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Rousseff lucha por sobrevivir en la política

Martes, 08 de marzo de 2016 01:30
BRASIL / DILMA ROUSSEFF ENFRENTARÁ UNA DURA SEMANA.
La presidente brasileña, Dilma Rousseff, luchará esta semana por su supervivencia política en el Congreso, los tribunales y las calles, pero sus posibilidades de lograrlo están menguando, estiman analistas.
Rousseff enfrenta en el Congreso un proceso de impeachment (juicio político) por supuestamente maquillar las cuentas públicas, mientras la máxima corte electoral estudia si su campaña a la reelección tuvo financiación ilegal.
Esas amenazas parecían haber disminuido en las últimas semanas. Incluso los bajísimos niveles de popularidad de Rousseff estaban subiendo modestamente.
Pero el viernes se lanzó contra su izquierdista Partido de los Trabajadores lo que el analista Gabriel Petrus calificó de "bomba atómica": el traslado forzado del carismático expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, mentor y predecesor de Rousseff, a declarar ante la Policía por el escándalo de corrupción en la estatal Petrobras.
Lula está acusado de aceptar sobornos de compañías constructoras involucradas en el megaescándalo que defraudó unos 2 mil millones de dólares de la petrolera.
La extraordinaria escena de un poderoso expresidente obligado a entrar a un coche policial rodeado de oficiales vestidos de ropa camuflada y con rifles, llevó las tensiones al punto de ebullición.
Ambos, el oficialismo y la oposición, prometen ahora llevar la lucha a las calles del país, mientras los partidos de oposición en el Congreso se frotan las manos con el nuevo impulso que recibe el impeachment.
Rousseff acusó a la oposición de querer "dividir el país". Los problemas de Brasil se deben a la "sistemática crisis política que provocan aquellos que están disconformes, que perdieron las elecciones (presidenciales de 2014) y quieren anticipar la elección de 2018", lamentó.
Petrus, de la consultora Barral M. Jorge Asociados de Brasilia, dijo que tanto Lula como Rousseff están contra las cuerdas, pero no se dejarán vencer fácilmente. "Los dos bandos están preparándose para esa batalla".
El PT tratará de mostrar sus músculos con una serie de protestas anunciadas en grandes ciudades para los días 8, 18 y 31 de marzo.
Pero analistas creen que la asistencia será mucho menor que en las protestas opositoras convocadas en todo el país el domingo 13. Enormes multitudes pueden influir en la decisión de legisladores de apoyar el impeachment contra Rousseff.
David Fleischer, profesor emérito de ciencia política de la Universidad de Brasilia, sostuvo que los fiscales están "estrechando el cerco" en torno a Lula, quien niega haber recibido sobornos de constructoras y asegura que la operación policial en su contra fue "un show mediático".
"Probablemente estará en la cárcel en un par de semanas" predijo Fleischer. Pero como mostró la reacción al drama del viernes, los simpatizantes del PT ven los embates legales contra Lula y Rousseff como un ataque de la élite contra la esencia misma del movimiento de izquierda.
La peor traición
Analistas aseguran que la suerte de Rousseff se definirá en despachos de fiscales y policías, donde exaliados y examigos involucrados en el escándalo en Petrobras están negociando reducciones de sus penas a cambio de suministrar información.
Según trascendió, quien era el hombre de confianza de Rousseff y el principal líder del PT en el Senado, Delcidio Amaral, acusado de participar en el Petrolao, se prepara para testificar que la presidente obstruyó la investigación de la trama de corrupción. Su presunta delación premiada ha revolucionado el mundo político y podría dar munición gruesa a quienes apoyan el juicio político.

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La presidente brasileña, Dilma Rousseff, luchará esta semana por su supervivencia política en el Congreso, los tribunales y las calles, pero sus posibilidades de lograrlo están menguando, estiman analistas.
Rousseff enfrenta en el Congreso un proceso de impeachment (juicio político) por supuestamente maquillar las cuentas públicas, mientras la máxima corte electoral estudia si su campaña a la reelección tuvo financiación ilegal.
Esas amenazas parecían haber disminuido en las últimas semanas. Incluso los bajísimos niveles de popularidad de Rousseff estaban subiendo modestamente.
Pero el viernes se lanzó contra su izquierdista Partido de los Trabajadores lo que el analista Gabriel Petrus calificó de "bomba atómica": el traslado forzado del carismático expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, mentor y predecesor de Rousseff, a declarar ante la Policía por el escándalo de corrupción en la estatal Petrobras.
Lula está acusado de aceptar sobornos de compañías constructoras involucradas en el megaescándalo que defraudó unos 2 mil millones de dólares de la petrolera.
La extraordinaria escena de un poderoso expresidente obligado a entrar a un coche policial rodeado de oficiales vestidos de ropa camuflada y con rifles, llevó las tensiones al punto de ebullición.
Ambos, el oficialismo y la oposición, prometen ahora llevar la lucha a las calles del país, mientras los partidos de oposición en el Congreso se frotan las manos con el nuevo impulso que recibe el impeachment.
Rousseff acusó a la oposición de querer "dividir el país". Los problemas de Brasil se deben a la "sistemática crisis política que provocan aquellos que están disconformes, que perdieron las elecciones (presidenciales de 2014) y quieren anticipar la elección de 2018", lamentó.
Petrus, de la consultora Barral M. Jorge Asociados de Brasilia, dijo que tanto Lula como Rousseff están contra las cuerdas, pero no se dejarán vencer fácilmente. "Los dos bandos están preparándose para esa batalla".
El PT tratará de mostrar sus músculos con una serie de protestas anunciadas en grandes ciudades para los días 8, 18 y 31 de marzo.
Pero analistas creen que la asistencia será mucho menor que en las protestas opositoras convocadas en todo el país el domingo 13. Enormes multitudes pueden influir en la decisión de legisladores de apoyar el impeachment contra Rousseff.
David Fleischer, profesor emérito de ciencia política de la Universidad de Brasilia, sostuvo que los fiscales están "estrechando el cerco" en torno a Lula, quien niega haber recibido sobornos de constructoras y asegura que la operación policial en su contra fue "un show mediático".
"Probablemente estará en la cárcel en un par de semanas" predijo Fleischer. Pero como mostró la reacción al drama del viernes, los simpatizantes del PT ven los embates legales contra Lula y Rousseff como un ataque de la élite contra la esencia misma del movimiento de izquierda.
La peor traición
Analistas aseguran que la suerte de Rousseff se definirá en despachos de fiscales y policías, donde exaliados y examigos involucrados en el escándalo en Petrobras están negociando reducciones de sus penas a cambio de suministrar información.
Según trascendió, quien era el hombre de confianza de Rousseff y el principal líder del PT en el Senado, Delcidio Amaral, acusado de participar en el Petrolao, se prepara para testificar que la presidente obstruyó la investigación de la trama de corrupción. Su presunta delación premiada ha revolucionado el mundo político y podría dar munición gruesa a quienes apoyan el juicio político.

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