Hoy es el Día de los fieles difuntos y ayer se recordó el día de todos los santos. La tradición en Jujuy enlaza religiosidad y prácticas culturales a través de la mesa de ofrendas cuyos preparativos tienden a la unión familiar y el recuerdo compartido de los que ya no están.
Las costumbres en este sentido varían según las distintas culturas que en Jujuy conviven, por un lado con niños disfrazados por la celebración de Halloween que pululaban el lunes por la noche, los disfrazados de santos en otras partes y los preparativos de las ofrendas que ayer se colocaron en la mesa de muchos jujeños.
La familia de Margarita Álvarez y Lázaro Quispe, del barrio Los Perales, abrió las puertas de su hogar para compartir con El Tribuno de Jujuy su tradicional mesa de ofrendas para los fieles difuntos. Ellos honran la memoria del alma más nueva que es del hermano de Margarita, Raúl Álvarez, quien falleció hace dos años; y de la hermana de Lázaro, Lucía Quispe, a quienes ofrendaron las tradicionales figuras de pan, que incluyeron las escaleras y la cruz, además de productos de repostería preparados previamente por la familia que se reunió para tal fin, además de las golosinas favoritas y las bebidas que solían consumir.
"Siempre acostumbramos a preparar la mesa de ofrendas, es lo que heredamos de nuestros padres y abuelos. Previamente nos juntamos las tres hermanas para hacer las ofrendas y compartimos, lo lindo de esto es que recordamos a los difuntos y lo que les gustaba, por eso ahí está la cartera que le gustaba a Lucia, la mamá de Lázaro, y a mi hermano que le gustaba cazar", explicó Margarita Álvarez.
Explicó que cada detalle fue elaborado por la familia a pleno, en una tarde compartida, en la que brotaron los recuerdos de los que ya no están. La reunión sirve para compartir e intercambiar, y es que mientras ellas se lucieron con sabrosas empanadillas, los vecinos les proveen de chicha de maní, la tradicional bebida elaborada por su familia. Pusieron además flores de su propio jardín, ya que su madre les recomendaba colocar al menos una de la casa, además de frutas y hojas de coca.
"La reunión de la familia viene de hace una semana atrás con todos los preparativos, vienen familiares, rezamos, y mañana (por hoy) se va a levantar la mesa y será una reunión familiar y de amigos, y al recordar a nuestros difuntos vamos a pasar lindos momentos porque recordamos anécdotas, tal cual vimos hacer a nuestros padres", señalaron.
Margarita es docente jubilada y recuerda que buscando promover esta tradición norteña, les transmitía la costumbre a sus alumnos y de hecho hasta el año pasado puso una mesa de ofrenda que prepararon juntos. Aseguró que por ello enfatiza la tradición en su familia buscando que no se pierda y que se transmita a la siguiente generación, claro que también solía hacerlo con otras tradiciones ya que en la escuela copleaba, cantaba, organizaba la elección de la paisana y fundó también el ballet "Panda".
La tradición indica que las almas de cada familia llegaban a la medianoche del 1 de noviembre, por lo que en ese hogar como en el de tantos se sucederían las oraciones de cada integrante que llegara hasta hoy. Así, familia y amigos se reparten las ofrendas entre los presentes para luego ir al cementerio a fin de visitar la tumba de los familiares ya fallecidos.
Las costumbres en este sentido varían según las distintas culturas que en Jujuy conviven, por un lado con niños disfrazados por la celebración de Halloween que pululaban el lunes por la noche, los disfrazados de santos en otras partes y los preparativos de las ofrendas que ayer se colocaron en la mesa de muchos jujeños.
La familia de Margarita Álvarez y Lázaro Quispe, del barrio Los Perales, abrió las puertas de su hogar para compartir con El Tribuno de Jujuy su tradicional mesa de ofrendas para los fieles difuntos. Ellos honran la memoria del alma más nueva que es del hermano de Margarita, Raúl Álvarez, quien falleció hace dos años; y de la hermana de Lázaro, Lucía Quispe, a quienes ofrendaron las tradicionales figuras de pan, que incluyeron las escaleras y la cruz, además de productos de repostería preparados previamente por la familia que se reunió para tal fin, además de las golosinas favoritas y las bebidas que solían consumir.
