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25 de Abril,  Jujuy, Argentina
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Pirotecnia: Una costumbre que daña la paz de personas y animales

Jueves, 22 de diciembre de 2016 01:30
La explosión de artefactos es un hábito que últimamente tuvo serias repercusiones en el seno de la comunidad.
Si bien, muchos individuos desde niños que para las fiestas de fin de año utilizan pirotecnia como parte del festejo, desde protectoras de animales, padres de niños con autismo, excombatientes de Malvinas, adultos mayores, personal de la sanidad y otras personas se creó un mensaje de concientización para erradicar o al menos controlar esta tradición porque no es sana y perjudica de forma grave la salud física y emocional de miles de mascotas, niños, jóvenes y adultos.
Además de ser un daño para estas poblaciones, el uso de artefactos pirotécnicos año tras año lesiona a cientos de jujeños debido a explosiones o alergias que la pólvora les provoca. Ambientalistas y bomberos son otros de los actores sociales que se oponen a esta costumbre porque también es una vía de contaminación al medio ambiente.
Su uso inadecuado también es la causa de daños materiales a bienes privados y públicos, como incendios en zonas arbóreas, coches calcinados, toldos en llamas, entre otros.
Los bebés, los ancianos y las personas convalecientes se ven obligados a soportar con incomodidad y malestar el ruido ensordecedor de estos estruendos que podrían evitarse.
Son muchos los factores que hacen fuerza para que de una vez por todas, el lazo solidario trascienda y se piense en el otro que sufre y no disfruta las fiestas.
Estas explosiones se usan como forma de diversos festejos como ser un partido de fútbol, una celebridad religiosa, un evento o festival pero tiene mayor convocatoria durante Navidad y Año Nuevo.
Para las fiestas de fin de año lo normal es que cada familia disfrute de esos momentos pero en muchos hogares sucede lo contrario: la desesperación, la angustia y la impotencia invaden la celebración.
Jorge Peñaloza, referente de fundación "Sonrisas" y papá de un niño con autismo en diálogo con El Tribuno de Jujuy, comentó que "ante el ruido del estallido de cohetes mi hijo entra en una situación desesperante, se tapa los oídos, se pone nervioso, le agarra taquicardia, no sabe qué hacer".
"En vez de hacer el brindis cuando son las 12 como cualquier familia tenemos que ir a abrazarlo junto a mi esposa y su hermana. Nos encerramos en la pieza y entre todos lo abrazamos haciéndolo sentir seguro. La pasamos mal, aunque hay reacciones peores de otros niños que llegan a lastimarse los oídos porque quieren arrancarse las orejas y terminan en el hospital, es lamentable".
chicos con autismo
Fernanda Marcel, licenciada en Terapia Ocupacional, sobre esta situación dijo que "todos los chicos con autismo tienen un desorden de procedimiento sensorial general, las vías auditivas y táctil son las más afectadas.
En lo auditivo lo sienten diez veces más que otra persona, ellos fallan en el proceso de orientación y selección, en el momento de la pirotecnia no saben cómo reaccionar y sufren bastante.
Su sistema nervioso central lo toma como un ataque, por ello salen corriendo, gritan, se tapan los oídos, elevan más su nivel de alerta lo que hace ver sus conductas de manera desmedida".
Una opción que Peñaloza sugiere es que para las fiestas de fin de año en vez de que haya como siempre un uso desmedido de bombas de estruendo se realice por parte del Gobierno un espectáculo de luces artificiales más vistosas, más decorativas y sin ruido.
Por ello es que desde la Fundación "Sonrisas" se enarboló una campaña denominada "Más Luces, menos ruido" que tuvo la adhesión de cientos de personas de diferentes ámbitos en nuestra provincia.
"Tenemos que trabajar durante todo el año, ir preparándolo, lo feo que el niño no espera las fiestas como cualquier otro, que va a recibir un regalo y va a estar contento, el no quiere saber nada con que lleguen esos días", amplió Jorge Peñaloza.
Marcel, por su parte, opinó que "lo mejor que pueden hacer los padres es ponerle algodones en los odios, estar dentro de la casa con música bajita porque volúmenes altos también pueden afectarle, dentro de lo que se puede anticipar que es lo le va a pasar, decirles a los chicos todo lo que va a pasar, con imágenes claras, eso ayuda a anticipar la realidad de lo que va a venir".
Es desolador saber que en vez de que la sociedad corrija ese mal hábito que realiza y daña al otro, las personas que son perjudicadas tengan que prepararse durante el año para soportar eso que puede ser prohibido o al menos regulado, por eso la importancia de que se tome conciencia.
Otras de las poblaciones afectadas son los ancianos que viven en geriátricos, Alberto Mendoza, enfermero de la clínica San Francisco sostuvo que "la mayoría de los abuelos pasan acá las fiestas, muchos de ellos se exaltan, no pueden dormirse y se ponen nerviosos. Se les sube la presión, se alteran, les agarra taquicardia y se asustan. Muchos se acuerdan de momentos de su vida y se ponen muy mal anímicamente. Nosotros tratamos de estabilizarlos pero el dolor los supera y la pasan muy mal".
