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20 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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Crece la tensión política ante pedido de referendo

Viernes, 10 de junio de 2016 01:30
<div>CARACAS / LA POLICÍA CHAVISTA DISPERSO A LOS MANIFESTANTES CON GASES LACRIMÓGENOS Y A FUERZA DE GOLPES.&nbsp;</div><div>
Entre golpes y gases lacrimógenos, diputados opositores y sus simpatizantes protestaron ante la sede del poder electoral para exigir la fecha de ratificación de las firmas que activarán el referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, agravándose la tensión política y social en Venezuela.
"Revocatorio", "tenemos hambre", coreaban ayer desde temprano los opositores a las puertas del Consejo Nacional Electoral (CNE), adonde luego llegaron grupos de chavistas con quienes se enfrentaron a gritos y golpes.
Policías y militares, que custodiaban el edificio, lanzaron gases para dispersar a los manifestantes, mientras que militantes chavistas agredieron con palos a Julio Borges, jefe de la bancada parlamentaria de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
"Íbamos en paz a pedir ser escuchados como cualquier venezolano. Sin embargo, las rectoras (del CNE) se negaron a atendernos. Ellas creen que están por encima de la Constitución, del pueblo", declaró Borges, con la nariz ensangrentada.
Los diputados pretendían entrar al CNE para reclamar la hoja de ruta del referendo, luego de que el martes se les anunció que de las 1,8 millones de firmas que presentó la MUD el 2 de mayo para activar el referendo, son válidas 1,3 millones, seis veces más que el mínimo de 200 mil requeridas por norma.
Casi 40 días después de entregadas las rúbricas, la MUD, que domina el Parlamento, aún no completa el primer paso del engorroso proceso de referendo, pues el CNE no ha definido la fecha de confirmación de las firmas, un proceso que debe hacerse en cinco días, con máquinas que cotejan la huella dactilar.
Una salida del Gobierno
Acusándolo de servir al Gobierno, la MUD sostiene que el CNE demora todo para evitar que el referendo se haga antes de 2017 -cuando se cumplen cuatro años del mandato presidencial-, pues si se hace este año y Maduro pierde se llamará a elecciones. Si se efectúa el año próximo, sería sustituido por el vicepresidente nombrado por el gobernante.
"No vamos a permitir que nos conculquen el derecho de los venezolanos de salir de este Gobierno de ladrones, de corrompidos, mediante el referendo revocatorio en 2016, no el 2017 ni el 2018, este año", afirmó el presidente del Parlamento, Henry Ramos Allup, junto a Borges.
Según las encuestas, de seis a siete de cada diez venezolanos apoya un cambio de Gobierno. Para revocar el mandato de Maduro, la oposición necesita más de los 7,5 millones de votos con que fue elegido en 2013 tras la muerte de Hugo Chávez, quien gobernaba desde 1999.
"Esto es un país polarizado, no puede darse el lujo de un árbitro que no termina de decidir las cosas, que no está siendo claro pese al clima político y social", opinó Ignacio Ávalos, director de la ONG Observatorio Electoral Venezolano.
Las protestas se han vuelto cotidianas al agravarse la escasez de alimentos y medicinas, y el alza del costo de vida, pues el país petrolero tiene la inflación más alta el mundo: 180,9% en 2015 y proyectada al 700% por el FMI para 2016.
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Entre golpes y gases lacrimógenos, diputados opositores y sus simpatizantes protestaron ante la sede del poder electoral para exigir la fecha de ratificación de las firmas que activarán el referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, agravándose la tensión política y social en Venezuela.
"Revocatorio", "tenemos hambre", coreaban ayer desde temprano los opositores a las puertas del Consejo Nacional Electoral (CNE), adonde luego llegaron grupos de chavistas con quienes se enfrentaron a gritos y golpes.
Policías y militares, que custodiaban el edificio, lanzaron gases para dispersar a los manifestantes, mientras que militantes chavistas agredieron con palos a Julio Borges, jefe de la bancada parlamentaria de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
"Íbamos en paz a pedir ser escuchados como cualquier venezolano. Sin embargo, las rectoras (del CNE) se negaron a atendernos. Ellas creen que están por encima de la Constitución, del pueblo", declaró Borges, con la nariz ensangrentada.
Los diputados pretendían entrar al CNE para reclamar la hoja de ruta del referendo, luego de que el martes se les anunció que de las 1,8 millones de firmas que presentó la MUD el 2 de mayo para activar el referendo, son válidas 1,3 millones, seis veces más que el mínimo de 200 mil requeridas por norma.
Casi 40 días después de entregadas las rúbricas, la MUD, que domina el Parlamento, aún no completa el primer paso del engorroso proceso de referendo, pues el CNE no ha definido la fecha de confirmación de las firmas, un proceso que debe hacerse en cinco días, con máquinas que cotejan la huella dactilar.
Una salida del Gobierno
Acusándolo de servir al Gobierno, la MUD sostiene que el CNE demora todo para evitar que el referendo se haga antes de 2017 -cuando se cumplen cuatro años del mandato presidencial-, pues si se hace este año y Maduro pierde se llamará a elecciones. Si se efectúa el año próximo, sería sustituido por el vicepresidente nombrado por el gobernante.
"No vamos a permitir que nos conculquen el derecho de los venezolanos de salir de este Gobierno de ladrones, de corrompidos, mediante el referendo revocatorio en 2016, no el 2017 ni el 2018, este año", afirmó el presidente del Parlamento, Henry Ramos Allup, junto a Borges.
Según las encuestas, de seis a siete de cada diez venezolanos apoya un cambio de Gobierno. Para revocar el mandato de Maduro, la oposición necesita más de los 7,5 millones de votos con que fue elegido en 2013 tras la muerte de Hugo Chávez, quien gobernaba desde 1999.
"Esto es un país polarizado, no puede darse el lujo de un árbitro que no termina de decidir las cosas, que no está siendo claro pese al clima político y social", opinó Ignacio Ávalos, director de la ONG Observatorio Electoral Venezolano.
Las protestas se han vuelto cotidianas al agravarse la escasez de alimentos y medicinas, y el alza del costo de vida, pues el país petrolero tiene la inflación más alta el mundo: 180,9% en 2015 y proyectada al 700% por el FMI para 2016.