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El monumental proyecto de una artista plástica

Miércoles, 23 de noviembre de 2016 01:30
<p>DETALLISTA/ CAMILA ARMELLA ULTIMA DETALLES DE SU MAQUILLAJE. PARA ELLA LA IMAGEN ES MUY IMPORTANTE.</p>

Camila Daniela Armella es una reconocida artista plástica que dejó de exponer para dedicarse de lleno a un proyecto monumental: su transformación. Podría decirse que ella es su propia obra de arte.

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Camila Daniela Armella es una reconocida artista plástica que dejó de exponer para dedicarse de lleno a un proyecto monumental: su transformación. Podría decirse que ella es su propia obra de arte.

En todo este camino que comenzó a transitar hace cuatro años aplicó la misma dinámica que adopta en el proceso creativo de una pieza de arte. Tras madurar el proyecto, se puso manos a la obra. Su cuerpo fue el lienzo donde plasmó, a través de cirugías estéticas y el consumo de hormonas la imagen que había imaginado al iniciar el plan. Maquillaje, vestuario y asistencia psicológica completaron la obra.

Para ella "el día a día es una perfomance". A la hora de salir a la calle para trabajar o a dar un paseo e incluso cuando va a recibir a alguna persona en su casa no escatima en esfuerzos para lucir espléndida. Siempre calza tacos porque estilizan la figura y el maquillaje está presente en todas las circunstancias. "No soy una persona que físicamente pase desapercibida, soy consciente y lo potencio", dijo.

"Como me veo hoy me genera mucho placer", aseguró al subrayar que las trans tienen "un mecanismo de representación visual muy particular". Admitió haber atravesado por la etapa de la exageración al responder a la pregunta vinculada con la sensualidad de sus prendas. "La insinuación todavía no me entra en la cabeza. Tengo una cuestión particular que me gusta exhibirme, una palabra que tiene que ver con el arte", en el sentido de que a los artistas le produce satisfacción mostrar sus creaciones.

"Siempre hice una especie de paralelismo, como una comparación entre lo que es mi vida primero y después mi vida artística. Existen nexos reales. En la pintura, en la escultura, en la perfomance, hay una imagen interior pero también una exterior; hay un concepto, una idea. En mi caso tengo una imagen que representa un cambio. A los que no me conocen de antes yo tenía otra apariencia, me ayudé con algunos medios, como por ejemplo la cirugía estética, las hormonas, el vestuario, el maquillaje, con muchos elementos que uno va tomando de la mujer como propios para poder representar esta imagen que hoy represento. Eso tiene mucho que ver con el arte para mí. Cuando yo hacía un objeto o una instalación, una pintura, trabajaba el material para transformar lo que tenía como en crudo -el lienzo, el papel, el mimbre-".

Los elementos que empleó para su transformación fueron "tomados, siempre con mucho cuidado", habiendo implicado todo un proceso de investigación. "Tengo ya cuatro cirugías, voy por la quinta pronto. El haberme ubicado en esta sociedad como docente me dio muchas posibilidades desde lo mínimo, una obra social que me facilita muchas cosas en cuestión salud; el tener un horario de trabajo, un sueldo mensual, tener los medios para una cirugía estética bien hecha. No me involucré en lo alternativo que existe porque sé que trae ciertas consecuencias y es jugar con una misma", aclaró.

La obra social no le reconoce las cirugías, pero el hecho de contar con un trabajo estable le facilita acceder a un préstamo. En el caso de las hormonas, llegó a través de una médica ginecóloga que la viene tratando desde hace cuatro años.

"El estar sola generó como una apertura, como cierta libertad de poder empezar a idear esta nueva imagen, esta nueva forma de vivir porque creo que los pensamientos, las ideas, estuvieron siempre. Eso es lo primero que se te manifiesta, el deseo. De mis cambios reales llevo cuatro años, es muy reciente todo, pero me informé, investigué, hablé con personas que han pasado por situaciones parecidas", relató.

Al madurar la idea de la transformación, Camila se realizó una serie de análisis y estudios médicos bajo la supervisión de una ginecóloga para luego recibir una medicación que toma diariamente. Explicó que el medicamento "modifica mucho tu estado, altera cosas y empiezan a surgir otras. Nosotras tomamos anticonceptivos que nos llegan como una carga hormonal femenina y todo lo que es testosterona se va eliminando. Te mejora y por ahí te produce cosas que parecen como limitantes, aparecen dolores en el cuerpo. Algo muy increíble es que te modifica el estado de ánimo y te vuelve mucho más sensible de lo que sos. Esto implica tristeza, nostalgia. La doctora me explicó todo eso. Los cambios físicos pueden aparecer por ejemplo en una mejora en la piel, el tono de tu voz se va modificando, eso se llama feminización del cuerpo humano". Puntualmente el tratamiento apunta a eliminar todo lo que es hormona masculina.

Otra cuestión muy interesante que relató Camila fue que "sufrió" sofocones similares a los de la menopausia. "En un tiempo lo experimenté y después se me fue. Esos son procesos de adaptación", es decir una reacción del organismo a esa "estimulación nueva".