Material peligroso
Pablo Díaz, vicepresidente de la asociación de Bomberos Voluntarios de Palpalá brindó su opinión y dijo que "la pirotecnia es tomada como riesgo uno dentro de materiales peligrosos, es el riesgo máximo que hay en la actualidad. Al medio ambiente afecta en la parte del ruido ya que produce grandes explosiones y contamina el aire".
"La recomendación va para los padres, los chicos si hacen uso de la pirotecnia deben estar controlados por un mayor", apuntó.

"Nosotros volvemos a Malvinas"
En Jujuy conviven numerosas personas que lucharon en la guerra de Malvinas, en todos ellos, al regresar del conflicto bélico de 1982 tuvieron que soportar las secuelas que le provocó la guerra.
Hay distintas patologías que acarrearon en los años posteriores, una de ellas se relaciona con el sistema auditivo ya que al estar en contacto con esas terribles bombas que más de una vez explotaban muy cerca de ellos, les provocaron cierta sensibilidad en sus oídos.
Oscar Chiliguay, referente de la asociación de excombatientes de Malvinas 2 de Mayo de Palpalá contó que "después de 1982 me dan de baja en las Fuerzas Armadas, cuando regresé a Palpalá, yo era joven tenía 20 años. Para Navidad como cualquier otra familia estábamos por hacer el brindis a las 12 y empezaron a tirar los cohetes. Al escuchar esos sonidos sentí que volvía a la guerra, automáticamente me arrojé al suelo y empecé a arrastrarme para buscar un refugio, me metí debajo de mi cama".
"Fue una reacción automática, sentía que de nuevo estaba en Malvinas", aseguró.
Relató más delante que "otra situación y peor me ocurrió en una cancha de fútbol, arrojaron estruendos y atiné a tirarme cuerpo tierra y arrastrarme a buscar refugio. Momento que fue producto de burlas de todos los que estaban ahí".
Con respecto a la reacción de su familia, dijo: "Imaginate el dolor y la angustia que causó eso en mis padres y hermanos, ellos trataban de contenerme pero yo no podía, hasta que pasó todo y volví a la realidad".
Esas son algunas de las secuelas que ellos tuvieron y aprendieron a convivir con eso con respecto al mensaje de concientización Chiliguay manifestó que "tenemos que tomar conciencia del daño que se le causa a otra persona, muchas veces por el desconocimiento sobre esto ocasionamos mucho dolor en el otro, eso me tocó a mí, mi familia y yo sufrimos mucho con eso".

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La explosión de artefactos es un hábito que últimamente tuvo serias repercusiones en el seno de la comunidad.
Si bien, muchos individuos desde niños que para las fiestas de fin de año utilizan pirotecnia como parte del festejo, desde protectoras de animales, padres de niños con autismo, excombatientes de Malvinas, adultos mayores, personal de la sanidad y otras personas se creó un mensaje de concientización para erradicar o al menos controlar esta tradición porque no es sana y perjudica de forma grave la salud física y emocional de miles de mascotas, niños, jóvenes y adultos.
Además de ser un daño para estas poblaciones, el uso de artefactos pirotécnicos año tras año lesiona a cientos de jujeños debido a explosiones o alergias que la pólvora les provoca. Ambientalistas y bomberos son otros de los actores sociales que se oponen a esta costumbre porque también es una vía de contaminación al medio ambiente.
Su uso inadecuado también es la causa de daños materiales a bienes privados y públicos, como incendios en zonas arbóreas, coches calcinados, toldos en llamas, entre otros.
Los bebés, los ancianos y las personas convalecientes se ven obligados a soportar con incomodidad y malestar el ruido ensordecedor de estos estruendos que podrían evitarse.
Son muchos los factores que hacen fuerza para que de una vez por todas, el lazo solidario trascienda y se piense en el otro que sufre y no disfruta las fiestas.
Estas explosiones se usan como forma de diversos festejos como ser un partido de fútbol, una celebridad religiosa, un evento o festival pero tiene mayor convocatoria durante Navidad y Año Nuevo.
Para las fiestas de fin de año lo normal es que cada familia disfrute de esos momentos pero en muchos hogares sucede lo contrario: la desesperación, la angustia y la impotencia invaden la celebración.
Jorge Peñaloza, referente de fundación "Sonrisas" y papá de un niño con autismo en diálogo con El Tribuno de Jujuy, comentó que "ante el ruido del estallido de cohetes mi hijo entra en una situación desesperante, se tapa los oídos, se pone nervioso, le agarra taquicardia, no sabe qué hacer".
"En vez de hacer el brindis cuando son las 12 como cualquier familia tenemos que ir a abrazarlo junto a mi esposa y su hermana. Nos encerramos en la pieza y entre todos lo abrazamos haciéndolo sentir seguro. La pasamos mal, aunque hay reacciones peores de otros niños que llegan a lastimarse los oídos porque quieren arrancarse las orejas y terminan en el hospital, es lamentable".
chicos con autismo
Fernanda Marcel, licenciada en Terapia Ocupacional, sobre esta situación dijo que "todos los chicos con autismo tienen un desorden de procedimiento sensorial general, las vías auditivas y táctil son las más afectadas.
