El cardenal y primado de Gallias, uno de las figuras más importantes de la iglesia francesa, llegó ayer hacia las 06.00 hora local, a la brigada de protección de la familia como testigo, por el momento no imputado, en el marco de una investigación preliminar.
Cuando termine, la fiscalía tendrá que decidir si continua investigando y si es así transmitir entonces el caso a un tribunal o a un juez de instrucción.
El interrogatorio coincide con la publicación la semana pasada de una carta del papa Francisco, que hasta ahora ha apoyado a Barbarin, en la que abre la vía a la revocación de obispos en caso de "negligencia" en casos de pederastia.
El cardenal Philippe Barbarin tendrá que dar explicaciones sobre el caso del sacerdote Bernard Preynat, inculpado en enero pasado por agresiones sexuales cometidas entre 1986 y 1991 contra varios boy scouts.
El caso es complejo porque se trata de hechos remotos y Barbarin, que asegura no haber encubierto nunca ninguna agresión sexual, no llegó a la diócesis de Lyon hasta 2002, once años después de las últimas agresiones investigadas por la justicia.
Las principales incógnitas son desde cuando estaba al corriente la jerarquía, de qué información disponía y quien la proporcionó y porque la Iglesia dejó en el cargo al sacerdote, que estaba en contacto con niños, sin denunciarlo hasta 2015.
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El cardenal y primado de Gallias, uno de las figuras más importantes de la iglesia francesa, llegó ayer hacia las 06.00 hora local, a la brigada de protección de la familia como testigo, por el momento no imputado, en el marco de una investigación preliminar.
Cuando termine, la fiscalía tendrá que decidir si continua investigando y si es así transmitir entonces el caso a un tribunal o a un juez de instrucción.
El interrogatorio coincide con la publicación la semana pasada de una carta del papa Francisco, que hasta ahora ha apoyado a Barbarin, en la que abre la vía a la revocación de obispos en caso de "negligencia" en casos de pederastia.
El cardenal Philippe Barbarin tendrá que dar explicaciones sobre el caso del sacerdote Bernard Preynat, inculpado en enero pasado por agresiones sexuales cometidas entre 1986 y 1991 contra varios boy scouts.
El caso es complejo porque se trata de hechos remotos y Barbarin, que asegura no haber encubierto nunca ninguna agresión sexual, no llegó a la diócesis de Lyon hasta 2002, once años después de las últimas agresiones investigadas por la justicia.
Las principales incógnitas son desde cuando estaba al corriente la jerarquía, de qué información disponía y quien la proporcionó y porque la Iglesia dejó en el cargo al sacerdote, que estaba en contacto con niños, sin denunciarlo hasta 2015.