En cada momento de su vida Camila nunca renegó de su condición. "Era gay y lo disfruté, soy trans y lo disfruto", dijo al reiterar que su transformación forma parte de un proceso que la llevó a vivir "cosas diferentes en cada momento" e identificarse con su propia imagen.

Primeras manifestaciones

De chiquita tendía preferencia por los juegos de nenas, soñaba con tener una muñeca y percibía que eso era imposible porque no correspondía a su género. Era feliz cuando su mamá le ponía una peluca a un Mickey de plástico que tenía, imaginándose que era una muñeca con cabellos sedosos que desafiaban al viento.

Para Camila la genética tiene mucho que ver con la elección de género que no pasa por lo masculino y femenino, sino por una serie de variantes. Frente a esta postura, la genitalidad es solo una cuestión fisiológica. "Socialmente cuando nace un hijo varón tiene que ser varón. Es imposible que una mamá cuando nazca su hijo varón diga este chiquito puede ser homosexual, puede ser otra cosa. La mamá que ve un hijo varón o una hija mujer supone que va a ser así toda su vida", subrayó.

Esto se da porque al nacer una persona la determinación del género se basa en la genitalidad.

Ahí parte toda la historia, pero yo estoy muy segura que esto tiene mucho que ver con la genética. Hay todo un mecanismo de combinaciones que hace que cada ser sea de una manera o de otra. Nosotros traemos características similares a la de los padres como el color de ojos, de piel, la forma de caminar, eso es genético.

“Siempre me gustó lo alternativo. La palabra alternativa está conectada con mi vida en el arte y en mi vida hoy”.

En lo que tiene que ver con esta forma de vida para mi es genético. La educación en la infancia es la estructura de cómo vamos a ser en adultos. Los padres tienen toda la tarea de provocar que después ese niño sea de una característica, provocar en el sentido de cómo ordenar esa cabecita que todavía no tiene mucha información. Creo que el niño adquiere, adquiere, adquiere, no diferencia mucho todavía.

Yo cuando era niño jugaba juegos de nena.

¿Lo hacías sin pensarlo, te salía hacerlo naturalmente?

Me parece que eso ya estaba incorporado en mí, que eso me divertía más. Tenía un muñeco muy particular que mi mamá le fabricaba una peluca. Era un Mickey de plástico. Era muy interesante esa conexión que tenía con mi madre, que era única. Creo que todos los hijos tienen una conexión en algo con los padres, son cómplices. Esa parte de mi vida me parece maravillosa, teniendo cuatro, cinco años, jugué con ese objeto al que mi mamá le fabricaba una peluca y se la colocaba de una forma muy particular, con unos elásticos. Y yo jugaba, caminaba, lo hacía bailar, porque tenía una seducción por el pelo. Yo no podía tener una muñeca, no correspondía a mi género, tenía que tener una pelota.

¿Crees que tu mamá en aquel momento intuía tu ser a través de esa conexión que mencionás?

Creo que a esto, a la genética más la educación, ella como que promueve, percibe o en su deseo inconsciente, eso no lo puedo saber, mi mamá ya no vive, cuál ha sido su deseo depositado sobre mí. Posiblemente ella quiso tener una nena y no la tuvo, entonces vio esta posibilidad o no. Tiene que ver con el amor.

Yo le hice un homenaje cuando nos invitaron a hacer una obra que se llamó "Si te viera tu madre". Mi obra se llamaba "Si me viera mi madre jugando con el Mickey como cuando tenía cinco años, ella me mira y me sonríe". Hoy yo soy ese muñeco. Es increíble pero real porque me ha pasado. El Mickey dejó de ser varón, una peluca lo identifica con una mujer. Ha sido un medio para poder divertirme y jugar.

Hoy mi vida tiene que ver con esa transformación, a que de niño lo hacía mi mamá, la provocaba ella, yo la tomaba porque no es que no me gustaba porque sino no hubiese jugado. Con esto no quiero advertir a los padres nada, en mi caso, ellos lo vieron y lo dejaron.

No obstante, iniciaste tu transformación cuando tus padres ya no estaban físicamente.

Sobre todo en el Norte que vivimos como a veces sometidos a la mirada de los padres, no nos podemos despegar tan fácilmente. No fue casual que la primera cirugía que me hice fue al tiempo que fallece mi papá, mi mamá había fallecido primero. Esa primera cirugía de nariz fue muy sutil y para mí fue un paso importantísimo. Después vino la hormona y las otras cirugías como para ir acompañando el cambio.

¿Cómo te definís, travesti, mujer?

Para hacer una especie de idea general, el Estado me dio la posibilidad de modificar mi nombre, yo tengo una identidad nueva, me llamo Camila Daniela. Eso ya te da como una fuerza en relación con lo que es la sociedad. Mi documentación me dio la posibilidad de hacer muchas cosas con mi nuevo nombre, lo que facilita mucho la identidad.

Antes de tener tu documento ya te aceptaban como profesora en el establecimiento donde ejerces la docencia.

