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La Cruz Jubilar llega a San Antonio

Sabado, 22 de octubre de 2016 01:30
<div>LA CRUZ JUBILAR</div><div>
San Antonio se prepara para recibir la Cruz Jubilar mañana a las 10 en el acceso al pueblo, conmemorando los 150 años de fundación de la Congregación de las Hijas de Santa Ana. Era el 8 de diciembre de 1866, cuando la madre Rosa Gattorno da inicio la congregación de las Hijas de Santa Ana en Placencia (Italia) y este año se están celebrando los 150 años de aquel memorable nacimiento.

Al respecto y en diálogo con la hermana María Eugenia Toledo, quien es la encargada de la congregación religiosa en el pueblo de San Antonio y comparte su misionar con la hermana Susana Vásquez comentó que "para conmemorar los 150 años de fundación, las hermanas en Argentina han organizado la peregrinación de una cruz, llamándola Cruz Jubilar, ya que este año es un año de júbilo para toda la congregación. Esta cruz fue tallada por un artesano del pueblo de San Antonio, don Carlos Ibáñez y tiene la forma de ese crucifijo que tantas veces habló a la madre Rosa, ese Cristo que le encomendó fundar la obra de las Hijas de Santa Ana, ese Cristo que tantas veces se desprendió de la cruz como para abrazar a Rosa Gattorno.

La Cruz Jubilar a lo largo del año ha estado peregrinando por todos los lugares donde las hermanas Hijas de Santa Ana, prestan su servicio, ya sea escuelas o comunidades de presencia. Inició su recorrido en Ballester, pasó por Belgrano, Muñiz, Derqui, Ohiggins, Rosario de la Frontera, El Galpón y ahora viene hacia nosotros, hacia San Antonio.

Invitamos y esperamos a todas las personas que viven en esta tierra bendita sanantoneña, a recibir esta Cruz Jubilar, y junto con ella también recibir la bendición del cielo. Es bueno y necesario a la vez agradecer a Jesucristo por encomendar a la madre Rosa la fundación de la Congregación de las Hijas de Santa Ana, porque este pueblo sin lugar a dudas fue y es receptivo de esa gracia al contar con la presencia de las hermanas aquí entre nosotros, es precisamente tener esa misma congregación iniciada por la madre Rosa Gattorno".

La historia

También la religiosa se refirió a la historia de esta congregación y su fundadora. "Para conocer y celebrar esta gran obra puedo decir que Rosa Gattorno nació en Génova el 14 de octubre de 1831, de una familia de condición económica acomodada, de buena posición social y de profunda formación cristiana. Fue bautizada el mismo día, con el nombre de Rosa María Benedetta. En el padre Francisco y en la madre Adelaida Campanella, ella como sus otros cinco hermanos, encontró los primeros formadores esenciales de su vida moral y cristiana. Durante su juventud, le fue impartida la instrucción en casa, como era usanza en las familias acomodadas del tiempo. Rosa era de carácter sereno, amable, abierto a la piedad y a la caridad, sin embargo, firme, supo reaccionar ante los conflictos del clima político y anticlerical de la época, que afectó también a algunos componentes de la familia Gattorno. A los 21 años (5 de noviembre, 1852), contrajo matrimonio con su primo Jerónimo Custo y se trasladó a Marsella. Una imprevista crisis financiera turbó muy pronto la felicidad de la nueva familia, obligada a volver a Génova marcada por la pobreza. Desgracias aún más graves la amenazaban, su primera hija Carlota afectada de una improvisa enfermedad quedó sordomuda para siempre; el tentativo de Jerónimo para hacer fortuna en el extranjero se concluyó con el regreso, agravado por una funesta enfermedad; el gozo de los otros dos hijos fue profundamente turbado por el fallecimiento del marido, que la dejó viuda a menos de seis años de casada (9 de marzo, 1858) y después de algunos meses la pérdida de su último hijito". "El apremiar de tantos acontecimientos tristes, marcó en su vida un cambio radical que ella llamará su conversión a la oferta total de sí al Señor, a su amor y al amor del prójimo. Bajo la guía del confesor emitió en forma privada los votos perpetuos de castidad y obediencia en la fiesta de la Inmaculada del 1858; enseguida también el de pobreza (1861), en el espíritu san Francisco de Asís, como terciaria franciscana En el Señor, encontró apoyo, ardor misionero, fuerza e impulso para el servicio a los hermanos. En 1862 recibió el don de los estigmas ocultos, percibidos más intensamente los días viernes".
(Carlos Alejandro Tasca, especial para El Tribuno de Jujuy).
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San Antonio se prepara para recibir la Cruz Jubilar mañana a las 10 en el acceso al pueblo, conmemorando los 150 años de fundación de la Congregación de las Hijas de Santa Ana. Era el 8 de diciembre de 1866, cuando la madre Rosa Gattorno da inicio la congregación de las Hijas de Santa Ana en Placencia (Italia) y este año se están celebrando los 150 años de aquel memorable nacimiento.

