungría extenderá el cerco "una distancia razonable" a lo largo del límite con Rumania, que también integra la Unión Europea (UE).
Tanto Serbia como Rumania deploraron las medidas de Hungría.
"Levantar una valla entre dos estados miembros de la UE que son socios estratégicos no es un lindo gesto desde un punto de vista político", dijo la Cancillería rumana en un comunicado.
El canciller de Serbia, Ivica Dacic, consideró "inaceptable" que Hungría le devuelva a los refugiados mientras miles más están llegando al país balcánico desde Macedonia y Grecia.
"Serbia quiere ser parte de la solución, y no daños colaterales. En los próximos días tendrá que haber conversaciones con Bruselas y otros países", agregó Dacic durante una visita a Praga. El cierre de la frontera húngaro-serbia llegó un día después de que los 28 países de la UE no pudieran ponerse de acuerdo sobre una política común para lidiar con la crisis de refugiados, durante una áspera reunión en Bruselas.
En el encuentro, los ministros del Interior de la UE ratificaron una medida acordada en principio el mes pasado de repartirse a unos 32.000 refugiados arribados a Italia y Grecia, pero difirieron hasta octubre o antes de fin de año la decisión de cómo dividirse a otros 120.000.
En los últimos meses, Hungría se convirtió en un enorme cuello de botella y punto de entrada a la UE para decenas de miles de migrantes. En lo que va de año la policía húngara ha contabilizado la entrada en el país centroeuropeo de más de 200.000 personas procedentes en su mayoría de Siria, Irak y Afganistán.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, sin embargo, insiste en que la mayoría son migrantes económicos que buscan una mejor vida, no refugiados de guerra a los que el país debe acoger en cumplimiento de los tratados europeos, una opinión contraria a otras naciones de la UE, incluyendo a Alemania.
El grueso de los refugiados, sin embargo, no quiere quedarse en Hungría y sigue viaje hacia países más prósperos, como Alemania o Suecia. También, el gobierno húngaro declaró el estado de crisis en dos provincias que lindan con Serbia "debido a la situación causada por la migración masiva", según el portavoz del Ejecutivo, Zoltan Kovacs.

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