El Gobierno griego comunicó ayer que cuenta en su territorio con 54.142 refugiados, una cifra que no deja de aumentar a pesar de un acuerdo de devolución de migrantes alcanzado entre la Unión Europea (UE) y Turquía y que tenía como objetivo, entre otros, detener las llegadas de migrantes a las costas helenas.
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El Gobierno griego comunicó ayer que cuenta en su territorio con 54.142 refugiados, una cifra que no deja de aumentar a pesar de un acuerdo de devolución de migrantes alcanzado entre la Unión Europea (UE) y Turquía y que tenía como objetivo, entre otros, detener las llegadas de migrantes a las costas helenas.
Solo durante el fin de semana último, en coincidencia con las celebraciones de la Semana Santa ortodoxa, arribaron a las costas de las islas del Egeo oriental 112 migrantes, fundamentalmente a Samos y a Quíos, haciendo aumentar hasta los 8.150 el número de refugiados en estas islas.
Grecia trata de disminuir la presión sobre los campamentos de refugiados y centros de detención cuya capacidad haya sido ampliamente superada para tratar de evitar incidentes violentos como los la semana pasada en la isla de Lesbos, que causaron 15 heridos.
Para ello, las autoridades quieren trasladar a decenas de migrantes de los centros desbordados a otros con espacio disponible.
En el campo de detención de Quíos, por ejemplo, hay 2.265 refugiados en un espacio habilitado para 1.100 personas, mientras que en Samos, donde hay oficialmente 850 plazas, se hacinan 986 migrantes, según las cifras del Gobierno, informó la agencia de noticias EFE.
La situación más crítica se da precisamente en estos campos de detención de las islas del Egeo oriental, en los que la tensión no deja de aumentar ya que a la superpoblación hay que sumar el régimen de confinamiento de los refugiados.
Con motivo de las festividades de la Pascua ortodoxa dichos traslados de migrantes se detuvieron temporalmente, según informó hace unos días el portavoz del Gobierno para la gestión de los refugiados, Yorgos Kyritsis.
Por este motivo, las cifras de refugiados en los campos improvisados en el puerto ateniense del Pireo y en la norteña ciudad de Idomeni se mantienen prácticamente constantes.