Al respecto y en diálogo con la hermana María Eugenia Toledo, quien es la encargada de la congregación religiosa en el pueblo de San Antonio y comparte su misionar con la hermana Susana Vásquez comentó que "para conmemorar los 150 años de fundación, las hermanas en Argentina han organizado la peregrinación de una cruz, llamándola Cruz Jubilar, ya que este año es un año de júbilo para toda la congregación. Esta cruz fue tallada por un artesano del pueblo de San Antonio, don Carlos Ibáñez y tiene la forma de ese crucifijo que tantas veces habló a la madre Rosa, ese Cristo que le encomendó fundar la obra de las Hijas de Santa Ana, ese Cristo que tantas veces se desprendió de la cruz como para abrazar a Rosa Gattorno.

La Cruz Jubilar a lo largo del año ha estado peregrinando por todos los lugares donde las hermanas Hijas de Santa Ana, prestan su servicio, ya sea escuelas o comunidades de presencia. Inició su recorrido en Ballester, pasó por Belgrano, Muñiz, Derqui, Ohiggins, Rosario de la Frontera, El Galpón y ahora viene hacia nosotros, hacia San Antonio.

Invitamos y esperamos a todas las personas que viven en esta tierra bendita sanantoneña, a recibir esta Cruz Jubilar, y junto con ella también recibir la bendición del cielo. Es bueno y necesario a la vez agradecer a Jesucristo por encomendar a la madre Rosa la fundación de la Congregación de las Hijas de Santa Ana, porque este pueblo sin lugar a dudas fue y es receptivo de esa gracia al contar con la presencia de las hermanas aquí entre nosotros, es precisamente tener esa misma congregación iniciada por la madre Rosa Gattorno".

La historia

También la religiosa se refirió a la historia de esta congregación y su fundadora. "Para conocer y celebrar esta gran obra puedo decir que Rosa Gattorno nació en Génova el 14 de octubre de 1831, de una familia de condición económica acomodada, de buena posición social y de profunda formación cristiana. Fue bautizada el mismo día, con el nombre de Rosa María Benedetta. En el padre Francisco y en la madre Adelaida Campanella, ella como sus otros cinco hermanos, encontró los primeros formadores esenciales de su vida moral y cristiana. Durante su juventud, le fue impartida la instrucción en casa, como era usanza en las familias acomodadas del tiempo. Rosa era de carácter sereno, amable, abierto a la piedad y a la caridad, sin embargo, firme, supo reaccionar ante los conflictos del clima político y anticlerical de la época, que afectó también a algunos componentes de la familia Gattorno. A los 21 años (5 de noviembre, 1852), contrajo matrimonio con su primo Jerónimo Custo y se trasladó a Marsella. Una imprevista crisis financiera turbó muy pronto la felicidad de la nueva familia, obligada a volver a Génova marcada por la pobreza. Desgracias aún más graves la amenazaban, su primera hija Carlota afectada de una improvisa enfermedad quedó sordomuda para siempre; el tentativo de Jerónimo para hacer fortuna en el extranjero se concluyó con el regreso, agravado por una funesta enfermedad; el gozo de los otros dos hijos fue profundamente turbado por el fallecimiento del marido, que la dejó viuda a menos de seis años de casada (9 de marzo, 1858) y después de algunos meses la pérdida de su último hijito". "El apremiar de tantos acontecimientos tristes, marcó en su vida un cambio radical que ella llamará su conversión a la oferta total de sí al Señor, a su amor y al amor del prójimo. Bajo la guía del confesor emitió en forma privada los votos perpetuos de castidad y obediencia en la fiesta de la Inmaculada del 1858; enseguida también el de pobreza (1861), en el espíritu san Francisco de Asís, como terciaria franciscana En el Señor, encontró apoyo, ardor misionero, fuerza e impulso para el servicio a los hermanos. En 1862 recibió el don de los estigmas ocultos, percibidos más intensamente los días viernes".
(Carlos Alejandro Tasca, especial para El Tribuno de Jujuy).

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