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"Tenemos que ser campeones porque lo merecemos"

Jueves, 23 de junio de 2016 01:30
<div>LIONEL MESSI YA IMPACTÓ EL BALÓN QUE TERMINARÁ EN EL FONDO DE LA RED DE ESTADOS UNIDOS. CON ESTA CONQUISTA EL ROSARINO SUPERÓ A GABRIEL BATISTUTA EN LA TABLA DE GOLEADORES HISTÓRICOS.</div><div>
Lionel Messi irá el próximo domingo por su tercera final consecutiva con el brazalete de capitán del seleccionado argentino rodeándole el brazo izquierdo, pero esta vez lo único que le importa "es ganar" esta Copa América Centenario de los Estados Unidos "simplemente porque este equipo se lo merece".

"Llegar a una final por tercera vez consecutiva es algo impresionante y ojalá esta vez se nos termine dando porque lo merecemos", manifestó Messi luego de convertirse en el máximo goleador de la historia de la selección argentina con un espléndido golazo de tiro libre que contribuyó a la goleada por 4 a 0 sobre los Estados Unidos en Houston.

"Es que cuando venís de dos finales perdidas el único objetivo que tenés por delante es llegar a otra y ganarla. Y para eso vinimos aquí. Ojalá podamos dar el pasito que nos falta", enfatizó.

Levantar una Copa se convirtió para esta generación de futbolistas que viste de continuo la camiseta del seleccionado en una verdadera obsesión porque saben que el tiempo es impiadoso y si no es ahora, quizás en Rusia 2018 habite la última chance de lograrlo. "Es que sencillamente debemos ser campeones porque nos lo merecemos, porque trabajamos mucho, porque hicimos las cosas bien desde el principio en este torneo ante un rival muy duro como Chile y después fuimos creciendo tanto en lo ofensivo como en lo defensivo. Y eso se debe a que tenemos muchas ganas de quedarnos con esta Copa", remarcó.
"Por ejemplo contra Estados Unidos pudimos jugar más con posesión de pelota como nos gusta, tenerla más y hacerla circular de un lado a otro, porque anotamos temprano. Es que estamos muy efectivos en ataque y eso facilita las cosas", precisó.

Superar a Batistuta

El golazo que le marcó a los estadounidenses, fue digno de la circunstancia que conllevaba, ya que ese tiro libre que se incrustó contra el ángulo superior izquierdo fue el 55 de su colección en la selección, lo que le permitió quebrar el récord que poseía Gabriel Batistuta. Sin embargo fue más atractivo escucharlo contar como preparó semejante zurdazo que el efecto que produjo en él esa conquista. "Estoy feliz de haber batido el récord de Batistuta como máximo goleador del seleccionado argentino, pero como lo vengo diciendo desde el partido anterior con Venezuela en que lo alcancé: estamos aquí para otra cosa", aclaró. "Pero por supuesto que él gol fue lindo, aunque lo preparé bastante antes de elegir a donde rematar. Por eso me puse a atar los cordones de los botines, ya que quería afirmarme bien porque la cancha no estaba bien, y mientras tanto observaba el panorama. Y cuando vi como se paró la barrera y donde se ubicó el arquero, tomé la decisión de pegarle ahí", contó.

Después de esta "distracción" en la amena charla que siempre mantiene con los periodistas, sobre todo los gráficos, el análisis volvió sobre la meta que carcome de ansiedad a los futbolistas argentinos. "Al final uno se queda siempre con ganar o no ganar, pero llegar a tres definiciones en tres años no es cosa de todos los días. Pero también es cierto que a esta altura de las circunstancias lo único que importa es ganar, sobre todo después de venir de jugar dos y perderlas. Eso es lógico".

"Pero así y todo estamos tranquilos, relajados, porque después de jugar cada tres días ahora nos quedan cinco hasta la final del domingo y eso nos va a venir bien, aunque mañana -por hoy- tengamos otro viaje por delante", apuntó.

Sin embargo Messi vuelve permanentemente hacia atrás en el tiempo, porque quiere valorar las dos finales anteriores a rajatabla.

"A las anteriores finales en el Mundial de Brasil y la Copa América de Chile también llegamos de buena manera y las perdimos por detalles. Pero desde la del año pasado hasta ahora crecimos mucho como equipo y como grupo, y eso es muy importante", valoró.

