Como el sol se demoraba en salir, el payaso siguió contándoles a la Cruz y a la Guanti que después de escribir libros de autoayuda, se sumó a las huestes de un circo donde comprendió para qué podía servirle ese maquillaje que usaba. ¿Y para qué le sirvió?, quiso saber Carla porque quedó intrigada ante el silencio del payaso, quien la miró y, sorprendido, le respondió que le sirvió para ser payaso.
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Como el sol se demoraba en salir, el payaso siguió contándoles a la Cruz y a la Guanti que después de escribir libros de autoayuda, se sumó a las huestes de un circo donde comprendió para qué podía servirle ese maquillaje que usaba. ¿Y para qué le sirvió?, quiso saber Carla porque quedó intrigada ante el silencio del payaso, quien la miró y, sorprendido, le respondió que le sirvió para ser payaso.
¿Usted se está burlando de nosotras?, le preguntó Carla Cruz y el payaso le respondió que sí, que así como el maquillaje blanco y rojo hacen al payaso, también la burla es importante en mi oficio, dijo. Imagínense si las conversaciones de un payaso fueran serias, nos moriríamos de hambre porque la gente paga la entrada del circo para reírse, para asombrarse o para asustarse, pero jamás para aburrirse.
Y convendrán ustedes conmigo, les dijo el payaso poniendo un gesto más que grotesco, que si algo no les está pasando es aburrirse, les dijo a lo que Bruselas y Carla le respondieron que en parte era cierto, porque pasaban las horas y, aunque el sol no saliera en una nueva mañana luminosa, el tiempo se les pasaba más o menos entretenido.
¿Cómo?, les preguntó el payaso. ¿Ustedes esperan que regrese el día? Si, dijo Carla Cruz alarmada, y el payaso corroboró su sospecha al decirle que entonces estaban equivocadas, porque en esta noche nunca es de día. ¿Por eso será que la llaman noche?, se preguntó poniendo el gesto de que su pregunta era, por lo menos, inteligente. De todos modos no tienen nada mejor que hacer, ¿no?