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Suecia y Dinamarca buscan frenar la entrada de refugiados

Martes, 05 de enero de 2016 01:30
<b>RUTA DE LOS BALCANES</b> / LOS REFUGIADOS SIGUEN LLEGANDO A EUROPA CON LA ESPERANZA DE UN FUTURO MEJOR.
Suecia y Dinamarca tomaron este lunes medidas destinadas a contener el flujo de migrantes dentro de sus fronteras, desatando las críticas de Alemania, para quien el espacio de Schengen está "en peligro".
Por primera vez en medio siglo, Suecia ha decidido imponer la presentación de un documento de identidad a todas las personas procedentes de Dinamarca, país vecino que replicó a su vez instaurando controles en la frontera alemana.
Alemania, que en 2015 acogió a más de un millón de migrantes, recordó que "la libre circulación es un bien precioso" en el seno de la Unión Europea (UE).
"Schengen es muy importante, pero está en peligro" dijo Martin Schäfer, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores dirigido por Frank-Walter Steinmeier, en un momento en que una decena de países comunitarios ha establecido diversos grados de control en sus fronteras.
Ante el flujo inédito de refugiados desde los Balcanes, Suecia tomó en otoño diversas medidas destinadas a disuadir a los migrantes de elegir su territorio como destino final tras un largo periplo por Europa.
El 12 de noviembre restableció los controles aleatorios en sus fronteras, concentrados en el puente de Öresund y en los ferris procedentes de los puertos daneses y alemanes del mar Báltico.
Desde la medianoche del lunes, en la estación danesa de Kastrup, en el aeropuerto de Copenhague, de donde salen los trenes hacia Suecia, se han establecido registros sistemáticos y 34 controles fronterizos.
Estocolmo ha impuesto hasta nueva orden a las compañías de transportes que verifiquen la identidad de los ocupantes de sus vehículos. De no hacerlo, se exponen a multas de hasta 50 mil coronas suecas (5.400 euros) por pasajero.
La ola de refugiados, que tomó dimensiones inesperadas entre agosto y noviembre, disparó las tensiones entre Suecia, país que en 2015 recibió 163 mil demandas de asilo, y Dinamarca, que apenas recibe 18 mil al año.
La respuesta de Copenhague ante el temor de que los migrantes rechazados por Suecia se queden en su territorio, no se hizo esperar: en una rueda de prensa el primer ministro Lars Løkke Rasmussen, anunció el establecimiento de controles, en su caso aleatorios, en la frontera con Alemania, por donde más migrantes transitan de camino a los Estados nórdicos.
"Que otros países nórdicos cierren sus fronteras puede tener grandes consecuencias para Dinamarca. Esto puede provocar más demandas de asilo", dijo Rasmussen.
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Suecia y Dinamarca tomaron este lunes medidas destinadas a contener el flujo de migrantes dentro de sus fronteras, desatando las críticas de Alemania, para quien el espacio de Schengen está "en peligro".
Por primera vez en medio siglo, Suecia ha decidido imponer la presentación de un documento de identidad a todas las personas procedentes de Dinamarca, país vecino que replicó a su vez instaurando controles en la frontera alemana.
Alemania, que en 2015 acogió a más de un millón de migrantes, recordó que "la libre circulación es un bien precioso" en el seno de la Unión Europea (UE).
"Schengen es muy importante, pero está en peligro" dijo Martin Schäfer, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores dirigido por Frank-Walter Steinmeier, en un momento en que una decena de países comunitarios ha establecido diversos grados de control en sus fronteras.
Ante el flujo inédito de refugiados desde los Balcanes, Suecia tomó en otoño diversas medidas destinadas a disuadir a los migrantes de elegir su territorio como destino final tras un largo periplo por Europa.
El 12 de noviembre restableció los controles aleatorios en sus fronteras, concentrados en el puente de Öresund y en los ferris procedentes de los puertos daneses y alemanes del mar Báltico.
Desde la medianoche del lunes, en la estación danesa de Kastrup, en el aeropuerto de Copenhague, de donde salen los trenes hacia Suecia, se han establecido registros sistemáticos y 34 controles fronterizos.
Estocolmo ha impuesto hasta nueva orden a las compañías de transportes que verifiquen la identidad de los ocupantes de sus vehículos. De no hacerlo, se exponen a multas de hasta 50 mil coronas suecas (5.400 euros) por pasajero.
La ola de refugiados, que tomó dimensiones inesperadas entre agosto y noviembre, disparó las tensiones entre Suecia, país que en 2015 recibió 163 mil demandas de asilo, y Dinamarca, que apenas recibe 18 mil al año.
La respuesta de Copenhague ante el temor de que los migrantes rechazados por Suecia se queden en su territorio, no se hizo esperar: en una rueda de prensa el primer ministro Lars Løkke Rasmussen, anunció el establecimiento de controles, en su caso aleatorios, en la frontera con Alemania, por donde más migrantes transitan de camino a los Estados nórdicos.
"Que otros países nórdicos cierren sus fronteras puede tener grandes consecuencias para Dinamarca. Esto puede provocar más demandas de asilo", dijo Rasmussen.

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