Las posiciones de unos y otros quedaron de manifiesto en las declaraciones. "Hoy es un día histórico para el fútbol argentino", resumió el presidente de Racing Club, Víctor Blanco; el vice de Nueva Chicago y vocero de los clubes del Nacional, Daniel Ferreiro, respondió con contundencia: "Los clubes grandes la llaman la Superliga. Nosotros la llamamos la Superquiebra".
La firma de las entidades de la B Nacional es indispensable para la conformación del nuevo torneo, según quedó establecido en la Asamblea de Representantes del pasado 23 de junio. Allí se resolvió en el artículo 19 bis la necesidad de "una decisión unánime de los 30 equipos de Primera y de los 23 del Nacional" para reformular la organización del fútbol argentino.
Así las cosas, lo de ayer pareció más un "acting", un ejercicio de presión o negociación, más que un paso cierto hacia lo que -se supone- será la solución a los problemas del fútbol nacional.
El "acta de fundación" de la Superliga contó en la AFA con la presencia del escribano Marcelo Nardelli y se cerró con la firma de 27 clubes de Primera: solo faltaron Rosario Central (pretende un mejor posicionamiento en el reparto del dinero de la TV), Temperley (en conflicto institucional tras la renuncia de su presidente Hernán Lewin) y Gimnasia y Esgrima La Plata.
La nueva Sociedad Civil, según se proyecta, tendrá oficinas propias y una comisión en la que, en forma provisoria, ya fueron designados en los cargos más importantes los directivos Marcelo Deluca (Estudiantes de La Plata, presidente), Gonzalo Mayo (River, tesorero) y Mariano Clariá (Boca Juniors, secretario).
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Las posiciones de unos y otros quedaron de manifiesto en las declaraciones. "Hoy es un día histórico para el fútbol argentino", resumió el presidente de Racing Club, Víctor Blanco; el vice de Nueva Chicago y vocero de los clubes del Nacional, Daniel Ferreiro, respondió con contundencia: "Los clubes grandes la llaman la Superliga. Nosotros la llamamos la Superquiebra".
La firma de las entidades de la B Nacional es indispensable para la conformación del nuevo torneo, según quedó establecido en la Asamblea de Representantes del pasado 23 de junio. Allí se resolvió en el artículo 19 bis la necesidad de "una decisión unánime de los 30 equipos de Primera y de los 23 del Nacional" para reformular la organización del fútbol argentino.
Así las cosas, lo de ayer pareció más un "acting", un ejercicio de presión o negociación, más que un paso cierto hacia lo que -se supone- será la solución a los problemas del fútbol nacional.
El "acta de fundación" de la Superliga contó en la AFA con la presencia del escribano Marcelo Nardelli y se cerró con la firma de 27 clubes de Primera: solo faltaron Rosario Central (pretende un mejor posicionamiento en el reparto del dinero de la TV), Temperley (en conflicto institucional tras la renuncia de su presidente Hernán Lewin) y Gimnasia y Esgrima La Plata.
La nueva Sociedad Civil, según se proyecta, tendrá oficinas propias y una comisión en la que, en forma provisoria, ya fueron designados en los cargos más importantes los directivos Marcelo Deluca (Estudiantes de La Plata, presidente), Gonzalo Mayo (River, tesorero) y Mariano Clariá (Boca Juniors, secretario).