El presidente francés, Francois Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, presentaron ayer una defensa común del acuerdo sobre los refugiados entre la Unión Europea (UE) y Turquía en nombre de la preservación de la libre circulación en Europa que exige el control de las fronteras exteriores.
"Tenemos que volver lo más rápido posible a los procedimientos del espacio Schengen (que establece la libre circulación de personas y mercancias dentro de la Unión) permitiendo a la vez un retorno a sus países, con dignidad, de los refugiados que no pueden hacer valer su derecho solicitando el asilo", señaló Hollande.
En la conferencia de prensa conjunta con Merkel, el jefe del Estado anfitrión insistió en que Francia asumió la parte que le corresponde con los 30 mil refugiados que recibirá este año.
Merkel, en tanto, justificó la pertinencia del acuerdo con Turquía cerrado el pasado 18 de marzo, que prevé la expulsión de los migrantes que lleguen por el mar Egeo a Grecia o que hayan llegado desde entonces, a cambio de aceptar hasta un máximo de 72 mil de los refugiados que se encuentran en Turquía.
"Nos encontramos en una situación muy complicada con un número muy importante de refugiados", señaló la canciller.
Los líderes de las principales economía de la zona euro se esforzaron en mostrar una posición conjunta, que ponga fin a las divergencias constatadas en los últimos meses, y que llegaron a su punto álgido en febrero tras unas declaraciones muy críticas del primer ministro francés, Manuel Valls, con la política inicial de puertas abiertas de Merkel.
La jefa del gobierno alemán dijo estar "muy contenta" de haber coincidido con Valls en Metz, y comentó que "las críticas más bien la estimulan y no la enfadan".
En el texto de conclusiones presentado al término del encuentro de los dos Ejecutivos, Francia y Alemania subrayaron que los acuerdos UE-Turquía para "atajar el flujo de inmigrantes en situación irregular deben aplicarse rápida y plenamente".
Teniendo en cuenta las "condiciones difíciles" en que Grecia tiene que asumir la responsabilidad de gestionar la frontera exterior del espacio Schengen, París y Berlín se comprometieron a enviar hasta 600 agentes para el control de las fronteras y el tratamiento de las demandas de asilo.
Además, adelantaron que "en las próximas semanas" habrá "un crecimiento sustancial" del número de refugiados que serán reenviados de Grecia a Turquía.
También indicaron que van a prestar apoyo a Atenas para que en los controles de los inmigrantes que entran clandestinamente en el país, se cotejen sus identidades con las que están en las bases de datos europeas e internacionales de delincuentes y sospechosos.
Más allá de este asunto, París y Berlín señalaron que Europa debe prepararse para el futuro a un desafío migratorio "que es global, reforzando Schengen y la protección de las fronteras exteriores de la UE".
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El presidente francés, Francois Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, presentaron ayer una defensa común del acuerdo sobre los refugiados entre la Unión Europea (UE) y Turquía en nombre de la preservación de la libre circulación en Europa que exige el control de las fronteras exteriores.
"Tenemos que volver lo más rápido posible a los procedimientos del espacio Schengen (que establece la libre circulación de personas y mercancias dentro de la Unión) permitiendo a la vez un retorno a sus países, con dignidad, de los refugiados que no pueden hacer valer su derecho solicitando el asilo", señaló Hollande.
En la conferencia de prensa conjunta con Merkel, el jefe del Estado anfitrión insistió en que Francia asumió la parte que le corresponde con los 30 mil refugiados que recibirá este año.
Merkel, en tanto, justificó la pertinencia del acuerdo con Turquía cerrado el pasado 18 de marzo, que prevé la expulsión de los migrantes que lleguen por el mar Egeo a Grecia o que hayan llegado desde entonces, a cambio de aceptar hasta un máximo de 72 mil de los refugiados que se encuentran en Turquía.
"Nos encontramos en una situación muy complicada con un número muy importante de refugiados", señaló la canciller.
Los líderes de las principales economía de la zona euro se esforzaron en mostrar una posición conjunta, que ponga fin a las divergencias constatadas en los últimos meses, y que llegaron a su punto álgido en febrero tras unas declaraciones muy críticas del primer ministro francés, Manuel Valls, con la política inicial de puertas abiertas de Merkel.
La jefa del gobierno alemán dijo estar "muy contenta" de haber coincidido con Valls en Metz, y comentó que "las críticas más bien la estimulan y no la enfadan".
En el texto de conclusiones presentado al término del encuentro de los dos Ejecutivos, Francia y Alemania subrayaron que los acuerdos UE-Turquía para "atajar el flujo de inmigrantes en situación irregular deben aplicarse rápida y plenamente".
Teniendo en cuenta las "condiciones difíciles" en que Grecia tiene que asumir la responsabilidad de gestionar la frontera exterior del espacio Schengen, París y Berlín se comprometieron a enviar hasta 600 agentes para el control de las fronteras y el tratamiento de las demandas de asilo.
Además, adelantaron que "en las próximas semanas" habrá "un crecimiento sustancial" del número de refugiados que serán reenviados de Grecia a Turquía.
También indicaron que van a prestar apoyo a Atenas para que en los controles de los inmigrantes que entran clandestinamente en el país, se cotejen sus identidades con las que están en las bases de datos europeas e internacionales de delincuentes y sospechosos.
Más allá de este asunto, París y Berlín señalaron que Europa debe prepararse para el futuro a un desafío migratorio "que es global, reforzando Schengen y la protección de las fronteras exteriores de la UE".