La inmensidad puneña se apresta a vivenciar una nueva edición de la Manka Fiesta que anualmente se realiza en La Quiaca, durante siete días al extremo boreal patrio arribarán personas desde distintos lugares.
La organización está a cargo del Municipio quiaqueño con el apoyo del Gobierno de Jujuy y de la Presidencia de la Nación
Rostros cobrizos, facciones indianas propias de la raza, hombres y mujeres de talla menuda, pies andariegos y manos callosas por su trabajar, pobladores desde lugares inhóspitos provenientes de los valles, quebradas y sur boliviano convergen en la ciudad fronteriza.
Solamente con la simple intención de trocar sus productos, una antigua costumbre que tiene sus orígenes más allá de los tiempos.
Por estos días comenzaron a llegar gente: los primeros feriantes, cargados de canastos, ollas o manufacturas de una sacrificada labor que traen para intercambiar.
Según adelantaron los organizadores la nueva edición de la "Fiesta de las Ollas" será una celebración diferente, dando prioridad a las personas que arriban desde los diferentes puntos cardinales con sus productos a esta ciudad fronteriza.
Por lo tanto el predio del exferrocarril Belgrano tendrá algunas modificaciones, "se instalaron carpas para proteger de las inclemencias climáticas a los olleros, artesanos, productores y demás personas que son los verdaderos protagonistas", anticiparon desde el municipio.
Además los espectáculos folclóricos del 15 y 16 se realizarán sobre avenida Batalla de Suipacha para mantener la autenticidad del evento y los visitantes puedan disfrutar de toda la magnitud que ofrece la "Manka".
Para el lado sur del predio estarán instaladas las carpas de comida y bailables, además habrá baños químicos para conservar la higiene del lugar. También personal del cuartel de Bomberos instó a los carperos a no utilizar material inflamable, contar con matafuego y salida de emergencia correspondiente.
Punto de encuentro
No solamente arriban quienes quieren intercambiar sus mercancías, también están aquellos que traen ungentos medicinales y frascos cuyo contenido, según afirman, está la cura milagrosa a todo mal, especialmente las penas.
Viboreros cargan todo tipo de baratijas, quizás para el citadino no tenga mucha importancia, sí para quien proviene desde sitios lejanos.
Desde el altiplano boliviano con gran esfuerzo llegan productores de lana ovina, ofertan sus pullos y aguayos multicolores, que impresionan al visitante.
Los vallistos traen frutas como tunas, duraznos, manzanas y las sabrosas granadas, también verduras frescas, que son bien aprovechadas por las amas de casa.
La Fiesta de las Ollas en castellano, tiene su atractivo precisamente cuando laboriosas manos crean todo tipo de figuras, utensilios y por supuesto ollas cocidas de barro, cuya materia prima está entre los cerros que aún continúa siendo sustento del habitante puneño.
También están las populares carpas bailables donde pueden encontrarse a copleros "batiéndose" en duelo de melodías alegres, o aquellas donde hay conjuntos electrónicos, la ganancia de quienes venden sus productos es poca, sin embargo tendrán toda una semana de diversión en grande, abundará la chicha hecha de maíz y maní, como otras bebidas aguardientes.
La organización está a cargo del Municipio quiaqueño con el apoyo del Gobierno de Jujuy y de la Presidencia de la Nación
Rostros cobrizos, facciones indianas propias de la raza, hombres y mujeres de talla menuda, pies andariegos y manos callosas por su trabajar, pobladores desde lugares inhóspitos provenientes de los valles, quebradas y sur boliviano convergen en la ciudad fronteriza.
Solamente con la simple intención de trocar sus productos, una antigua costumbre que tiene sus orígenes más allá de los tiempos.
Por estos días comenzaron a llegar gente: los primeros feriantes, cargados de canastos, ollas o manufacturas de una sacrificada labor que traen para intercambiar.
Según adelantaron los organizadores la nueva edición de la "Fiesta de las Ollas" será una celebración diferente, dando prioridad a las personas que arriban desde los diferentes puntos cardinales con sus productos a esta ciudad fronteriza.
