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21 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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Buscan beatificación de Visitación "Almita" Sivila

Viernes, 10 de junio de 2016 01:30
<div>CEMENTERIO DEL SALVADOR / LA TUMBA DE VISITACIÓN CIVILA ESTÁ REPLETA DE FLORES, VELAS Y PLACAS. SE UBICA EN EL SECTOR 1.</div><div>
A partir de su fallecimiento en 1908, Visitación Sivila, se convirtió en receptora de plegarias ya sea para el eterno descanso de su alma, como así también para que sirva de "gestora" de pedidos y favores de distintas índoles que van desde salud, trabajo y estudios, al igual que de unión familiar.
A días de haberse cumplido el 108 aniversario de su muerte, acaecida el 1 de junio de 1908, "almita" Sivila, cuenta con miles de devotos en distintos puntos de la provincia, que cotidianamente le rinden homenaje en los santuarios emplazados en el cementerio Del Salvador, donde descansan sus restos, y a la vera de la ruta provincial 56, dónde ocurrió el lamentable hecho que acabó con su vida.
Tal es así de generosa y milagrosa, que llamó la atención de una vecina de la capital jujeña, Ángela Rótolo de Ponce, quien luego de investigar lo acontecido con la joven de 32 años asesinada cuando volvía a su rancho de Monte Alto, decidió escribir un libro biográfico "Visitación Sivila "Almita'' Milagrosa", donde relata los sucesos que derivan en el brutal asesinato de la joven en manos de Leonardo Condorí e inició una cruzada buscando su beatificación.
Visitación Sivila fue una humilde joven que nació en la zona rural conocida como El Totoral, cercana a Las Capillas, y según el relato de Ponce "fue una mujer que sufrió la violencia de género durante mucho tiempo en manos de su esposo de apellido Salazar", lo que motivó el retorno a su hogar materno.
Fue allí donde Visitación Sivila conoció a un hombre de apellido Medrano, con quien mantuvo una relación amorosa que prosperó y se terminaron mudando juntos a un humilde rancho ubicado en Monte Alto, colindante con El Brete, donde está ahora la ruta provincial 56.
"Principalmente ayuda en la unión familiar, en la salud, y en el trabajo. Los estudiantes dicen que también los ayudan", dijo Ponce.
"Por aquellos años toda esa zona era selvática y rutal, le decían El Carmen, aunque se llama Monte Alto", explicó Ponce. Al tiempo que relató que "ella permanentemente venía a San Salvador de Jujuy a vender leche, verdura, granos, porotos y lo que sembraban".
"Ella un día vuelve de la ciudad para ir a su casa con lo que había comprado, y mientras cabalgaba por el monte, se encuentra con que estaba arreglando la montura de su caballo", señaló la autora del libro. Si bien hay algunos escritores que decían que la conocía, "no era así".
"El hombre se llamaba Leonardo Condorí, tenía 25 años, y cuando la ve venir, la detiene y le dice que hacía 4 años que ninguna mujer se le "arrimaba''", mencionó la biógrafa, quien sostuvo que ante el insistente pedido de Condorí, Sivila se negó afirmando que "no iba a permitir que la toque", e inició el forcejeo.
Según explicó Ponce, "Condorí no la podía dominar", y en determinado momento caen al piso, momento en el que ella le dice "vamos al monte para que no nos vean''", afirmó la autora citando la declaración ante la Justicia del propio Condorí; fue en ese momento cuando Sivila intentó escapar en su caballo, pero "él la enlaza y la voltea, y al no poder inmovilizarla le clava un cuchillo en el cuello y muere".
El lugar donde fue asesinada, actualmente está identificado con cruces y pequeños altares a la vera de la ruta 56 en Forestal.
Si bien, de por sí el hecho es aberrante, Condorí comentó necrofilia y "después le cortó las carnes para llevarla a su casa, secarla y comerla, dejando el resto del cuerpo tirado en el campo tapado con ramas".
Mientras tanto, el caballo de Sivila llegó a su rancho, el "marido lo ve llegar solo y sin la silla, por lo que inmediatamente sale a buscar, sin éxito. Buscó dónde fue a realizar las compras y le dijeron que se había ido a su casa", comentó Ponce.
Al otro día, viajó a San Salvador de Jujuy a informar a la Policía, "el comisario Cau le prestó dos hombres para que recorra todo el monte, y fue allí cuando la encontraron muerta".
La investigación continuó para encontrar al asesino, y dan con Leonardo Condorí, a quien lo identificaron por el tipo de caballo, explicó la autora del libro.
La devoción
Desde el momento en que fue asesinada, la gente del lugar comenzó a rezarle y a encomendarse a Visitación Sivila, y el cumplimiento de los distintos pedidos empezó a despertar devoción hacia ella. De hecho, por estos días a la vera de ruta provincial 56 hay un pequeño santuario donde la gente pone flores, velas y placas en agradecimiento por los favores realizados.
Desde su fallecimiento, "empezó a ayudar a muchísima gente", comentó Ponce. "Es a partir de ahí, por la ayuda que brinda, que empezó a ser llamada "Almita'", ya que "es intermediaria entre las personas y Dios".
"Pese al tiempo que pasó, hasta el día de hoy, su tumba en el cementerio está llena de flores y placas; y si uno va cualquier día, encontrará personas de todas las edades pidiéndole", afirmó Ponce.
Más allá de "no tener una historia vinculada a la religiosidad, Sivila, inmediatamente después de haber sido asesinada, la gente empezó a rezarle y a pedirle favores", indicó. Al tiempo que sostuvo que "pienso que la gente le empezó a rezar por la brutalidad de su asesinato" y luego de haber sido enterrada en el sector 1 del cementerio Del Salvador, empezó la devoción hacia ella. "Yo nunca le he pedido nada, pero la admiro mucho porque es una almita que ayuda mucho a la gente", destacó Ponce, quien remarcó que en el libro "que escribí tengo varios testimonios".