El panorama de lesionados
En el días después de la goleada sobre Estados Unidos que los clasificó a su tercera final consecutiva en tres años, el Seleccionado Argentino ayer arrancó con una práctica matutina bajo el impiadoso sol de Houston, con una temperatura que ya al amanecer orillaba los 30 grados, con signos de cansancio en el plantel por el esfuerzo de jugar tres días con viajes intermedios. Dentro de ese panorama se observaron dos "heridos en combate" ante los estadounidenses como Augusto Fernández, que permaneció sentado sobre un banco lateral al campo de juego de la Rise University, tras padecer un desgarro grado uno.
A su lado se sentó el delantero Ezequiel Lavezzi con su yeso a cuestas, ya que sufrió una luxo fractura del codo izquierdo por la que será atendido hoy, cuando la delegación arribe por la tarde a Nueva York, por el médico David Archeck, del hospital HSS de especialidades óseas, y allí se determinará si será necesaria una intervención quirúrgica o solamente con esta aplicación podrá ir soldando el hueso quebrado.
Otros dos futbolistas que también están recuperándose de lesiones pero pudieron trabajar diferenciado fueron Javier Pastore, quien corrió alrededor del terreno de juego y luego realizó piques cortos; y Nicolás Gaitán, quien elongó exhaustivamente y luego realizó piques cortos. Ambos se están restableciendo de sendos desgarros.
Las buenas noticias, en cambio, pasaron por lo recuperado que se mostró Ángel Di María, lo que le abre una gran chance de ser titular el domingo en lugar de Lavezzi, mientras que Lucas Biglia se perfila claramente para relevar a Fernández.
Quien también trabajó en la faz regenerativa fue Marcos Rojo, quien luego de la anticipada salida en el cotejo de ayer por una sobrecarga en el muslo derecho generó preocupación.
De esta manera, el seleccionado argentino, está preparado para alinear a Sergio Romero, Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi, Ramiro Funes Mori y Marcos Rojo; Lucas Biglia, Javier Mascherano y Ever Bnega; Lionel Messi, Gonzalo Higuaín y Di María.

Cuarta final en las últimas ediciones
Con su goleada ante Estados Unidos, la Selección Argentina se metió en su cuarta final de las últimas cinco Copa América, desde Perú 2004 hasta esta edición Centenario 2016, en la que espera cortar su racha negativa. Argentina lleva una sequía de 23 años sin títulos internacionales, desde la Copa América de Ecuador 1993.
La maldición “albiceleste” en los duelos decisivos por Copa América comenzó en Perú-2004, cuando cayó por penales ante Brasil 4-2 luego de igualar en dos goles un partido que fue ganando hasta el minuto 90+7 cuando Adriano empató para la “canarinha”.
Javier Mascherano es el único sobreviviente de aquel equipo dirigido por Marcelo Bielsa. Tres años más tarde, en Venezuela 2007, la “albiceleste” volvió a verse las caras en la final con Brasil y esta vez perdió con un contundente 3 a 0. Además de Mascherano, ya estaba en el once titular Lionel Messi.
La siguiente Copa América se disputó en 2011 en Argentina, y fue en casa precisamente que los de Messi no alcanzaron el partido decisivo por única vez desde 2004, cayendo en cuartos de final por penales ante Uruguay. Estuvieron en aquel clásico el crack del Barcelona, Mascherano, Romero, Agüero, Di María, Higuaín, Biglia y Pastore.
La última final jugada por Argentina es la del año pasado en Chile 2015, donde cayó ante el local 4-1 en los penales tras igualar sin goles en los 120 minutos.
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Lionel Messi irá el próximo domingo por su tercera final consecutiva con el brazalete de capitán del seleccionado argentino rodeándole el brazo izquierdo, pero esta vez lo único que le importa "es ganar" esta Copa América Centenario de los Estados Unidos "simplemente porque este equipo se lo merece".

"Llegar a una final por tercera vez consecutiva es algo impresionante y ojalá esta vez se nos termine dando porque lo merecemos", manifestó Messi luego de convertirse en el máximo goleador de la historia de la selección argentina con un espléndido golazo de tiro libre que contribuyó a la goleada por 4 a 0 sobre los Estados Unidos en Houston.

"Es que cuando venís de dos finales perdidas el único objetivo que tenés por delante es llegar a otra y ganarla. Y para eso vinimos aquí. Ojalá podamos dar el pasito que nos falta", enfatizó.

Levantar una Copa se convirtió para esta generación de futbolistas que viste de continuo la camiseta del seleccionado en una verdadera obsesión porque saben que el tiempo es impiadoso y si no es ahora, quizás en Rusia 2018 habite la última chance de lograrlo. "Es que sencillamente debemos ser campeones porque nos lo merecemos, porque trabajamos mucho, porque hicimos las cosas bien desde el principio en este torneo ante un rival muy duro como Chile y después fuimos creciendo tanto en lo ofensivo como en lo defensivo. Y eso se debe a que tenemos muchas ganas de quedarnos con esta Copa", remarcó.
"Por ejemplo contra Estados Unidos pudimos jugar más con posesión de pelota como nos gusta, tenerla más y hacerla circular de un lado a otro, porque anotamos temprano. Es que estamos muy efectivos en ataque y eso facilita las cosas", precisó.

Superar a Batistuta

El golazo que le marcó a los estadounidenses, fue digno de la circunstancia que conllevaba, ya que ese tiro libre que se incrustó contra el ángulo superior izquierdo fue el 55 de su colección en la selección, lo que le permitió quebrar el récord que poseía Gabriel Batistuta. Sin embargo fue más atractivo escucharlo contar como preparó semejante zurdazo que el efecto que produjo en él esa conquista. "Estoy feliz de haber batido el récord de Batistuta como máximo goleador del seleccionado argentino, pero como lo vengo diciendo desde el partido anterior con Venezuela en que lo alcancé: estamos aquí para otra cosa", aclaró. "Pero por supuesto que él gol fue lindo, aunque lo preparé bastante antes de elegir a donde rematar. Por eso me puse a atar los cordones de los botines, ya que quería afirmarme bien porque la cancha no estaba bien, y mientras tanto observaba el panorama. Y cuando vi como se paró la barrera y donde se ubicó el arquero, tomé la decisión de pegarle ahí", contó.