En lo auditivo lo sienten diez veces más que otra persona, ellos fallan en el proceso de orientación y selección, en el momento de la pirotecnia no saben cómo reaccionar y sufren bastante.
Su sistema nervioso central lo toma como un ataque, por ello salen corriendo, gritan, se tapan los oídos, elevan más su nivel de alerta lo que hace ver sus conductas de manera desmedida".
Una opción que Peñaloza sugiere es que para las fiestas de fin de año en vez de que haya como siempre un uso desmedido de bombas de estruendo se realice por parte del Gobierno un espectáculo de luces artificiales más vistosas, más decorativas y sin ruido.
Por ello es que desde la Fundación "Sonrisas" se enarboló una campaña denominada "Más Luces, menos ruido" que tuvo la adhesión de cientos de personas de diferentes ámbitos en nuestra provincia.
"Tenemos que trabajar durante todo el año, ir preparándolo, lo feo que el niño no espera las fiestas como cualquier otro, que va a recibir un regalo y va a estar contento, el no quiere saber nada con que lleguen esos días", amplió Jorge Peñaloza.
Marcel, por su parte, opinó que "lo mejor que pueden hacer los padres es ponerle algodones en los odios, estar dentro de la casa con música bajita porque volúmenes altos también pueden afectarle, dentro de lo que se puede anticipar que es lo le va a pasar, decirles a los chicos todo lo que va a pasar, con imágenes claras, eso ayuda a anticipar la realidad de lo que va a venir".
Es desolador saber que en vez de que la sociedad corrija ese mal hábito que realiza y daña al otro, las personas que son perjudicadas tengan que prepararse durante el año para soportar eso que puede ser prohibido o al menos regulado, por eso la importancia de que se tome conciencia.
Otras de las poblaciones afectadas son los ancianos que viven en geriátricos, Alberto Mendoza, enfermero de la clínica San Francisco sostuvo que "la mayoría de los abuelos pasan acá las fiestas, muchos de ellos se exaltan, no pueden dormirse y se ponen nerviosos. Se les sube la presión, se alteran, les agarra taquicardia y se asustan. Muchos se acuerdan de momentos de su vida y se ponen muy mal anímicamente. Nosotros tratamos de estabilizarlos pero el dolor los supera y la pasan muy mal".
Material peligroso
Pablo Díaz, vicepresidente de la asociación de Bomberos Voluntarios de Palpalá brindó su opinión y dijo que "la pirotecnia es tomada como riesgo uno dentro de materiales peligrosos, es el riesgo máximo que hay en la actualidad. Al medio ambiente afecta en la parte del ruido ya que produce grandes explosiones y contamina el aire".
"La recomendación va para los padres, los chicos si hacen uso de la pirotecnia deben estar controlados por un mayor", apuntó.

"Nosotros volvemos a Malvinas"
En Jujuy conviven numerosas personas que lucharon en la guerra de Malvinas, en todos ellos, al regresar del conflicto bélico de 1982 tuvieron que soportar las secuelas que le provocó la guerra.
Hay distintas patologías que acarrearon en los años posteriores, una de ellas se relaciona con el sistema auditivo ya que al estar en contacto con esas terribles bombas que más de una vez explotaban muy cerca de ellos, les provocaron cierta sensibilidad en sus oídos.
Oscar Chiliguay, referente de la asociación de excombatientes de Malvinas 2 de Mayo de Palpalá contó que "después de 1982 me dan de baja en las Fuerzas Armadas, cuando regresé a Palpalá, yo era joven tenía 20 años. Para Navidad como cualquier otra familia estábamos por hacer el brindis a las 12 y empezaron a tirar los cohetes. Al escuchar esos sonidos sentí que volvía a la guerra, automáticamente me arrojé al suelo y empecé a arrastrarme para buscar un refugio, me metí debajo de mi cama".
"Fue una reacción automática, sentía que de nuevo estaba en Malvinas", aseguró.
Relató más delante que "otra situación y peor me ocurrió en una cancha de fútbol, arrojaron estruendos y atiné a tirarme cuerpo tierra y arrastrarme a buscar refugio. Momento que fue producto de burlas de todos los que estaban ahí".
Con respecto a la reacción de su familia, dijo: "Imaginate el dolor y la angustia que causó eso en mis padres y hermanos, ellos trataban de contenerme pero yo no podía, hasta que pasó todo y volví a la realidad".
Esas son algunas de las secuelas que ellos tuvieron y aprendieron a convivir con eso con respecto al mensaje de concientización Chiliguay manifestó que "tenemos que tomar conciencia del daño que se le causa a otra persona, muchas veces por el desconocimiento sobre esto ocasionamos mucho dolor en el otro, eso me tocó a mí, mi familia y yo sufrimos mucho con eso".