Por lo tanto el predio del exferrocarril Belgrano tendrá algunas modificaciones, "se instalaron carpas para proteger de las inclemencias climáticas a los olleros, artesanos, productores y demás personas que son los verdaderos protagonistas", anticiparon desde el municipio.
Además los espectáculos folclóricos del 15 y 16 se realizarán sobre avenida Batalla de Suipacha para mantener la autenticidad del evento y los visitantes puedan disfrutar de toda la magnitud que ofrece la "Manka".
Para el lado sur del predio estarán instaladas las carpas de comida y bailables, además habrá baños químicos para conservar la higiene del lugar. También personal del cuartel de Bomberos instó a los carperos a no utilizar material inflamable, contar con matafuego y salida de emergencia correspondiente.
Punto de encuentro
No solamente arriban quienes quieren intercambiar sus mercancías, también están aquellos que traen ungentos medicinales y frascos cuyo contenido, según afirman, está la cura milagrosa a todo mal, especialmente las penas.
Viboreros cargan todo tipo de baratijas, quizás para el citadino no tenga mucha importancia, sí para quien proviene desde sitios lejanos.
Desde el altiplano boliviano con gran esfuerzo llegan productores de lana ovina, ofertan sus pullos y aguayos multicolores, que impresionan al visitante.
Los vallistos traen frutas como tunas, duraznos, manzanas y las sabrosas granadas, también verduras frescas, que son bien aprovechadas por las amas de casa.
La Fiesta de las Ollas en castellano, tiene su atractivo precisamente cuando laboriosas manos crean todo tipo de figuras, utensilios y por supuesto ollas cocidas de barro, cuya materia prima está entre los cerros que aún continúa siendo sustento del habitante puneño.
También están las populares carpas bailables donde pueden encontrarse a copleros "batiéndose" en duelo de melodías alegres, o aquellas donde hay conjuntos electrónicos, la ganancia de quienes venden sus productos es poca, sin embargo tendrán toda una semana de diversión en grande, abundará la chicha hecha de maíz y maní, como otras bebidas aguardientes.
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La inmensidad puneña se apresta a vivenciar una nueva edición de la Manka Fiesta que anualmente se realiza en La Quiaca, durante siete días al extremo boreal patrio arribarán personas desde distintos lugares.
La organización está a cargo del Municipio quiaqueño con el apoyo del Gobierno de Jujuy y de la Presidencia de la Nación
Rostros cobrizos, facciones indianas propias de la raza, hombres y mujeres de talla menuda, pies andariegos y manos callosas por su trabajar, pobladores desde lugares inhóspitos provenientes de los valles, quebradas y sur boliviano convergen en la ciudad fronteriza.
Solamente con la simple intención de trocar sus productos, una antigua costumbre que tiene sus orígenes más allá de los tiempos.
Por estos días comenzaron a llegar gente: los primeros feriantes, cargados de canastos, ollas o manufacturas de una sacrificada labor que traen para intercambiar.
Según adelantaron los organizadores la nueva edición de la "Fiesta de las Ollas" será una celebración diferente, dando prioridad a las personas que arriban desde los diferentes puntos cardinales con sus productos a esta ciudad fronteriza.
Por lo tanto el predio del exferrocarril Belgrano tendrá algunas modificaciones, "se instalaron carpas para proteger de las inclemencias climáticas a los olleros, artesanos, productores y demás personas que son los verdaderos protagonistas", anticiparon desde el municipio.
Además los espectáculos folclóricos del 15 y 16 se realizarán sobre avenida Batalla de Suipacha para mantener la autenticidad del evento y los visitantes puedan disfrutar de toda la magnitud que ofrece la "Manka".
Para el lado sur del predio estarán instaladas las carpas de comida y bailables, además habrá baños químicos para conservar la higiene del lugar. También personal del cuartel de Bomberos instó a los carperos a no utilizar material inflamable, contar con matafuego y salida de emergencia correspondiente.
Punto de encuentro
No solamente arriban quienes quieren intercambiar sus mercancías, también están aquellos que traen ungentos medicinales y frascos cuyo contenido, según afirman, está la cura milagrosa a todo mal, especialmente las penas.