"Siempre acostumbramos a preparar la mesa de ofrendas, es lo que heredamos de nuestros padres y abuelos. Previamente nos juntamos las tres hermanas para hacer las ofrendas y compartimos, lo lindo de esto es que recordamos a los difuntos y lo que les gustaba, por eso ahí está la cartera que le gustaba a Lucia, la mamá de Lázaro, y a mi hermano que le gustaba cazar", explicó Margarita Álvarez.
Explicó que cada detalle fue elaborado por la familia a pleno, en una tarde compartida, en la que brotaron los recuerdos de los que ya no están. La reunión sirve para compartir e intercambiar, y es que mientras ellas se lucieron con sabrosas empanadillas, los vecinos les proveen de chicha de maní, la tradicional bebida elaborada por su familia. Pusieron además flores de su propio jardín, ya que su madre les recomendaba colocar al menos una de la casa, además de frutas y hojas de coca.
"La reunión de la familia viene de hace una semana atrás con todos los preparativos, vienen familiares, rezamos, y mañana (por hoy) se va a levantar la mesa y será una reunión familiar y de amigos, y al recordar a nuestros difuntos vamos a pasar lindos momentos porque recordamos anécdotas, tal cual vimos hacer a nuestros padres", señalaron.
Conservar la tradición
Margarita es docente jubilada y recuerda que buscando promover esta tradición norteña, les transmitía la costumbre a sus alumnos y de hecho hasta el año pasado puso una mesa de ofrenda que prepararon juntos. Aseguró que por ello enfatiza la tradición en su familia buscando que no se pierda y que se transmita a la siguiente generación, claro que también solía hacerlo con otras tradiciones ya que en la escuela copleaba, cantaba, organizaba la elección de la paisana y fundó también el ballet "Panda".
La tradición indica que las almas de cada familia llegaban a la medianoche del 1 de noviembre, por lo que en ese hogar como en el de tantos se sucederían las oraciones de cada integrante que llegara hasta hoy. Así, familia y amigos se reparten las ofrendas entre los presentes para luego ir al cementerio a fin de visitar la tumba de los familiares ya fallecidos.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
Hoy es el Día de los fieles difuntos y ayer se recordó el día de todos los santos. La tradición en Jujuy enlaza religiosidad y prácticas culturales a través de la mesa de ofrendas cuyos preparativos tienden a la unión familiar y el recuerdo compartido de los que ya no están.
Las costumbres en este sentido varían según las distintas culturas que en Jujuy conviven, por un lado con niños disfrazados por la celebración de Halloween que pululaban el lunes por la noche, los disfrazados de santos en otras partes y los preparativos de las ofrendas que ayer se colocaron en la mesa de muchos jujeños.
La familia de Margarita Álvarez y Lázaro Quispe, del barrio Los Perales, abrió las puertas de su hogar para compartir con El Tribuno de Jujuy su tradicional mesa de ofrendas para los fieles difuntos. Ellos honran la memoria del alma más nueva que es del hermano de Margarita, Raúl Álvarez, quien falleció hace dos años; y de la hermana de Lázaro, Lucía Quispe, a quienes ofrendaron las tradicionales figuras de pan, que incluyeron las escaleras y la cruz, además de productos de repostería preparados previamente por la familia que se reunió para tal fin, además de las golosinas favoritas y las bebidas que solían consumir.
"Siempre acostumbramos a preparar la mesa de ofrendas, es lo que heredamos de nuestros padres y abuelos. Previamente nos juntamos las tres hermanas para hacer las ofrendas y compartimos, lo lindo de esto es que recordamos a los difuntos y lo que les gustaba, por eso ahí está la cartera que le gustaba a Lucia, la mamá de Lázaro, y a mi hermano que le gustaba cazar", explicó Margarita Álvarez.
Explicó que cada detalle fue elaborado por la familia a pleno, en una tarde compartida, en la que brotaron los recuerdos de los que ya no están. La reunión sirve para compartir e intercambiar, y es que mientras ellas se lucieron con sabrosas empanadillas, los vecinos les proveen de chicha de maní, la tradicional bebida elaborada por su familia. Pusieron además flores de su propio jardín, ya que su madre les recomendaba colocar al menos una de la casa, además de frutas y hojas de coca.