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A partir de su fallecimiento en 1908, Visitación Sivila, se convirtió en receptora de plegarias ya sea para el eterno descanso de su alma, como así también para que sirva de "gestora" de pedidos y favores de distintas índoles que van desde salud, trabajo y estudios, al igual que de unión familiar.
A días de haberse cumplido el 108 aniversario de su muerte, acaecida el 1 de junio de 1908, "almita" Sivila, cuenta con miles de devotos en distintos puntos de la provincia, que cotidianamente le rinden homenaje en los santuarios emplazados en el cementerio Del Salvador, donde descansan sus restos, y a la vera de la ruta provincial 56, dónde ocurrió el lamentable hecho que acabó con su vida.
Tal es así de generosa y milagrosa, que llamó la atención de una vecina de la capital jujeña, Ángela Rótolo de Ponce, quien luego de investigar lo acontecido con la joven de 32 años asesinada cuando volvía a su rancho de Monte Alto, decidió escribir un libro biográfico "Visitación Sivila "Almita'' Milagrosa", donde relata los sucesos que derivan en el brutal asesinato de la joven en manos de Leonardo Condorí e inició una cruzada buscando su beatificación.
Visitación Sivila fue una humilde joven que nació en la zona rural conocida como El Totoral, cercana a Las Capillas, y según el relato de Ponce "fue una mujer que sufrió la violencia de género durante mucho tiempo en manos de su esposo de apellido Salazar", lo que motivó el retorno a su hogar materno.
Fue allí donde Visitación Sivila conoció a un hombre de apellido Medrano, con quien mantuvo una relación amorosa que prosperó y se terminaron mudando juntos a un humilde rancho ubicado en Monte Alto, colindante con El Brete, donde está ahora la ruta provincial 56.
"Principalmente ayuda en la unión familiar, en la salud, y en el trabajo. Los estudiantes dicen que también los ayudan", dijo Ponce.
"Por aquellos años toda esa zona era selvática y rutal, le decían El Carmen, aunque se llama Monte Alto", explicó Ponce. Al tiempo que relató que "ella permanentemente venía a San Salvador de Jujuy a vender leche, verdura, granos, porotos y lo que sembraban".
"Ella un día vuelve de la ciudad para ir a su casa con lo que había comprado, y mientras cabalgaba por el monte, se encuentra con que estaba arreglando la montura de su caballo", señaló la autora del libro. Si bien hay algunos escritores que decían que la conocía, "no era así".
"El hombre se llamaba Leonardo Condorí, tenía 25 años, y cuando la ve venir, la detiene y le dice que hacía 4 años que ninguna mujer se le "arrimaba''", mencionó la biógrafa, quien sostuvo que ante el insistente pedido de Condorí, Sivila se negó afirmando que "no iba a permitir que la toque", e inició el forcejeo.
Según explicó Ponce, "Condorí no la podía dominar", y en determinado momento caen al piso, momento en el que ella le dice "vamos al monte para que no nos vean''", afirmó la autora citando la declaración ante la Justicia del propio Condorí; fue en ese momento cuando Sivila intentó escapar en su caballo, pero "él la enlaza y la voltea, y al no poder inmovilizarla le clava un cuchillo en el cuello y muere".
El lugar donde fue asesinada, actualmente está identificado con cruces y pequeños altares a la vera de la ruta 56 en Forestal.
Si bien, de por sí el hecho es aberrante, Condorí comentó necrofilia y "después le cortó las carnes para llevarla a su casa, secarla y comerla, dejando el resto del cuerpo tirado en el campo tapado con ramas".
Mientras tanto, el caballo de Sivila llegó a su rancho, el "marido lo ve llegar solo y sin la silla, por lo que inmediatamente sale a buscar, sin éxito. Buscó dónde fue a realizar las compras y le dijeron que se había ido a su casa", comentó Ponce.
Al otro día, viajó a San Salvador de Jujuy a informar a la Policía, "el comisario Cau le prestó dos hombres para que recorra todo el monte, y fue allí cuando la encontraron muerta".
La investigación continuó para encontrar al asesino, y dan con Leonardo Condorí, a quien lo identificaron por el tipo de caballo, explicó la autora del libro.
La devoción
Desde el momento en que fue asesinada, la gente del lugar comenzó a rezarle y a encomendarse a Visitación Sivila, y el cumplimiento de los distintos pedidos empezó a despertar devoción hacia ella. De hecho, por estos días a la vera de ruta provincial 56 hay un pequeño santuario donde la gente pone flores, velas y placas en agradecimiento por los favores realizados.
Desde su fallecimiento, "empezó a ayudar a muchísima gente", comentó Ponce. "Es a partir de ahí, por la ayuda que brinda, que empezó a ser llamada "Almita'", ya que "es intermediaria entre las personas y Dios".
"Pese al tiempo que pasó, hasta el día de hoy, su tumba en el cementerio está llena de flores y placas; y si uno va cualquier día, encontrará personas de todas las edades pidiéndole", afirmó Ponce.
Más allá de "no tener una historia vinculada a la religiosidad, Sivila, inmediatamente después de haber sido asesinada, la gente empezó a rezarle y a pedirle favores", indicó. Al tiempo que sostuvo que "pienso que la gente le empezó a rezar por la brutalidad de su asesinato" y luego de haber sido enterrada en el sector 1 del cementerio Del Salvador, empezó la devoción hacia ella. "Yo nunca le he pedido nada, pero la admiro mucho porque es una almita que ayuda mucho a la gente", destacó Ponce, quien remarcó que en el libro "que escribí tengo varios testimonios".