¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

21°
24 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Caminante no hay camino...

Martes, 07 de junio de 2016 01:30

Cuando desde la dirección me dijeron que para celebrar nuestro día haríamos algo distinto y me contaron el proyecto, ahí a boca de jarra, casi sin pensarlo, porque lo tenía pensado desde siempre, surgió tu nombre Oscar d´Oliveira.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Cuando desde la dirección me dijeron que para celebrar nuestro día haríamos algo distinto y me contaron el proyecto, ahí a boca de jarra, casi sin pensarlo, porque lo tenía pensado desde siempre, surgió tu nombre Oscar d´Oliveira.

No sólo había aceptado el desafío propuesto, sino que además sentí que me había metido en un brete de esos que son complicados de afrontar.

No era ni fácil ni difícil, sencillamente era un compromiso, con vos y conmigo. No voy a negar que un cosquilleo frio recorrió todo mi cuerpo y me surgió la pregunta ¿le gustará a Oscar que hablemos de él?

Pero no tardé en entender que hablando de vos, estaría hablando de mí, de mi historia de vida, del largo camino recorrido desde aquel día en que sin querer y tal vez sin darnos cuenta me tomaste de la mano y me metiste en tu mundo.

Ese mundo que vos amabas y del que jamás te podrías haber alejado. Porque para vos el diario, se llame como se llame, era tu vida. Apoyaste uno y mil proyectos, porque tu vida era una quimera y la noticia una pasión.

Los de mi generación no podemos negar ni ocultar nuestros inicios: Pregón en ese viejo edificio donde se respiraba el olor de la tinta, de los químicos de fotocomposición, de sus personajes perdidos y olvidados en el tiempo, entre ellos, también estuviste vos y por esos designios de la vida también yo.

Pero vos no te perdiste, ni en el tiempo ni en el espacio, siempre fuiste vos, auténticamente vos y por suerte pude permanecer a tu lado.

Eran muchos los escalones que se debían recorrer y ahí yo, ni siquiera en el primero, con ganas pero sin coraje, atado a la silla de corrección, corrigiendo a los monstruos de la época, que osadía y atrevimiento el mío.

Sentado en un escritorio compartido las largas tiras de fotocomposición y a mis espaldas ustedes, y yo quería ser uno más, entonces una noche de esas, complicadas, apareciste vos, con tu cámara, tu grabador y esa frase que muchos piensan que es un latiguillo, entre ellos yo, "paren, paren tengo algo importante para publicar".

Fue en ese momento cuando despertaste mi admiración, mandaste a revelar el rollo, te sentaste frente a la Olivetti y la hiciste volar, pero también hiciste volar mis sueños y fue la primera vez que escuché la más tierna, dulce y maravillosa orden en mi vida profesional "vení purrete vamos a cerrar el diario", no sabía de qué me hablabas pero si entendí que debía ser algo importante.

Y a partir de aquel momento me convertí en tu sombra y bendito sea el Altísimo que me iluminó y que sin palabras me dijo este es tu camino.

Me inicié a tu lado y sin querer cerré una etapa de mi vida profesional también a tu lado, y al igual que vos tuve el sueño del periódico propio y juntos pudimos hacer "Sin compromiso" allá por el 2006/07.

Sin lugar a dudas sé que hoy estarías orgulloso de verme sentado en esta redacción, tan parecidas a las mismas que vos formaste, armaste, amaste y construiste. Porque fue de tu mano que llegué a El Tribuno de Jujuy aunque vos seguiste anclado al viejo diario, sentí que podía volar solo, como los pichones al abandonar el nido.

Como en aquel ayer marcado a fuego, hoy le pasa a algunos soñadores como vos lo mismo, que tuvieron el coraje de apostar por mí, son también de tu misma estirpe.

Te dije hablar de vos era necesariamente hablar de mí.

Y hoy que no estás físicamente, pero si en el corazón de la familia de este tu diario, El Tribuno de Jujuy, quiero decirte gracias, como siempre tarde, tal vez lo debí haber hecho antes, porque tuve la suerte de conocerte, tratarte y valorarte. Porque fuiste mi padre en la profesión, mi guía, mi consejero y siempre con esa inmensa humildad que te distinguía, mi par.

Si fuera Mendieta el perro personaje de la historieta de Fontanarrosa podría decir "que lo parió!!!"

Gracias Oscar por haberme permitido conocer tu mundo, que en definitiva hoy es el mío.