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Hasta siempre Barbarita, en tus coplas vivirás

Lunes, 13 de junio de 2016 01:30
<div>BARBARITA CRUZ / SABIA DE LA VIDA, ARTISTA ENTREGADA A LOS DEMÁS.</div>
"Si no cantara no vivo/yo vivo para cantar/el día que yo no cante/la muerte me ha de llevar". La muerte alcanzó este sábado a la madre de la cultura jujeña a los 93 años de edad, pero aunque Barbarita Cruz ya no esté físicamente entre nosotros, sus versos seguirán resonando.
Barbarita Cruz falleció en una fresca mañana de otoño, cerca de las 7, en San Salvador de Jujuy donde vivió este último tiempo acompañada de su sobrina, Susana Pariente.
Horas más tarde de su deceso, las campanas de la capilla Santa Rosa de Lima repicaron anunciando la triste noticia para toda la comunidad purmamarqueña. Sus coplas permanecerán en el tiempo y traspasarán las generaciones, sus ángeles de arcilla serán como un recuerdo vivo para todos los que la querían, sencillamente por ser como una "madre". Nació en 1922 en el pueblo de los siete colores, por estas calles transcurrió su infancia. Posteriormente se trasladó a San Salvador de Jujuy donde vivió por algunos años. Allí forjó sus estudios primarios, la especialidad en Dibujo y cursó en la Escuela de Artes Plásticas, al concluir su carrera volvió a su pueblo natal y con toda su sapiencia se dedicó a enseñar. Fue maestra de muchos purmamarqueños, transmitió todos sus conocimientos, técnicas y experiencia en cerámica, pintura y escultura, desde un taller en su hogar.
En ese pequeño rincón también recibió a muchos artistas de la provincia y del país, que nunca dejaron de visitarla y acordarse de esta gran hacedora cultural, también recordada como una luchadora y "revolucionaria" de la época.
Usaba pantalones, cuando ninguna mujer podía hacerlo, rompía con los prejuicios de la mujer y del patriarcado en una época en la que nadie se animaba a ir contra las reglas, un legado que dejó a todas las mujeres y que fue contado en su propio documental, producción presentada en la plaza 9 de julio de Purmamarca en diciembre del 2014.
Quería ser libre y lo fue, vivió su vida tomando sus propias decisiones, sus años giraron en torno al arte, porque como ella mencionó "el arte es lo más grande que hay en el mundo, en cualquiera de sus ramas".
Las coplas también definieron y atravesaron cada uno de los momentos de la vida de Barbarita y seguramente seguirá cantando desde el lugar que esté.
"Coplas de mi tierra" es el nombre de su libro donde están las rimas que compuso y que a su vez elevaba en el canto y la tranquilidad de su casa. Estos son los recuerdos que hoy traen a la mente, una de sus alumnas, Marta Valdiviezo, una de las últimas generaciones que compartieron con Barbarita, y de Sandra Apaza, quien fue su compañera y cuidadora en los últimos años.
Ellas quizás guardan otros recuerdos además de una gran artista, hoy en sus corazones la llevan como una "madre de la vida". "Barbarita no sólo me enseñó a trabajar con la arcilla, ella me enseñaba a hacer dulces, licores, a cocinar empanadas, siempre pensando y diciéndonos que debíamos saber hacer de todo para que esto sea como una fuente de ingreso y poder sostenernos solas".
"Barbarita fue como una madre, cada vez que la visitábamos nos daba consejos, también jugábamos a las cartas junto a Zulma, Yolanda, Mecha López, Don García, Hugo Cazón, quienes eran sus amigos y siempre la visitaban".
Otros tantos recuerdos de ella hablan de sus gustos "A Barbarita le gustaba mucho el chocolate, era muy coqueta y a pesar del paso de los años, ella quería cumplir con todas sus tareas, y lo hacía aunque con un caminar muy lento y pausado".
Barbarita Cruz tras vivir por muchos años sola en Purmamarca, se trasladó el año pasado a San Salvador por su edad avanzada.
Fue distinguida por el Congreso Nacional con la orden de Mayor Notable y declarada como Patrimonio Cultural Viviente por la UNESCO. Se la recordará también como una de las fundadoras de los Talleres Libres de Artes y Artesanías, creadora de la Biblioteca Popular Viltipoco, defensora de las costumbres y tradiciones. "He nacido en Purmamarca bajo los sauces llorones, rodeada de cardonales y de cerros de colores". "Cantando voy por la vida, recorriendo mi camino", "Con el barro y el pincel bellas cosas quise hacer, con el barro hice un ángel y pintando un clavel", hasta siempre Barbarita.

