PURMAMARCA (Corresponsal). En el tradicional jueves de ahijaditos los auténticos “Chanca Chanquita” chayaron el mojón ubicado al pie de los cerros de siete colores y se divirtieron al mejor estilo purmamarqueño.
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PURMAMARCA (Corresponsal). En el tradicional jueves de ahijaditos los auténticos “Chanca Chanquita” chayaron el mojón ubicado al pie de los cerros de siete colores y se divirtieron al mejor estilo purmamarqueño.
La agrupación de los niños carnavaleros nace de la mano de los auténticos Chanca Chanca, comparsa que cuenta con más de 42 años de existencia en el pueblo de Purmamarca y en esta edición convocarán a más de 80 diablitos.
Los ahijaditos se congregaron en el salón de “Las cañitas” para festejar el populoso día cerca de las 13 para compartir un riquísimo almuerzo ofrecido por los integrantes de la comisión.
Fue un día básicamente dedicado para los niños y jóvenes que pertenecen a los Chanca Chanquita y para todos aquellos que se sumaron. Luego del almuerzo la agrupación partió hacia el mojón ubicado en torno a los cerros de siete colores en el barrio 10 viviendas. Allí, ante un imponente paisaje chayaron el mojón con talco y serpentina y posteriormente realizaron la ceremonia de la Pachamama. Fueron los niños quienes tomaron la iniciativa dando de comer a la madre tierra frutas y bebidas. Así lo hizo el presidente de los "Chanca Chanquita", Manolo Ramos, y luego se sumaron los demás integrantes, vecinos y turistas. “La fruta simboliza la inocencia y la dulzura de un niño, por eso ellos ofrecen a la madre tierra frutos, jugos y gaseosas. Son las personas más grandes quienes dan a la pacha otros alimentos y bebidas”, expresó Claudia Vilte, miembro de la comisión.
Con gran algarabía Claudia además presentó a los niños y jóvenes a cargo de la mini comparsa y celebró que sean ellos quienes continúen con la cultura purmamarqueña y que además tengan un espacio para divertirse sanamente.
Al ritmo de las trompetas los "Chanca Chanquita" bajaron por las calles del pueblo, bailando y haciendo flamear las banderas para retornar al salón de la familia Chañi para allí culminar la jornada con lluvia de bombones y la conocida fiesta de los helados.