El gol de la victoria para el seleccionado boliviano, que terminó con diez jugadores por la expulsión de Gabriel Valverde, lo convirtió el zaguero central guaraní Gustavo Gómez (exLanús), a los 32 minutos del segundo tiempo.
El primer tiempo fue muy flojo, Bolivia, con un 4-2-3-1, asumió el protagonismo, pero careció de fútbol e ideas claras para quebrar a la defensa de Paraguay que, con un 4-5-1, se replegó y apostó todo a un contraataque, algo que nunca llegó.
Así, entre las ganas, pero limitaciones del conjunto local, que no capitalizó la ventaja de jugar en la altura de La Paz, y el conformismo del equipo guaraní transcurrieron los primeros 45 minutos, prácticamente sin llegadas de peligro.
El segundo tiempo no varió demasiado respecto del primero: Bolivia, pese a la tarjeta roja de Valverde, fue aún más profundo en ataque, pero sin juego asociado; y Paraguay, más allá del hombre de más, siguió con un planteo cauteloso.
Dentro de un partido chato, una gran jugada personal de Marcelo Martins derivó en el gol en contra de Gómez, a los 32 minutos. Premio para uno y castigo para otro.
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El gol de la victoria para el seleccionado boliviano, que terminó con diez jugadores por la expulsión de Gabriel Valverde, lo convirtió el zaguero central guaraní Gustavo Gómez (exLanús), a los 32 minutos del segundo tiempo.
El primer tiempo fue muy flojo, Bolivia, con un 4-2-3-1, asumió el protagonismo, pero careció de fútbol e ideas claras para quebrar a la defensa de Paraguay que, con un 4-5-1, se replegó y apostó todo a un contraataque, algo que nunca llegó.
Así, entre las ganas, pero limitaciones del conjunto local, que no capitalizó la ventaja de jugar en la altura de La Paz, y el conformismo del equipo guaraní transcurrieron los primeros 45 minutos, prácticamente sin llegadas de peligro.
El segundo tiempo no varió demasiado respecto del primero: Bolivia, pese a la tarjeta roja de Valverde, fue aún más profundo en ataque, pero sin juego asociado; y Paraguay, más allá del hombre de más, siguió con un planteo cauteloso.
Dentro de un partido chato, una gran jugada personal de Marcelo Martins derivó en el gol en contra de Gómez, a los 32 minutos. Premio para uno y castigo para otro.