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"Si no cantara no vivo/yo vivo para cantar/el día que yo no cante/la muerte me ha de llevar". La muerte alcanzó este sábado a la madre de la cultura jujeña a los 93 años de edad, pero aunque Barbarita Cruz ya no esté físicamente entre nosotros, sus versos seguirán resonando.
Barbarita Cruz falleció en una fresca mañana de otoño, cerca de las 7, en San Salvador de Jujuy donde vivió este último tiempo acompañada de su sobrina, Susana Pariente.
Horas más tarde de su deceso, las campanas de la capilla Santa Rosa de Lima repicaron anunciando la triste noticia para toda la comunidad purmamarqueña. Sus coplas permanecerán en el tiempo y traspasarán las generaciones, sus ángeles de arcilla serán como un recuerdo vivo para todos los que la querían, sencillamente por ser como una "madre". Nació en 1922 en el pueblo de los siete colores, por estas calles transcurrió su infancia. Posteriormente se trasladó a San Salvador de Jujuy donde vivió por algunos años. Allí forjó sus estudios primarios, la especialidad en Dibujo y cursó en la Escuela de Artes Plásticas, al concluir su carrera volvió a su pueblo natal y con toda su sapiencia se dedicó a enseñar. Fue maestra de muchos purmamarqueños, transmitió todos sus conocimientos, técnicas y experiencia en cerámica, pintura y escultura, desde un taller en su hogar.
En ese pequeño rincón también recibió a muchos artistas de la provincia y del país, que nunca dejaron de visitarla y acordarse de esta gran hacedora cultural, también recordada como una luchadora y "revolucionaria" de la época.
Usaba pantalones, cuando ninguna mujer podía hacerlo, rompía con los prejuicios de la mujer y del patriarcado en una época en la que nadie se animaba a ir contra las reglas, un legado que dejó a todas las mujeres y que fue contado en su propio documental, producción presentada en la plaza 9 de julio de Purmamarca en diciembre del 2014.
Quería ser libre y lo fue, vivió su vida tomando sus propias decisiones, sus años giraron en torno al arte, porque como ella mencionó "el arte es lo más grande que hay en el mundo, en cualquiera de sus ramas".
Las coplas también definieron y atravesaron cada uno de los momentos de la vida de Barbarita y seguramente seguirá cantando desde el lugar que esté.
"Coplas de mi tierra" es el nombre de su libro donde están las rimas que compuso y que a su vez elevaba en el canto y la tranquilidad de su casa. Estos son los recuerdos que hoy traen a la mente, una de sus alumnas, Marta Valdiviezo, una de las últimas generaciones que compartieron con Barbarita, y de Sandra Apaza, quien fue su compañera y cuidadora en los últimos años.
Ellas quizás guardan otros recuerdos además de una gran artista, hoy en sus corazones la llevan como una "madre de la vida". "Barbarita no sólo me enseñó a trabajar con la arcilla, ella me enseñaba a hacer dulces, licores, a cocinar empanadas, siempre pensando y diciéndonos que debíamos saber hacer de todo para que esto sea como una fuente de ingreso y poder sostenernos solas".
"Barbarita fue como una madre, cada vez que la visitábamos nos daba consejos, también jugábamos a las cartas junto a Zulma, Yolanda, Mecha López, Don García, Hugo Cazón, quienes eran sus amigos y siempre la visitaban".
Otros tantos recuerdos de ella hablan de sus gustos "A Barbarita le gustaba mucho el chocolate, era muy coqueta y a pesar del paso de los años, ella quería cumplir con todas sus tareas, y lo hacía aunque con un caminar muy lento y pausado".
Barbarita Cruz tras vivir por muchos años sola en Purmamarca, se trasladó el año pasado a San Salvador por su edad avanzada.
Fue distinguida por el Congreso Nacional con la orden de Mayor Notable y declarada como Patrimonio Cultural Viviente por la UNESCO. Se la recordará también como una de las fundadoras de los Talleres Libres de Artes y Artesanías, creadora de la Biblioteca Popular Viltipoco, defensora de las costumbres y tradiciones. "He nacido en Purmamarca bajo los sauces llorones, rodeada de cardonales y de cerros de colores". "Cantando voy por la vida, recorriendo mi camino", "Con el barro y el pincel bellas cosas quise hacer, con el barro hice un ángel y pintando un clavel", hasta siempre Barbarita.

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