Jujuy al medio de la grilla

Jujuy, en la grilla del reparto de coparticipación de las provincias, se encuentra exactamente en la mitad. Tiene once provincias antes, a saber: Tierra del fuego, Santa Cruz, Formosa, Catamarca, LA Rioja, La Pampa, San Luis, Chaco, Santiago del Estero, San Juan y Rio Negro. Y después de Jujuy, en el lugar doce, le siguen, Entre Ríos corrientes, Chubut, Neuquén, Tucumán Salta, Misiones, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Buenos Aires y Caba. Esto lleva a comprender por qué Jujuy se encuentra -a nivel de distribución de recursos per cápita- en el grupo de provincias de bajos ingreso y alta densidad. Queda al lector, analizar las razones de tanto desequilibrio, -son datos del 2015 y similares a los años anteriores- producto de favores, venganzas, aprietes, y premios y castigos del gobierno nacional que se fue. Los gobiernos provinciales, tienen a su cargo administrar y brindar los servicios de salud, de seguridad, de educación, la obligación de dar trabajo y de contener socialmente a las franjas menos favorecidas de la sociedad. La Nación, a cargo de la seguridad en las fronteras y en las vías navegables, es francamente un fracaso. Las delegaciones de Policía Federal en las provincias, a pesar de sus esfuerzos profesionales, no pasan de ser pequeños grupos sin presencia significativa, como la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Los organismos nacionales como Aduana, Migraciones, PAMI, Anses, entre muchos otros, salvo honrosas excepciones, se comportan como feudos que funcionan de espaldas a los intereses de las provincias y su gente. Las universidades nacionales, cuyos presupuestos de incrementaron notablemente, en muchos casos son enclaves sobredimensionados donde la docencia y la investigación generalmente marchan con sus presupuestos muy por debajo de otras actividades extraacadémicas y francamente político partidarias. La distribución primaria de coparticipación en el año 2015, demuestra que sólo un 27% de la recaudación nacional se entregó a las provincias, y aunque hubieron aumentos significativos de recaudación, este porcentaje es 3.2% menor al promedio de los 1997 al 2000. Son datos tomados del informe anual del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF). Parte de los enormes montos que la Nación maneja, pudieron volver a las provincias, en concepto de leyes especiales o de obras públicas, pero lamentablemente, también se decidieron según la adscripción de las provincias al "modelo nacional" y de acuerdo al grado de la sumisión demostrado.

Jujuy, en la grilla del reparto de coparticipación de las provincias, se encuentra exactamente en la mitad. Tiene once provincias antes, a saber: Tierra del fuego, Santa Cruz, Formosa, Catamarca, LA Rioja, La Pampa, San Luis, Chaco, Santiago del Estero, San Juan y Rio Negro. Y después de Jujuy, en el lugar doce, le siguen, Entre Ríos corrientes, Chubut, Neuquén, Tucumán Salta, Misiones, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Buenos Aires y Caba. Esto lleva a comprender por qué Jujuy se encuentra -a nivel de distribución de recursos per cápita- en el grupo de provincias de bajos ingreso y alta densidad. Queda al lector, analizar las razones de tanto desequilibrio, -son datos del 2015 y similares a los años anteriores- producto de favores, venganzas, aprietes, y premios y castigos del gobierno nacional que se fue. Los gobiernos provinciales, tienen a su cargo administrar y brindar los servicios de salud, de seguridad, de educación, la obligación de dar trabajo y de contener socialmente a las franjas menos favorecidas de la sociedad. La Nación, a cargo de la seguridad en las fronteras y en las vías navegables, es francamente un fracaso. Las delegaciones de Policía Federal en las provincias, a pesar de sus esfuerzos profesionales, no pasan de ser pequeños grupos sin presencia significativa, como la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Los organismos nacionales como Aduana, Migraciones, PAMI, Anses, entre muchos otros, salvo honrosas excepciones, se comportan como feudos que funcionan de espaldas a los intereses de las provincias y su gente. Las universidades nacionales, cuyos presupuestos de incrementaron notablemente, en muchos casos son enclaves sobredimensionados donde la docencia y la investigación generalmente marchan con sus presupuestos muy por debajo de otras actividades extraacadémicas y francamente político partidarias. La distribución primaria de coparticipación en el año 2015, demuestra que sólo un 27% de la recaudación nacional se entregó a las provincias, y aunque hubieron aumentos significativos de recaudación, este porcentaje es 3.2% menor al promedio de los 1997 al 2000. Son datos tomados del informe anual del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF). Parte de los enormes montos que la Nación maneja, pudieron volver a las provincias, en concepto de leyes especiales o de obras públicas, pero lamentablemente, también se decidieron según la adscripción de las provincias al "modelo nacional" y de acuerdo al grado de la sumisión demostrado.