"La reunión de la familia viene de hace una semana atrás con todos los preparativos, vienen familiares, rezamos, y mañana (por hoy) se va a levantar la mesa y será una reunión familiar y de amigos, y al recordar a nuestros difuntos vamos a pasar lindos momentos porque recordamos anécdotas, tal cual vimos hacer a nuestros padres", señalaron.
Margarita es docente jubilada y recuerda que buscando promover esta tradición norteña, les transmitía la costumbre a sus alumnos y de hecho hasta el año pasado puso una mesa de ofrenda que prepararon juntos. Aseguró que por ello enfatiza la tradición en su familia buscando que no se pierda y que se transmita a la siguiente generación, claro que también solía hacerlo con otras tradiciones ya que en la escuela copleaba, cantaba, organizaba la elección de la paisana y fundó también el ballet "Panda".
La tradición indica que las almas de cada familia llegaban a la medianoche del 1 de noviembre, por lo que en ese hogar como en el de tantos se sucederían las oraciones de cada integrante que llegara hasta hoy. Así, familia y amigos se reparten las ofrendas entre los presentes para luego ir al cementerio a fin de visitar la tumba de los familiares ya fallecidos.
Las costumbres en este sentido varían según las distintas culturas que en Jujuy conviven, por un lado con niños disfrazados por la celebración de Halloween que pululaban el lunes por la noche, los disfrazados de santos en otras partes y los preparativos de las ofrendas que ayer se colocaron en la mesa de muchos jujeños.
La familia de Margarita Álvarez y Lázaro Quispe, del barrio Los Perales, abrió las puertas de su hogar para compartir con El Tribuno de Jujuy su tradicional mesa de ofrendas para los fieles difuntos. Ellos honran la memoria del alma más nueva que es del hermano de Margarita, Raúl Álvarez, quien falleció hace dos años; y de la hermana de Lázaro, Lucía Quispe, a quienes ofrendaron las tradicionales figuras de pan, que incluyeron las escaleras y la cruz, además de productos de repostería preparados previamente por la familia que se reunió para tal fin, además de las golosinas favoritas y las bebidas que solían consumir.
"Siempre acostumbramos a preparar la mesa de ofrendas, es lo que heredamos de nuestros padres y abuelos. Previamente nos juntamos las tres hermanas para hacer las ofrendas y compartimos, lo lindo de esto es que recordamos a los difuntos y lo que les gustaba, por eso ahí está la cartera que le gustaba a Lucia, la mamá de Lázaro, y a mi hermano que le gustaba cazar", explicó Margarita Álvarez.
Explicó que cada detalle fue elaborado por la familia a pleno, en una tarde compartida, en la que brotaron los recuerdos de los que ya no están. La reunión sirve para compartir e intercambiar, y es que mientras ellas se lucieron con sabrosas empanadillas, los vecinos les proveen de chicha de maní, la tradicional bebida elaborada por su familia. Pusieron además flores de su propio jardín, ya que su madre les recomendaba colocar al menos una de la casa, además de frutas y hojas de coca.
"La reunión de la familia viene de hace una semana atrás con todos los preparativos, vienen familiares, rezamos, y mañana (por hoy) se va a levantar la mesa y será una reunión familiar y de amigos, y al recordar a nuestros difuntos vamos a pasar lindos momentos porque recordamos anécdotas, tal cual vimos hacer a nuestros padres", señalaron.
Conservar la tradición
Margarita es docente jubilada y recuerda que buscando promover esta tradición norteña, les transmitía la costumbre a sus alumnos y de hecho hasta el año pasado puso una mesa de ofrenda que prepararon juntos. Aseguró que por ello enfatiza la tradición en su familia buscando que no se pierda y que se transmita a la siguiente generación, claro que también solía hacerlo con otras tradiciones ya que en la escuela copleaba, cantaba, organizaba la elección de la paisana y fundó también el ballet "Panda".
La tradición indica que las almas de cada familia llegaban a la medianoche del 1 de noviembre, por lo que en ese hogar como en el de tantos se sucederían las oraciones de cada integrante que llegara hasta hoy. Así, familia y amigos se reparten las ofrendas entre los presentes para luego ir al cementerio a fin de visitar la tumba de los familiares ya fallecidos.