La celebración será hoy con una misa que se iniciará a las 11 con el obispo Daniel Fernández. Se prevé recibir a excompañeros, misioneros y pares de Entre Ríos, otras provincias y del barrio Malvinas, del movimiento Siloe, con quienes compartirán luego un almuerzo en la escuela Santa Rosa del barrio homónimo.
Con parsimoniosa voz y tranquilidad el padre Pedro Pérez recibió a El Tribuno de Jujuy y relató su trayectoria desde su ordenación sacerdotal, su paso por varias congregaciones, su unión a los Hermanos Salesianos, su labor docente y su interés por vivir acompañando a la gente más necesitada brindando asistencia y padeciendo muchas de sus dificultades.
Actualmente tiene 76 años, rodeado de innumerables figuras producto seguramente de obsequios, de los libros con los que complementó su formación y el sonido del correr del agua de una pequeña fuente en su oficina, enumeró los destinos que tuvo y reflexionó intentando contar la experiencia de vida sacerdotal.
Recordó que fue ordenado el 4 de diciembre de 1966 en Paraná, Entre Ríos, provincia de la que es oriundo donde estuvo 11 años, al principio en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, donde trabajó con jóvenes de escuelas segundarias, universitarios, colegios religiosos; y en 1970 fue la Catedral paranaense por dos años.
"Soy hijo del Concilio Vaticano II que planteó como una renovación de la Iglesia. Revisar muchas cosas, teníamos el conflicto de ciencia y fe", explicó asegurando que en el camino hubo dificultades porque gente conservadora no aceptaba, si bien coincidía con una tendencia latinoamericana y había un grupo de sacerdotes en contacto que se apoyaban.
Comenzó a trabajar en 1972 con los hermanos de Lasalle, y desde la Catedral se fue planteando que no debía hablar de los pobres sin estar a su lado, por lo que fue a vivir un año y medio a una casa de familia, mientras trabajaba en un colegio y atendía la capilla San Roque donde vivió experiencias en la labor con los pobres.
Sin embargo en el colegio por ese tipo de catequesis que su grupo anunciaba, el obispo no aceptó lo que hacían y lo instó a no trabajar allí con lo cual fue convocado con los hermanos lasallanos a Buenos Aires en 1977 y trabajó en un colegio de 3 mil alumnos hasta 1981.
Se planteó no obstante el lugar donde debía estar y ese año se fue a la Diócesis de Añatuya, en el pueblo Campo Gallo de Santiago del Estero, donde se encargó de la pastoral en la campaña en 26 escuelas rurales con un grupo de misioneros, donde vivieron duras experiencias por falta de agua y acercando salud con agentes sanitarios y médicos, retiros y asambleas. Se formó en Ecuador a donde viajó a cursos intensivos.
El padre Pedro fue invitado a Jujuy y llegó el 17 de febrero de 1990. Se instaló en la comunidad de los hermanos Lasalle del barrio Malvinas.
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La celebración será hoy con una misa que se iniciará a las 11 con el obispo Daniel Fernández. Se prevé recibir a excompañeros, misioneros y pares de Entre Ríos, otras provincias y del barrio Malvinas, del movimiento Siloe, con quienes compartirán luego un almuerzo en la escuela Santa Rosa del barrio homónimo.
Con parsimoniosa voz y tranquilidad el padre Pedro Pérez recibió a El Tribuno de Jujuy y relató su trayectoria desde su ordenación sacerdotal, su paso por varias congregaciones, su unión a los Hermanos Salesianos, su labor docente y su interés por vivir acompañando a la gente más necesitada brindando asistencia y padeciendo muchas de sus dificultades.
Actualmente tiene 76 años, rodeado de innumerables figuras producto seguramente de obsequios, de los libros con los que complementó su formación y el sonido del correr del agua de una pequeña fuente en su oficina, enumeró los destinos que tuvo y reflexionó intentando contar la experiencia de vida sacerdotal.
Recordó que fue ordenado el 4 de diciembre de 1966 en Paraná, Entre Ríos, provincia de la que es oriundo donde estuvo 11 años, al principio en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, donde trabajó con jóvenes de escuelas segundarias, universitarios, colegios religiosos; y en 1970 fue la Catedral paranaense por dos años.
"Soy hijo del Concilio Vaticano II que planteó como una renovación de la Iglesia. Revisar muchas cosas, teníamos el conflicto de ciencia y fe", explicó asegurando que en el camino hubo dificultades porque gente conservadora no aceptaba, si bien coincidía con una tendencia latinoamericana y había un grupo de sacerdotes en contacto que se apoyaban.
Comenzó a trabajar en 1972 con los hermanos de Lasalle, y desde la Catedral se fue planteando que no debía hablar de los pobres sin estar a su lado, por lo que fue a vivir un año y medio a una casa de familia, mientras trabajaba en un colegio y atendía la capilla San Roque donde vivió experiencias en la labor con los pobres.
Sin embargo en el colegio por ese tipo de catequesis que su grupo anunciaba, el obispo no aceptó lo que hacían y lo instó a no trabajar allí con lo cual fue convocado con los hermanos lasallanos a Buenos Aires en 1977 y trabajó en un colegio de 3 mil alumnos hasta 1981.
Se planteó no obstante el lugar donde debía estar y ese año se fue a la Diócesis de Añatuya, en el pueblo Campo Gallo de Santiago del Estero, donde se encargó de la pastoral en la campaña en 26 escuelas rurales con un grupo de misioneros, donde vivieron duras experiencias por falta de agua y acercando salud con agentes sanitarios y médicos, retiros y asambleas. Se formó en Ecuador a donde viajó a cursos intensivos.
El padre Pedro fue invitado a Jujuy y llegó el 17 de febrero de 1990. Se instaló en la comunidad de los hermanos Lasalle del barrio Malvinas.