Es verdad. Cuando empecé a trabajar en el profesorado no tenía esta identidad, no había un cuestionamiento y no sé si yo empezara a buscar un trabajo hoy sería tan fácil, sobre todo en esta sociedad, sobre todo en el norte. Igual hay una mirada muy amplia hoy.

Ha sido una suerte, yo no la busqué. Antes de mi transformación yo ya tenía mi trabajo y había logrado inclusive mi titularidad. Hoy sigo trabajando en el IES que es un nivel terciario en el Profesorado de Artes Visuales. Nunca he tenido un llamado de atención por mi condición, al contrario, soy una docente que tiene mucha apertura, aceptación y respeto. Yo nunca me oculté, tuve un proceso.

Los interesados en contactarse con la artista pueden hacerlo en el facebook Camila Daniela Armella.

Aceptación y prejuicios

En la actualidad, la mayoría de los amigos de Camila Armella son heterosexuales que "tienen una capacidad muy amplia de aceptación". Pero cuando hizo el gran cambio algunos tomaron distancia y ella respetó esa decisión porque no le gusta "generar incomodidad. Percibo la incomodidad de la gente en algunos momentos, me manejo con toda madurez y me alejo", aseguró. Hay personas que tienen mucha facilidad para relacionarse con las personas y otras no. Camila dice que utiliza "el mecanismo del humor para poder llegar a la gente". Su imagen genera respuestas ambivalentes. Sostuvo que las mujeres tienen una mirada muy particular sobre ella y que ahora bajó mucho la tensión posiblemente porque "antes haya sido un poco exhibicionista entre comillas, aunque lo sigo siendo". En cambio percibe que la mirada del hombre es diferente. "Te mira o no, te descubre o no". Respondió que obviamente padeció "situaciones agresivas en la calle, como comentarios desde abajo, te das cuenta que están hablando de vos, un pequeño codeo. Cuando no me gusta me enfrento muy educadamente como me enseñaron, me paro frente a esa persona y le digo ´señor o señora usted habla de mí´, pero más pasa con los varones. Por eso decía que cuando te miran lo pueden hacer de muchas formas, en busca de algo, en busca de querer molestarte o solo de querer agredirte. El machismo en Jujuy es muy fuerte, y más si están en grupo o en dos". Camila consideró que "la agresión tiene mucho que ver con situaciones y el contexto. No sale de noche porque "es posible que la noche tenga códigos que no conozco"; su circuito es el centro, no obstante vivir en un barrio de la zona sur. Lo suyo son las salidas durante el día para hacer trámites, ir al trabajo y pasear. A ella le gusta todo lo que es urbano.

Una historia diferente

Su historia es muy diferente a la de muchas trans que por falta de oportunidad o por elección se prostituyen para garantizarse el sustento.

Camila Armella tuvo la oportunidad y eligió estudiar. Es licenciada en Artes de la Universidad Nacional de Tucumán y lleva quince años ejerciendo la docencia en el Profesorado de Artes de Jujuy.

Para ella no es una verdad absoluta que el entorno del travesti se circunscribe al trabajo sexual. "No es así, si hacés un mínimo esfuerzo podés hacer otra cosa", sostuvo al destacar que tuvo alumnas que "intentaron otra posibilidad de carreras", además de otras chicas trans que se dedican a la peluquería.

No obstante admitió que tuvo suerte de haber estudiado, de que sus padres la pudieran mantener los cinco años de la carrera universitaria en Tucumán.

"En un momento me recibo, me vuelvo a Jujuy, hago un paneo de lo que pasaba en el arte acá, venía muy influenciada de Tucumán con otra estética, empecé a generar propuestas y me dediqué quince veinte años al arte".

Luego consiguió trabajo en el Profesorado de Artes Visuales que le aseguró estabilidad.

Cuestión de valentía

En este momento su deseo está enfocado en el cambio, por lo que no sabe cuándo volverá a montar alguna exposición. Está convencida de que "uno puede ser feliz con la condición que tenga". Igualmente termina admitiendo que para las trans no es sencillo mostrarse públicamente con sus parejas. Tuvo relaciones duraderas que debió mantener ocultas "para preservar la situación de la otra persona".

Los mensajes que desde un tiempo a esta parte llegan a través de los medios y las redes sociales, vinculados con el respeto a la diversidad, son promisorios. "Creo que la sociedad está cambiando. Esta información hace que la cabeza de las personas se vaya modificando", señaló. Entendió que si no se hubieran producido estos avances, "posiblemente hoy no estaría siendo docente, me hubieran puesto una traba". También sabe que existen leyes que la amparan. Por lo pronto tiene el documento con la nueva identidad que gestionó "muy rápido" en el Registro Civil. Con este DNI votó en las últimas elecciones. Ahora tiene previsto tramitar el cambio de identidad de su título docente, como lo hizo con la cuenta del banco, la tarjeta de débito y el carnet de la obra social.

Camila se considera una persona con mucha suerte que tuvo la valentía de derribar toda clase de obstáculos para alcanzar su sueño, que en definitiva es la felicidad.