Viboreros cargan todo tipo de baratijas, quizás para el citadino no tenga mucha importancia, sí para quien proviene desde sitios lejanos.
Desde el altiplano boliviano con gran esfuerzo llegan productores de lana ovina, ofertan sus pullos y aguayos multicolores, que impresionan al visitante.
Los vallistos traen frutas como tunas, duraznos, manzanas y las sabrosas granadas, también verduras frescas, que son bien aprovechadas por las amas de casa.
La Fiesta de las Ollas en castellano, tiene su atractivo precisamente cuando laboriosas manos crean todo tipo de figuras, utensilios y por supuesto ollas cocidas de barro, cuya materia prima está entre los cerros que aún continúa siendo sustento del habitante puneño.
También están las populares carpas bailables donde pueden encontrarse a copleros "batiéndose" en duelo de melodías alegres, o aquellas donde hay conjuntos electrónicos, la ganancia de quienes venden sus productos es poca, sin embargo tendrán toda una semana de diversión en grande, abundará la chicha hecha de maíz y maní, como otras bebidas aguardientes.
La organización está a cargo del Municipio quiaqueño con el apoyo del Gobierno de Jujuy y de la Presidencia de la Nación
Rostros cobrizos, facciones indianas propias de la raza, hombres y mujeres de talla menuda, pies andariegos y manos callosas por su trabajar, pobladores desde lugares inhóspitos provenientes de los valles, quebradas y sur boliviano convergen en la ciudad fronteriza.
Solamente con la simple intención de trocar sus productos, una antigua costumbre que tiene sus orígenes más allá de los tiempos.
Por estos días comenzaron a llegar gente: los primeros feriantes, cargados de canastos, ollas o manufacturas de una sacrificada labor que traen para intercambiar.
Según adelantaron los organizadores la nueva edición de la "Fiesta de las Ollas" será una celebración diferente, dando prioridad a las personas que arriban desde los diferentes puntos cardinales con sus productos a esta ciudad fronteriza.
Por lo tanto el predio del exferrocarril Belgrano tendrá algunas modificaciones, "se instalaron carpas para proteger de las inclemencias climáticas a los olleros, artesanos, productores y demás personas que son los verdaderos protagonistas", anticiparon desde el municipio.
Además los espectáculos folclóricos del 15 y 16 se realizarán sobre avenida Batalla de Suipacha para mantener la autenticidad del evento y los visitantes puedan disfrutar de toda la magnitud que ofrece la "Manka".
Para el lado sur del predio estarán instaladas las carpas de comida y bailables, además habrá baños químicos para conservar la higiene del lugar. También personal del cuartel de Bomberos instó a los carperos a no utilizar material inflamable, contar con matafuego y salida de emergencia correspondiente.
Punto de encuentro
No solamente arriban quienes quieren intercambiar sus mercancías, también están aquellos que traen ungentos medicinales y frascos cuyo contenido, según afirman, está la cura milagrosa a todo mal, especialmente las penas.
Viboreros cargan todo tipo de baratijas, quizás para el citadino no tenga mucha importancia, sí para quien proviene desde sitios lejanos.
Desde el altiplano boliviano con gran esfuerzo llegan productores de lana ovina, ofertan sus pullos y aguayos multicolores, que impresionan al visitante.
Los vallistos traen frutas como tunas, duraznos, manzanas y las sabrosas granadas, también verduras frescas, que son bien aprovechadas por las amas de casa.
La Fiesta de las Ollas en castellano, tiene su atractivo precisamente cuando laboriosas manos crean todo tipo de figuras, utensilios y por supuesto ollas cocidas de barro, cuya materia prima está entre los cerros que aún continúa siendo sustento del habitante puneño.
También están las populares carpas bailables donde pueden encontrarse a copleros "batiéndose" en duelo de melodías alegres, o aquellas donde hay conjuntos electrónicos, la ganancia de quienes venden sus productos es poca, sin embargo tendrán toda una semana de diversión en grande, abundará la chicha hecha de maíz y maní, como otras bebidas aguardientes.