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El chimpancé Manno está refugiado en Kenia

Sabado, 10 de diciembre de 2016 01:30
<div>RECUPERACIÓN EL CHIMPANCÉ MANNO PASABA SUS DÍAS EN UNA PEQUEÑA CAJA DE MADERA.</div><div>
El chimpancé Manno tuvo una vida difícil. Los traficantes lo vendieron tras separarlo de su madre y hasta hace poco fumaba cigarrillos vestido como un niño en las selfies de los visitantes de un zoológico del Kurdistán iraquí. Ahora vive en Kenia.

Los dulces y refrescos azucarados que le obligaban a tomar le provocaban diarreas constantes; al anochecer lo encerraban en una jaula de apenas un metro cuadrado por dos de alto, en el zoológico de Dohuk, a 70 km al norte de Mosul.

Este macho de cuatro años pudo marcharse gracias a la movilización de organizaciones, de particulares y a la cooperación del Gobierno autónomo del Kurdistán iraquí. Lo acogieron en un santuario keniano que desde 1993 recoge a los chimpancés, una especie amenazada.

"Durante el transporte de Manno entre Dohuk y el aeropuerto de Erbil (capital del Kurdistán iraquí), el convoy pasó a una veintena de kilómetros de Mosul", ciudad que el ejército iraquí intenta arrebatar al grupo Estado Islámico, explicó a la prensa Daniel Stiles, de la organización Pegas, que lucha por prevenir el tráfico y la "esclavitud" de las cuatro especies de grandes monos africanos (gorilas de las montañas y de las mesetas, bonobos y chimpancés).

Pasó varios días en una caja de madera de un metro cúbico antes de llegar el 30 de noviembre al santuario de la reserva privada de Ol Pejeta, al pie del Monte Kenia.


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En cuarentena

"Antes de juntarse con otros chimpancés debe pasar un tiempo en cuarentena", explica el veterinario y director del santuario, Stephen Ngulu, para asegurarse de que no tenga ninguna enfermedad que amenace a los otros 36 primates de la reserva.
Luego podrá integrarse en una de las dos comunidades de chimpancés que viven en este territorio boscoso de más de un kilómetro cuadrado, rodeado por un cierre eléctrico.
Para no trastocar el equilibrio del grupo ni generar rivalidad que pueda degenerar en violencia mortal, su integración será lenta, explica Ngulu.
Y es que Manno, separado de su madre poco después de su nacimiento, aparentemente en un parque zoológico de Damasco, no ha tenido el más mínimo contacto con otros chimpancés desde que en 2013 lo vendieron ilegalmente al zoo de Dohuk por 15.000 dólares (14.000 euros).
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El chimpancé Manno tuvo una vida difícil. Los traficantes lo vendieron tras separarlo de su madre y hasta hace poco fumaba cigarrillos vestido como un niño en las selfies de los visitantes de un zoológico del Kurdistán iraquí. Ahora vive en Kenia.

Los dulces y refrescos azucarados que le obligaban a tomar le provocaban diarreas constantes; al anochecer lo encerraban en una jaula de apenas un metro cuadrado por dos de alto, en el zoológico de Dohuk, a 70 km al norte de Mosul.

Este macho de cuatro años pudo marcharse gracias a la movilización de organizaciones, de particulares y a la cooperación del Gobierno autónomo del Kurdistán iraquí. Lo acogieron en un santuario keniano que desde 1993 recoge a los chimpancés, una especie amenazada.

"Durante el transporte de Manno entre Dohuk y el aeropuerto de Erbil (capital del Kurdistán iraquí), el convoy pasó a una veintena de kilómetros de Mosul", ciudad que el ejército iraquí intenta arrebatar al grupo Estado Islámico, explicó a la prensa Daniel Stiles, de la organización Pegas, que lucha por prevenir el tráfico y la "esclavitud" de las cuatro especies de grandes monos africanos (gorilas de las montañas y de las mesetas, bonobos y chimpancés).

Pasó varios días en una caja de madera de un metro cúbico antes de llegar el 30 de noviembre al santuario de la reserva privada de Ol Pejeta, al pie del Monte Kenia.


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"Antes de juntarse con otros chimpancés debe pasar un tiempo en cuarentena", explica el veterinario y director del santuario, Stephen Ngulu, para asegurarse de que no tenga ninguna enfermedad que amenace a los otros 36 primates de la reserva.
Luego podrá integrarse en una de las dos comunidades de chimpancés que viven en este territorio boscoso de más de un kilómetro cuadrado, rodeado por un cierre eléctrico.
Para no trastocar el equilibrio del grupo ni generar rivalidad que pueda degenerar en violencia mortal, su integración será lenta, explica Ngulu.
Y es que Manno, separado de su madre poco después de su nacimiento, aparentemente en un parque zoológico de Damasco, no ha tenido el más mínimo contacto con otros chimpancés desde que en 2013 lo vendieron ilegalmente al zoo de Dohuk por 15.000 dólares (14.000 euros).

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