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El "jefe Napo" Aramayo

Martes, 07 de junio de 2016 01:30
NAPOLEÓN ARAMAYO
A Napoleón Aramayo lo conocí el día en que entré a un diario a buscar trabajo; era "El Diario" y en ese entonces, allá por 1988, estaba en la calle Gemes casi esquina Patricias Argentinas, dirigido por Laura Barberis.

No tenía idea de que, quien me hizo la entrevista laboral, ya había sido jefe en las redacciones de Pregón y El Tribuno, y director de Prensa de Casa de Gobierno, por mencionar algo de su trayectoria. Ese día el "jefe Napo" pasó por el diario cerca del mediodía, justo cuando yo estaba en el mostrador preguntando por trabajo. -Ese es el jefe de Deportes, con él tiene que hablar, me dijo Barberis.
Lo primero que me preguntó fue si sabía escribir a máquina.
-¿Qué más hace?
-Estudio Antropología en la Facultad de Humanidades.
Al rato ya tenía trabajo y la primera tarea que me encomendó fue entrevista al boxeador "Ardilla" Miranda.

No sabía cómo hacer la entrevista pero el mayor problema era que no tenía idea de dónde encontrar al boxeador.

Volví y le pregunté.
-Usted vea!!, me recriminó, pero ahí nomás cuando me iba y antes de salir por la puerta el "jefe Napo" hizo lo que siempre hacía: orientar y enseñar.
-Creo que entrena en Castañeda, pregunte ahí.
En ese entonces a las notas se elaboraba en máquina de escribir. Después de pasar la mía me le quedaba observando para ver cómo corregía.
"Ya que está ahí parado lleve esto al tipeado", me decía, siempre en ese tono renegón, mirando por encima de los lentes, pero insinuando una sonrisa entre burlona y bonachona.
Fue un maestro porque con su estilo y forma de ser influyó en varias generaciones de periodistas jujeños. Siempre decía que había que usar el grabador lo menos posible.
Cuando cerró el diario y yo me quedé sin trabajo, seguramente hubo alguien que poco después llamó a la redacción de El Tribuno para que me incorporaran.
Napoleón Aramayo, oriundo de Purmamarca, es egresado de la Universidad de La Plata, institución universitaria nacional que durante mucho tiempo fue la única formadora de periodistas en Argentina.
Rara vez lo veo acá en la ciudad, pero cuando lo encuentro lo saludo como lo hacen todos los periodistas que trabajaron con él, con mucho afecto, respeto y agradecimiento.
Un día, estando ya en El Tribuno me llaman de la Dirección para proponerme el cargo de Secretario de Redacción.
No supe qué hacer porque todos los colegas que iba a tener a mi cargo eran mayores, y no sólo eso, cómo hacer frente a toda una producción de noticias todos los días.
Le pedí al director que me diera un día para responder y me fui corriendo a ver al "jefe Napo" que trabajaba a la mañana en la oficina de prensa de Casa de Gobierno. Le conté mi caso, se sonrió y me dijo:
-Vea, lo primero es que no tiene que dejar pasar la oportunidad, no va a haber otra. Por lo demás no se preocupe, mire, en cada página, arriba tiene que poner algo de importancia, siempre, el resto no importa.
Es una premisa que no falla y que siempre se la repito a los compañeros de la redacción cuando plantean páginas.
Hay muchos periodistas principiantes que no lo conocen, por eso elegí referirme a él en este día tan especial. Espero que no se enoje.

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A Napoleón Aramayo lo conocí el día en que entré a un diario a buscar trabajo; era "El Diario" y en ese entonces, allá por 1988, estaba en la calle Gemes casi esquina Patricias Argentinas, dirigido por Laura Barberis.

No tenía idea de que, quien me hizo la entrevista laboral, ya había sido jefe en las redacciones de Pregón y El Tribuno, y director de Prensa de Casa de Gobierno, por mencionar algo de su trayectoria. Ese día el "jefe Napo" pasó por el diario cerca del mediodía, justo cuando yo estaba en el mostrador preguntando por trabajo. -Ese es el jefe de Deportes, con él tiene que hablar, me dijo Barberis.
Lo primero que me preguntó fue si sabía escribir a máquina.
-¿Qué más hace?
-Estudio Antropología en la Facultad de Humanidades.
Al rato ya tenía trabajo y la primera tarea que me encomendó fue entrevista al boxeador "Ardilla" Miranda.

No sabía cómo hacer la entrevista pero el mayor problema era que no tenía idea de dónde encontrar al boxeador.

Volví y le pregunté.
-Usted vea!!, me recriminó, pero ahí nomás cuando me iba y antes de salir por la puerta el "jefe Napo" hizo lo que siempre hacía: orientar y enseñar.
-Creo que entrena en Castañeda, pregunte ahí.
En ese entonces a las notas se elaboraba en máquina de escribir. Después de pasar la mía me le quedaba observando para ver cómo corregía.
"Ya que está ahí parado lleve esto al tipeado", me decía, siempre en ese tono renegón, mirando por encima de los lentes, pero insinuando una sonrisa entre burlona y bonachona.
Fue un maestro porque con su estilo y forma de ser influyó en varias generaciones de periodistas jujeños. Siempre decía que había que usar el grabador lo menos posible.
Cuando cerró el diario y yo me quedé sin trabajo, seguramente hubo alguien que poco después llamó a la redacción de El Tribuno para que me incorporaran.
Napoleón Aramayo, oriundo de Purmamarca, es egresado de la Universidad de La Plata, institución universitaria nacional que durante mucho tiempo fue la única formadora de periodistas en Argentina.
Rara vez lo veo acá en la ciudad, pero cuando lo encuentro lo saludo como lo hacen todos los periodistas que trabajaron con él, con mucho afecto, respeto y agradecimiento.
Un día, estando ya en El Tribuno me llaman de la Dirección para proponerme el cargo de Secretario de Redacción.
No supe qué hacer porque todos los colegas que iba a tener a mi cargo eran mayores, y no sólo eso, cómo hacer frente a toda una producción de noticias todos los días.
Le pedí al director que me diera un día para responder y me fui corriendo a ver al "jefe Napo" que trabajaba a la mañana en la oficina de prensa de Casa de Gobierno. Le conté mi caso, se sonrió y me dijo:
-Vea, lo primero es que no tiene que dejar pasar la oportunidad, no va a haber otra. Por lo demás no se preocupe, mire, en cada página, arriba tiene que poner algo de importancia, siempre, el resto no importa.
Es una premisa que no falla y que siempre se la repito a los compañeros de la redacción cuando plantean páginas.
Hay muchos periodistas principiantes que no lo conocen, por eso elegí referirme a él en este día tan especial. Espero que no se enoje.