Después de esta "distracción" en la amena charla que siempre mantiene con los periodistas, sobre todo los gráficos, el análisis volvió sobre la meta que carcome de ansiedad a los futbolistas argentinos. "Al final uno se queda siempre con ganar o no ganar, pero llegar a tres definiciones en tres años no es cosa de todos los días. Pero también es cierto que a esta altura de las circunstancias lo único que importa es ganar, sobre todo después de venir de jugar dos y perderlas. Eso es lógico".

"Pero así y todo estamos tranquilos, relajados, porque después de jugar cada tres días ahora nos quedan cinco hasta la final del domingo y eso nos va a venir bien, aunque mañana -por hoy- tengamos otro viaje por delante", apuntó.

Sin embargo Messi vuelve permanentemente hacia atrás en el tiempo, porque quiere valorar las dos finales anteriores a rajatabla.

"A las anteriores finales en el Mundial de Brasil y la Copa América de Chile también llegamos de buena manera y las perdimos por detalles. Pero desde la del año pasado hasta ahora crecimos mucho como equipo y como grupo, y eso es muy importante", valoró.

El panorama de lesionados
En el días después de la goleada sobre Estados Unidos que los clasificó a su tercera final consecutiva en tres años, el Seleccionado Argentino ayer arrancó con una práctica matutina bajo el impiadoso sol de Houston, con una temperatura que ya al amanecer orillaba los 30 grados, con signos de cansancio en el plantel por el esfuerzo de jugar tres días con viajes intermedios. Dentro de ese panorama se observaron dos "heridos en combate" ante los estadounidenses como Augusto Fernández, que permaneció sentado sobre un banco lateral al campo de juego de la Rise University, tras padecer un desgarro grado uno.
A su lado se sentó el delantero Ezequiel Lavezzi con su yeso a cuestas, ya que sufrió una luxo fractura del codo izquierdo por la que será atendido hoy, cuando la delegación arribe por la tarde a Nueva York, por el médico David Archeck, del hospital HSS de especialidades óseas, y allí se determinará si será necesaria una intervención quirúrgica o solamente con esta aplicación podrá ir soldando el hueso quebrado.
Otros dos futbolistas que también están recuperándose de lesiones pero pudieron trabajar diferenciado fueron Javier Pastore, quien corrió alrededor del terreno de juego y luego realizó piques cortos; y Nicolás Gaitán, quien elongó exhaustivamente y luego realizó piques cortos. Ambos se están restableciendo de sendos desgarros.
Las buenas noticias, en cambio, pasaron por lo recuperado que se mostró Ángel Di María, lo que le abre una gran chance de ser titular el domingo en lugar de Lavezzi, mientras que Lucas Biglia se perfila claramente para relevar a Fernández.
Quien también trabajó en la faz regenerativa fue Marcos Rojo, quien luego de la anticipada salida en el cotejo de ayer por una sobrecarga en el muslo derecho generó preocupación.
De esta manera, el seleccionado argentino, está preparado para alinear a Sergio Romero, Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi, Ramiro Funes Mori y Marcos Rojo; Lucas Biglia, Javier Mascherano y Ever Bnega; Lionel Messi, Gonzalo Higuaín y Di María.

Cuarta final en las últimas ediciones
Con su goleada ante Estados Unidos, la Selección Argentina se metió en su cuarta final de las últimas cinco Copa América, desde Perú 2004 hasta esta edición Centenario 2016, en la que espera cortar su racha negativa. Argentina lleva una sequía de 23 años sin títulos internacionales, desde la Copa América de Ecuador 1993.
La maldición “albiceleste” en los duelos decisivos por Copa América comenzó en Perú-2004, cuando cayó por penales ante Brasil 4-2 luego de igualar en dos goles un partido que fue ganando hasta el minuto 90+7 cuando Adriano empató para la “canarinha”.
Javier Mascherano es el único sobreviviente de aquel equipo dirigido por Marcelo Bielsa. Tres años más tarde, en Venezuela 2007, la “albiceleste” volvió a verse las caras en la final con Brasil y esta vez perdió con un contundente 3 a 0. Además de Mascherano, ya estaba en el once titular Lionel Messi.
La siguiente Copa América se disputó en 2011 en Argentina, y fue en casa precisamente que los de Messi no alcanzaron el partido decisivo por única vez desde 2004, cayendo en cuartos de final por penales ante Uruguay. Estuvieron en aquel clásico el crack del Barcelona, Mascherano, Romero, Agüero, Di María, Higuaín, Biglia y Pastore.
La última final jugada por Argentina es la del año pasado en Chile 2015, donde cayó ante el local 4-1 en los penales tras igualar sin goles en los 120 minutos.

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