Días atrás, el Tribunal Administrativo de Lille, al norte de Francia, validó el cierre de este campamento al norte del país, pero muchos franceses rechazaron la reubicación en otros pueblos, en contra de lo que prevé el Gobierno.
La decisión del ejecutivo francés, que se había comprometido a cerrar este campamento antes de fin de año, se concretará hoy y se extenderá una semana con el traslado de los inmigrantes a los 450 centros provisionales repartidos por toda Francia y seguirá con la reubicación de los más de 6.500 refugiados.
La mayoría de las personas que malviven en Calais -durmiendo en carpas y chozas- vienen de Eritrea, Etiopía, Afganistán, Pakistán y Sudán y quedaron varados hace años en esa ciudad portuaria a orillas del Canal de la Mancha, en el norte de Francia, a la espera de poder cruzar al Reino Unido.
Así se conformó este improvisado campamento, un símbolo de tensión para el Gobierno socialista de Francia, acorralado entre las críticas de las organizaciones humanitarias y las exigencias de la derecha.
Pero el gran operativo de desmantelamiento en marcha también podría desatar una ola de indignación en el propio país y en los vecinos europeos.
El Gobierno promete que quien presente una solicitud de asilo recibirá un alojamiento digno. Quien no tenga derecho a asilo será expulsado.
A medida que vayan llegando al centro de gestión, los refugiados serán clasificados -menores, adultos, familias- y partirán a los centros de acogida, donde serán atendidos a la espera de que se resuelvan sus demandas de asilo.
En el primer día, el que se espera una mayor actividad, habrá 60 micros con 50 lugares cada uno.
Pero para muchos que quieren cruzar al Reino Unidos es inútil, por eso quieren permanecer en Calais que, a partir de hoy, no contará ni con agua corriente.
Muchas organizaciones humanitarias criticaron este operativo de cierre que "solo servirá para empeorar su situación", una idea que se cristaliza con enfrentamientos registrados en las últimas horas entre inmigrantes contrarios al desalojo, activistas que los apoyan y fuerzas del orden que tiraron gases lacrimógenos, según reportó la agencia de noticias EFE.
El portavoz del ministerio del Interior, Pierre-Henry Brandet, aseguró que no tienen intención de forzar a nadie, sino de convencer a los inmigrantes para que se acojan a las opciones que les ofrece Francia.
Hasta ahora un total de 194 menores no acompañados fueron trasladados en la última semana al Reino Unido.
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Días atrás, el Tribunal Administrativo de Lille, al norte de Francia, validó el cierre de este campamento al norte del país, pero muchos franceses rechazaron la reubicación en otros pueblos, en contra de lo que prevé el Gobierno.
La decisión del ejecutivo francés, que se había comprometido a cerrar este campamento antes de fin de año, se concretará hoy y se extenderá una semana con el traslado de los inmigrantes a los 450 centros provisionales repartidos por toda Francia y seguirá con la reubicación de los más de 6.500 refugiados.
La mayoría de las personas que malviven en Calais -durmiendo en carpas y chozas- vienen de Eritrea, Etiopía, Afganistán, Pakistán y Sudán y quedaron varados hace años en esa ciudad portuaria a orillas del Canal de la Mancha, en el norte de Francia, a la espera de poder cruzar al Reino Unido.
Así se conformó este improvisado campamento, un símbolo de tensión para el Gobierno socialista de Francia, acorralado entre las críticas de las organizaciones humanitarias y las exigencias de la derecha.
Pero el gran operativo de desmantelamiento en marcha también podría desatar una ola de indignación en el propio país y en los vecinos europeos.
El Gobierno promete que quien presente una solicitud de asilo recibirá un alojamiento digno. Quien no tenga derecho a asilo será expulsado.
A medida que vayan llegando al centro de gestión, los refugiados serán clasificados -menores, adultos, familias- y partirán a los centros de acogida, donde serán atendidos a la espera de que se resuelvan sus demandas de asilo.
En el primer día, el que se espera una mayor actividad, habrá 60 micros con 50 lugares cada uno.
Pero para muchos que quieren cruzar al Reino Unidos es inútil, por eso quieren permanecer en Calais que, a partir de hoy, no contará ni con agua corriente.
Muchas organizaciones humanitarias criticaron este operativo de cierre que "solo servirá para empeorar su situación", una idea que se cristaliza con enfrentamientos registrados en las últimas horas entre inmigrantes contrarios al desalojo, activistas que los apoyan y fuerzas del orden que tiraron gases lacrimógenos, según reportó la agencia de noticias EFE.
El portavoz del ministerio del Interior, Pierre-Henry Brandet, aseguró que no tienen intención de forzar a nadie, sino de convencer a los inmigrantes para que se acojan a las opciones que les ofrece Francia.
Hasta ahora un total de 194 menores no acompañados fueron trasladados en la última semana al Reino Unido.