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El adiós a Emma Bárcena de Gronda

Lunes, 20 de junio de 2016 01:30
EMMA BÁRCENA DE GRONDA / DIFÍCIL DE IMITAR CUANDO SE HAN ROTO LOS MOLDES.
Las cosas del tiempo y el terruño. Sus hombres y mujeres, los recuerdos y el eterno agradecimiento.
Emma Bárcena, la primera directora de El Tribuno de Jujuy cuando las papas quemaban en 1980, año de su aparición, acaba de abandonar este mundo y con ella una parte de la historia nuestra de cada día.
La "gauchita", la vecina de la calle Balcarce. Lo sé por sus jóvenes vecinos de entonces y por mí mismo, además de la pasión animadora para una provincia mejor.
Qué buena persona y qué valor tuvo para estar al frente de un diario que quería abrirse camino hacia lo nuevo, lo distinto en esos tiempos, y qué visión de los empresarios locales a los que ella acompañó.
Y se ve. Lo que otros pensaron y ella ejecutó un buen tiempo, dio sus frutos. Trabajó para eso, con gente comprometida con la democracia que se había perdido.
Supo dejar hacer a los que sabían dónde estaba el norte. No laboró para ella y los trabajadores de aquel entonces no conocimos de mezquindades.
Como las mujeres de antaño y de buena crianza, no le conocí un rencor; miraba y hablaba siempre para adelante, como su madre, manejando un "rana".
Fue como las mujeres de otro tiempo, difícil de imitar cuando se han roto los moldes y el suceder de lo cotidiano ya no es el mismo.
Sobre Emma no hacen falta ditirambos, ni exageraciones cariñosas. Fue una mujer de lucha además de lo doméstico y ganó su lugar.
Con un andar provinciano, jujeño, de familia que no le hace falta declamar su pertenencia ni pertinencia para ocupar espacios públicos la conocimos de "changos".
Ella forma parte de esa historia del "pago chico" y sus antecesores también vinculados políticamente con el "pago grande" pero ya es "harina de otro costal".
A Emma y a su hermana Inés les debo uno de mis "renacimientos". Se lo dije ayer tarde a una compañera de antaño. Su hermana Inés lo sabe, porque se lo expresé, ya que si hay algo noble en esta vida es ser agradecido.
Señora directora, un periodista de aquel entonces, tiempos duros si los hubo: para Usted el mayor de los reconocimientos frente a la majestad de la muerte porque ni Dios ni la Patria le demandarán nada.
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Las cosas del tiempo y el terruño. Sus hombres y mujeres, los recuerdos y el eterno agradecimiento.
Emma Bárcena, la primera directora de El Tribuno de Jujuy cuando las papas quemaban en 1980, año de su aparición, acaba de abandonar este mundo y con ella una parte de la historia nuestra de cada día.
La "gauchita", la vecina de la calle Balcarce. Lo sé por sus jóvenes vecinos de entonces y por mí mismo, además de la pasión animadora para una provincia mejor.
Qué buena persona y qué valor tuvo para estar al frente de un diario que quería abrirse camino hacia lo nuevo, lo distinto en esos tiempos, y qué visión de los empresarios locales a los que ella acompañó.
Y se ve. Lo que otros pensaron y ella ejecutó un buen tiempo, dio sus frutos. Trabajó para eso, con gente comprometida con la democracia que se había perdido.
Supo dejar hacer a los que sabían dónde estaba el norte. No laboró para ella y los trabajadores de aquel entonces no conocimos de mezquindades.
Como las mujeres de antaño y de buena crianza, no le conocí un rencor; miraba y hablaba siempre para adelante, como su madre, manejando un "rana".
Fue como las mujeres de otro tiempo, difícil de imitar cuando se han roto los moldes y el suceder de lo cotidiano ya no es el mismo.
Sobre Emma no hacen falta ditirambos, ni exageraciones cariñosas. Fue una mujer de lucha además de lo doméstico y ganó su lugar.
Con un andar provinciano, jujeño, de familia que no le hace falta declamar su pertenencia ni pertinencia para ocupar espacios públicos la conocimos de "changos".
Ella forma parte de esa historia del "pago chico" y sus antecesores también vinculados políticamente con el "pago grande" pero ya es "harina de otro costal".
A Emma y a su hermana Inés les debo uno de mis "renacimientos". Se lo dije ayer tarde a una compañera de antaño. Su hermana Inés lo sabe, porque se lo expresé, ya que si hay algo noble en esta vida es ser agradecido.
Señora directora, un periodista de aquel entonces, tiempos duros si los hubo: para Usted el mayor de los reconocimientos frente a la majestad de la muerte porque ni Dios ni la Patria le demandarán nada.

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